Augusto José Antonio Roa Bastos nació el 13 de junio de 1917 en Asunción, Paraguay. Es considerado el escritor paraguayo más importante del siglo XX y uno de los exponentes de la novelística hispanoamericana.
Roa Bastos vivió su infancia en Iturbe, pueblo de cultura bilingüe castellano-guaraní. A los 8 años fue enviado a Asunción a completar sus estudios y vivió con su tío abuelo, que fomentó su afición a la lectura, tal como había hecho su madre. Fue voluntario como auxiliar de enfermería durante la Guerra del Chaco (1931-1935), que enfrentó Paraguay y Bolivia, experiencia que luego volcó en su obra.
A los trece años inició su carrera literaria al escribir, junto con su madre, la pieza teatral La carcajada y, dos años más tarde, su primer relato, “Lucha hasta el alba”. Cuando terminó la guerra, se desempeñó como empleado bancario y trabajó de periodista para el diario El País. En 1942 publicó su primer poemario.
En 1947, Roa Bastos se vio obligado a exiliarse a Paraguay en medio de una guerra civil y se instaló en Buenos Aires, donde publicaría la mayoría y las más significativas de sus obras: El trueno entre las hojas (1953), Hijo de hombre (1960), El baldío (1966), Madera quemada (1967), Los pies sobre el agua (1967), Moriencia (1969), Cuerpo presente (1971) y Yo el Supremo (1974). En ellas reflexiona sobre el poder, la miseria, la explotación, la violencia, así como explora el medio rural y el interior paraguayo, y la cultura guaraní. Además de dedicarse a oficios muy variados, en Buenos Aires se desempeñó como redactor en el diario Clarín y desarrolló una carrera relevante como guionista cinematográfico.
En 1976, con motivo del golpe de Estado en Argentina, el autor se exilió a Francia, donde trabajó como profesor de literatura latinoamericana y guaraní. En 1982 intentó ingresar a Paraguay, pero fue detenido y deportado por la dictadura de Stroessner. Desde entonces, la crítica a la dictadura paraguaya sería una constante en sus producciones escritas.
En Europa recibió varios reconocimientos por su obra y su labor en la defensa de los derechos humanos, y se le concedió la nacionalidad francesa. En 1989 recibió el máximo galardón a las letras hispanas, el Premio Cervantes. Pronto pudo volver a Paraguay, luego de que el dictador Stroessner fuera derrocado. Allí publicó nuevas novelas en las que continuó trabajando el tema del poder y recrudeció la crítica al régimen stronista. En 2003, Fidel Castro lo invitó a Cuba, donde se le otorgó la Medalla José Martí, en homenaje a su obra y su apoyo a la revolución.
Aquejado por problemas cardiovasculares, falleció en Asunción el 26 de abril de 2005.