Giovanni Boccaccio nace en 1313, hijo del mercader toscano Boccaccio di Chellino. Poco se sabe de cierto sobre quién fue su madre. De acuerdo con el relato mítico que el propio escritor hace de su vida, la madre es una dama francesa a la que su padre conoce en París, donde dice haber nacido. Lo más verídico es que Boccaccio haya nacido hijo natural de su padre, en el pueblo de Certaldo, en Florencia.
Giovanni Boccaccio tiene una infancia infeliz en Florencia, sobre todo porque su padre no quiere complacer las inclinaciones literarias de su hijo. En 1328 es enviado por su padre a Nápoles a estudiar comercio en la compañía comercial de los Bardi. Allí conoce el mundo de la aristocracia comercial, así como el de la caballería y el feudalismo, profundamente entrelazados con aquella. Durante su estancia en Nápoles, estudia derecho canónico y, a pesar de los conflictos con su familia, se dedica a los estudios literarios de forma autodidáctica. Según su biografía novelesca, en Nápoles conoce y se enamora de una mujer a la que llama Fiammetta, más tarde identificada con Maria d’Aquino, hija natural del rey Roberto de Anjou y casada con un conde de la familia. Fiammetta será un personaje que aparece en varias obras de Boccaccio, incluida el Decamerón.
La obra temprana de Boccaccio, de su período en Nápoles, está constituida por La caza de Diana (c.1334), el Filocolo (“Cuita de amor”, c.1336) y el Filostrato (“Vencido por el amor”, c.1338). En estos relatos, el amor y la caballería ocupan un lugar destacado, al igual que en la mayoría de las historias de la época. Pero la obra de Boccaccio se distingue de las demás por la forma en que incorpora sus propias observaciones de la vida cotidiana, y por el estilo bello y ornamental de su italiano. Alrededor de 1341 escribe el poema épico Teseida y la Comedia de las ninfas florentinas, y en 1342, Amorosa visión, poema inspirado en la Divina Comedia.
Cuando en 1340 la compañía de los Bardi cae en bancarrota, Boccaccio regresa a Florencia y vive allí una vida llena de dificultades económicas. Ocupa diferentes cargos al servicio de la ciudad, por los que realiza varios viajes diplomáticos. De regreso en Florencia, Boccaccio escribe Elegía de Madonna Fiammetta y Ninfale fiesolano. Se encuentra allí durante la peste negra de 1348, contexto en el que se ubica el relato que enmarca las historias del Decamerón. Es probable que Boccaccio escriba la que será reconocida como su obra maestra entre 1348 y 1353. Mientras trabaja en el Decamerón, Boccaccio es nombrado embajador de Florencia ante los señores de Romaña en 1350, consejero municipal, y también embajador ante Luis, duque de Baviera, en el Tirol en 1351, así como embajador ante el papa Inocencio VI en 1354. Estos y otros cargos demuestran lo estimado que es por sus conciudadanos.
En 1350, Boccaccio conoce a Petrarca en Florencia y lo toma como su maestro. El intercambio de conocimientos, ideas y materiales de estos escritores sienta las bases del Humanismo. Boccaccio intenta redescubrir y reinterpretar textos antiguos, así como también busca mejorar la literatura en lenguas modernas, estableciendo normas para ella. Sin Boccaccio, la culminación literaria del Renacimiento italiano sería históricamente incomprensible. De la década de 1350 es la obra el Corbacho.
Durante los últimos años de su vida, a medida que se debilita físicamente, Boccaccio comienza a llevar una vida cada vez más austera. Distanciado de su obra de la juventud, a la que considera vulgar, casi intenta quemar su biblioteca y el Decamerón, pero Petrarca lo disuade de hacerlo. Boccaccio realiza su destacada labor literaria llevando una vida empobrecida. Solo puede mantenerse transcribiendo sus propias obras o las de otros. En 1373 toma el encargo de leer en público la Divina Comedia de Dante, de la que es uno de los primeros comentadores. La salud de Boccaccio continúa empeorando y se retira a Certaldo, donde muere en 1375. Sus obras sirvieron de inspiración a Geoffry Chaucer, Miguel de Cervantes y William Shakespeare, lo que demuestra el valor y la atemporalidad de su obra.