Hojas de hierba

Hojas de hierba Resumen y Análisis "Venido de Paumanok"

Resumen

Whitman comienza su viaje desde Paumanok, “la isla que tiene forma de pez” (p. 23) en la que nació, y dice que ha recorrido muchas tierras y que ahora mora en Manhattan o en lugares apartados de las ciudades, donde puede pensar y crear sin el tumulto de las multitudes. Así, toma consciencia de la tierra que lo rodea: los ríos abundantes como el Misuri y el Niágara. En solitario, Whitman se propone entonar “el himno de un Nuevo Mundo” (p. 24).

La vida, proclama Whitman, es “Victoria, unión, fe, identidad, tiempo” (p. 24) y él contempla el paso de generación tras generación y la transmisión constante de la cultura hasta llegar a los americanos, conquistadores de la libertad, que escucharán su canto, que es un canto para Estados Unidos. Luego, mientras pide a América que recoja sus “hojas de hierba” (p. 25), es decir, sus poemas, también da crédito a la larga tradición de poetas, filósofos y sacerdotes que forjaron la cultura, y a las naciones “antaño pujantes, ahora reducidas” (p. 26) por todo lo que han otorgado a la creación de la nueva tierra que descubre con su canto. Sin embargo, al final de dicho pasaje, Whitman declara que él se encuentra en su propio tiempo y en su propia tierra, separado de esa historia antigua.

Luego, Whitman presenta al alma como su amante, y dice que sus poemas están escritos pensando en ella; si bien son poemas sobre el cuerpo y la mortalidad del cuerpo, en lo material es donde su yo poético encuentra la espiritualidad: “y haré los poemas de mi cuerpo y de la inmortalidad, / porque creo que entonces yo mismo me halagaré con los poemas / de mi alma y de la inmortalidad” (p. 27). Más adelante, expone su proyecto poético: escribirá para los estados y para la libertad, tanto para el presidente como para cualquier persona, para un colectivo que está conformado por la noción de los Estados Unidos como gran nación; su canto será de amistad y del “ideal de amor viril” (p. 27) que se siente entre compañeros y camaradas.

En las secciones siguientes, Whitman indica que sus poemas también hablarán de todo lo malo y admite que tanto él como su nación tienen un lado oscuro, ya que el mal es una dimensión importante en la constitución del Yo. Con estos poemas, Whitman declara inaugurar una religión basada en la adoración del cuerpo y de la nación.

Su proyecto poético continúa, y ahora se concentra en la naturaleza de su poesía, que revela cómo todas las cosas en el universo y en la naturaleza están conectadas entre sí y forman parte de un todo, un alma total y universal. En este sentido, todos los poemas cantarán al alma.

Finalmente, Whitman proclama que todos los estados y las regiones forman parte de él, y él forma parte de ellos. Toda la sección 14 está dedicada a la descripción de las diversas regiones que conforman los Estados Unidos, desde Colorado y Ontario hasta California. Asimismo, Whitman es el compañero de todos los hombres y desea unirse y ser uno con todos ellos. En los últimos versos, el poeta llama al lector a ser su compañero y viajar con él por esas tierras.

Análisis

Del mismo modo en que un aventurero trazaría un mapa de su viaje antes de partir, Whitman también intenta dibujar un mapa poético del territorio que sus cantos buscan explorar. Este es el propósito de "Venido de Paumanok", nombre nativo americano que recibe Long Island, un lugar en el que Whitman pasó mucho tiempo durante su infancia. Fue allí que descubrió por primera vez las maravillas de la naturaleza y un mundo totalmente diferente al paisaje urbano de Brooklyn, donde el joven vivía con sus padres.

El uso del nombre nativo americano representa la búsqueda del origen, propia de Whitman, quien estaba preocupado por la historia de su entorno natural. Al ubicar su punto de partida en Long Island, el autor sugiere que su viaje se inició a una edad temprana, durante su infancia. Además, en la versión original, cuando Whitman menciona su lugar de morada, Manhattan, también utiliza el nombre nativo, Mannahatta. De esta forma, su yo poético resalta la conexión del lugar donde vive con su historia y su trasfondo natural más primitivo, antes incluso del desarrollo de la gran ciudad de Nueva York.

