Alejandro Dumas nace el 24 de julio de 1802 en Villers-Cotterets, un pequeño pueblo al noreste de Francia. Su padre fue un general del ejército de Napoleón y eligió ese lugar para vivir luego de su retiro. Hoy ese pueblo es conocido precisamente por ser la cuna de uno de los autores más prolíficos y populares del siglo XIX.
A lo largo de su larga carrera literaria, Dumas cultiva el género dramático y el género narrativo con igual maestría. La mayoría de sus obras narran aventuras en las que los personajes triunfan gracias a su fuerza vital y tenacidad.
La primera fuente de inspiración para sus tramas es su padre, cuyas historias sobre los triunfos y adversidades del ejército napoleónico asombran y fascinan a Dumas desde pequeño. Por desgracia, el general muere solo cuatro años después del nacimiento de su hijo, y la madre de Dumas es quien se encarga del chico y de su educación. Durante mucho tiempo, la madre de Dumas evita a toda costa separarse de su hijo y no permite que vaya a estudiar el París, lo que lo deja sin una educación superior. Recién cuando a la madre ya no le queda suficiente dinero para sus gastos, accede a que Dumas se mude a la capital.
Allí, Dumas intenta restablecer los lazos con antiguos amigos de su padre. En ese momento, las conexiones sociales son fundamentales para hacerse un lugar en París. Gracias a que el general que representa a Villers-Cotterets en la cámara de diputados tiene conexiones políticas y conoce la calidad de la caligrafía de Dumas, el joven escritor consigue un puesto al servicio del duque de Orleans. De todas maneras, para ese momento Dumas tiene otras pretensiones y ya sueña con ser escritor y vivir de los frutos de sus producciones literarias.
Pronto empieza a concretar su sueño y escribe la obra dramática Henri III et sa cour. La puesta en escena de esa obra se realiza en febrero del 1829 y tiene buen recibimiento. Debido a su espíritu inquieto, Dumas se interesa por la vida política e ingresa a la Guardia Nacional. Mientras, su producción artística no cesa y estrena cinco obras de teatro en 1831.
Las obras más celebradas del autor, El conde Montecristo y Los tres mosqueteros, aparecen en los años 1844 y 1845. Dumas trabaja asiduamente, pero también cuenta con un equipo de escritores con quienes colabora. El proceso de escritura empieza con una idea, luego los secretarios de Dumas que conocen y pueden emular su estilo escriben la obra y, finalmente, Dumas revisa y corrige esos manuscritos antes de que sean publicados. Este procedimiento en su producción literaria es blanco de críticas y le trae, en más de una ocasión, problemas legales. A pesar de estas controversias, el público espera con ansias cada nueva producción de Dumas. Algunas de sus obras se publican a modo de folletín.
La popularidad de Dumas le permite vivir de su tarea como escritor. Sin embargo, el estilo de vida que lleva no le permite solventar sus deudas y, a pesar de su éxito, se encuentra constantemente en crisis. Tal es su endeudamiento que se ve forzado a dejar París para huir de sus acreedores. Solo le es posible regresar cuando consigue saldar parte de los préstamos.
Su interés por la política no mengua, lo que lo lleva en 1860 a Nápoles para entrevistarse con Giuseppe Garibaldi, quien se ha rebelado contra los borbones al declararse dictador de Nápoles y Sicilia. En su visita, Dumas se involucra a tal punto que asume un cargo como superintendente de un museo.
En 1864 vuelve a París. A partir de esa fecha será su hijo, que ha amasado su propia fortuna como escritor, quien liquide las deudas de su padre y lo mantenga hasta su muerte en 1870.
Sus novelas históricas como, por ejemplo, El conde Montecristo son las más leídas aún hoy. De todas maneras, el término novela histórica se ajusta solo parcialmente dado que los hechos históricos sirven como telón de fondo para las aventuras que viven sus protagonistas. Dumas no duda en introducir cambios en la historia y en presentar su propia versión de los entretelones de los acontecimientos históricos.
Los lectores contemporáneos siguen disfrutando de la capacidad de Dumas para imaginar tramas llenas de acción, equívocos, obstáculos y oportunidades de superación y, en definitiva, una versión intrépida del espíritu humano.
Alejandro Dumas muere de un ataque al corazón el 5 de diciembre de 1870, en Francia.