Edith Jones Wharton nació en 1862 en una acaudalada familia de Nueva York. Creció en una casa con una increíble biblioteca de unos 600 a 700 volúmenes. Los Jones deseaban que su hija fuera una buena lectora de autores europeos, como Shakespeare, Milton y otros novelistas y poetas de primer nivel. Edith Jones, al igual que muchas de las jóvenes de su posición social, no concurrió a la escuela. Fue educada por institutrices en su casa. Las institutrices no sólo le enseñaron las habilidades sociales necesarias para las mujeres de su clase, sino que también la alentaron en su amor por el aprendizaje y los libros. Edith comenzó a escribir a temprana edad. Escribió su primera novela a los once años. A medida que fue creciendo continuó escribiendo aún cuando la sociedad neoyorquina de esa época no consideraba que esa fuese una ocupación adecuada para una mujer.
Edith contrajo matrimonio a los 23 años, una edad algo avanzada para su clase, dónde corría el riesgo de convertirse en una solterona. Se casó con Edward (Teddy) Wharton, veinte años mayor que ella. Llevaron una vida refinada en la sociedad neoyorquina, yendo con frecuencia de vacaciones a Newport, Rhode Island y Europa. A pesar de eso, Wharton era infeliz en su matrimonio. Se enamoró al menos dos veces de hombres de su misma edad. Durante esos tiempos difíciles, escribió cada vez más, lo que le sirvió como refugio.
Wharton publicó su primer cuento en 1891. Escribió cuarenta y dos libros, entre los que se encuentran La casa de la alegría (1905), Etham Frome (1911) y Verano (1917). Cuando se divorció de Teddy Wharton en 1913, disponía de suficientes ingresos por sus libros como para sostenerse económicamente. Se mudó a París y allí continuó escribiendo.
Wharton se transformó en una de las figuras literarias norteamericanas más importantes de comienzos del Siglo XX. Sus novelas arrojaron luz sobre el complejo mundo de la clase alta, un mundo al que pocos novelistas de su tiempo lograron mostrar con tanta precisión y autoridad. En sus escritos expuso muchas de las hipocresías que modelaban la cambiante clase alta norteamericana. Sin embargo, su importancia va más allá de la sociedad de clase alta que ella ayudó a mostrar al público lector. Wharton fue una autora que inspiró a otros autores, algunos contemporáneos a ella y a varias autores de la actualidad. La experta Adelaide R. Tintner escribió: “debemos recordar que la imaginación creativa de Wharton tuvo influencia en el entorno literario de su época... Dentro de su entorno literario deben considerarse a aquellos autores que, después de su muerte, heredaron su legado. La parte más interesante de su legado para los escritores de la actualidad parece ser su vida y su 'figura'”.
Wharton murió en París en 1937.