“Venido de Paumanok” puede leerse como un poema autobiográfico, en el que el yo poético de Walt Whitman expresa información que coincide directamente con su personalidad real y concreta por fuera del poema. En las 19 secciones que lo componen, el lector puede comprobar la progresión de pensamientos y sueños del autor, desde su infancia hasta sus relaciones amorosas, y puede comprender así la maduración progresiva de su subjetividad. Conforme avanza el poema, el sujeto poético se aleja del Walt Whitman de carne y hueso y se convierte en el yo poético total que abarca tanto al autor como al lector e, incluso, a toda la humanidad en su conjunto. En este movimiento, Whitman pretende aproximarse al lector para hacerlo participar de su proyecto poético y de su forma de comprender el mundo. Así, al inicio del poema, el lector ocupa un rol pasivo, limitándose a observar la narración de la vida de Whitman, y al final, en un gesto totalizante, comprende que tanto la vida como los viajes del poeta son sus propios viajes y su propia experiencia.

Whitman se comprende a sí mismo y al hombre moderno como ahistóricos, es decir, fuera del tiempo y el espacio que confinan y ordenan a las generaciones anteriores. Esta dimensión ahistórica, parece indicar Whitman, es algo particular de la democracia y del Nuevo Mundo. Por supuesto, Whitman comprende que los Estados Unidos son un producto de la historia y están asentados sobre la base de la cultura occidental europea, pero considera que la nueva democracia que está naciendo en sus tierras es un logro supremo de la civilización, nunca antes alcanzado. Esta apología de los Estados Unidos no significa que Whitman los considera una nación perfecta, ya que es muy consciente de las injusticias y de la imperfección de la sociedad de la que forma parte, sino que más bien observa el germen, el inicio de una estructura que puede tender a la perfección en una tierra democrática. Por eso, Whitman piensa en las generaciones futuras y alienta a los futuros lectores a alejarse de sus historias individuales y mediocres para comprender y participar de la realidad mayor y sublime que está naciendo en Estados Unidos.

En este poema, Whitman también revela su proyecto de escritura y orienta al lector sobre cómo leer toda su obra poética. En primer lugar, declara que escribirá sobre su nación y sobre la libertad, en lo que puede considerarse su propósito político. Sus poemas políticos intentarán definir lo que él considera que es una perfección democrática que, aunque todavía no se ha concretado, funciona como la energía potencial de los Estados Unidos. Luego dice que escribirá para los presidentes y que hará “un canto del Uno formado por todos estos Estados / el Uno armado de dientes y chispeante, cuya cabeza está por sobre todos, / el Uno resuelto y guerrero, involucrándolos a todos” (p. 27).

Esta noción del “Uno” engloba la idea de nación y de comunidad, y comprende a cada sujeto en su individualidad y a la sociedad como expresión colectiva; además, la idea de unidad también engloba a toda la naturaleza y a la espiritualidad, algo que Whitman expresa al indicar que le canta al alma, entendida como la conexión espiritual entre todos los elementos de la creación: “habiendo contemplado los objetos del universo, compruebo / que no hay ninguno, ni la más ínfima parte de ninguno, que / no tenga referencia con el alma” (p. 33).

En este fragmento ya se perfilan las doctrinas panteístas y animistas que observan al mundo como un todo interconectado, en el que cada elemento participa al mismo tiempo de la divinidad y expresa un aspecto de esa divinidad absoluta. En "Canto a mí mismo", esta concepción del mundo se desarrollará en profundidad.

Finalmente, Whitman indica que escribirá sobre la virilidad, el amor varonil y el compañerismo. En estos apartados, el poeta enaltece el amor como la gran base para todos sus poemas e invita al lector a convertirse en su amante. De esta forma, el yo poético termina de expresar su proyecto y se arroja, en los próximos poemas, a un viaje épico y, a la vez, personal.

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