Herbert Gorge Wells es un escritor británico reconocido, junto al francés Julio Verne, como uno de los padres fundadores de la ciencia ficción, aunque él mismo siempre se resistió a esta etiqueta y consideró sus trabajos como "romances científicos", para resaltar su humanidad y quitarle importancia a las ideas abstractas que ponían en juego.
H.G. Wells nace en en Inglaterra el 21 de septiembre de 1866, en el seno de una familia pobre, precariedad que lo marcaría por el resto de su vida y lo convertiría al socialismo: Wells consideraba que la civilización moderna, con su sistema capitalista y su división de clases, estaba condenada, y que los ideales comunistas serían el remedio. En su juventud gana una beca y puede asistir a una institución que ahora forma parte del Colegio Imperial de Ciencia y Tecnología, donde estudia bajo la tutoría de T.H. Huxley, un famoso darwinista. Durante sus estudios y en sus años como educador, siempre cultiva su potencial literario: mientras estudia con Huxley funda una revista a la que llama Science Schools Journal (Diario de las escuelas de ciencias). Sin embargo, encuentra la teoría y las prácticas de laboratorio de sus clases aburridas y cansadoras, y abandona la universidad para convertirse en profesor de ciencia en una pequeña escuela privada. Durante este período edita una publicación llamada University Correspondent (Corresponsal Universitario) y publica "El redescubrimiento de lo Único", un ensayo filosófico, en la Fortnightly Review (La Crítica Quincenal). Pronto se vuelve muy famoso gracias a estos ensayos y a sus cuentos cortos y, a medida que su revista se hace más conocida, comienza a escribir las obras de ciencia ficción que se volverían sus obras más aclamadas.
La primera novela de H. G. Wells, La máquina del tiempo (1895), es escrita como una forma de enfrentar la pobreza, y sirve como una dura crítica al capitalismo. En la novela, un hombre viaja al futuro y se encuentra con una distopía en la que dos especies distintas han evolucionado a partir de la clase dominante y la clase obrera. La novela pone en evidencia las miserias del sistema victoriano en Inglaterra, un país fuertemente industrializado y de grandes contrastes entre pobres y ricos, y se convierte en un éxito inmediato. Las siguientes novelas que publica son La isla del Doctor Moreau (1986), El hombre invisible (1987) y La guerra de los mundos (1988), siendo todas ellas éxitos de ventas que lo consagran como escritor y le ganan un lugar privilegiado en el canon de la ciencia ficción. En La guerra de los mundos, la descripción de la invasión marciana a Inglaterra resulta para la sociedad tan aterradora que es adaptada a la radio en 1938 por el actor y director Orson Wells como si se tratara de una emisión real y "de emergencia", lo que causa una ola de histeria masiva en los Estados Unidos.
Además de dedicarse a la escritura, Wells se interesa por la política y desarrolla una carrera como periodista en la que muestra una personalidad cargada de contradicciones. Predica el socialismo por muchos años, aunque luego se arrepiente y lo rechaza; a su vez, está a favor de los derechos de las mujeres pero engaña sistemáticamente a sus esposas. Es también un promotor de la Primera Guerra Mundial, a la que llama "La Guerra que terminará todas las guerras", pero tras la Segunda Guerra Mundial, encuentra el mundo como un lugar mucho más horroroso que cualquiera de sus ficciones. Como autor consagrado, gana influencia en el mundo político y llega a relacionarse con grandes líderes mundiales, incluyendo a Winston Churchill, Theodore Roosevelt, Vladimir Lenin y Joseph Stalin, frente a los cuales no se muestra intimidado, y de quienes se gana el respeto o la enemistad, dependiendo de la época y de su alineamiento ideológico.
Wells también encuentra su cuota de admiradores y detractores en el mundo literario. Por años sostiene una relación de amor-odio con el escritor norteamericano Henry James. Ambos reconocen el potencial del otro, pero se pasan 20 años enviándose cartas para criticarse los trabajos y sus técnicas. Otros escritores, más concentrados en la interioridad de sus personajes, como Virginia Woolf, llegan a considerar a Wells como su antítesis literaria. Así y todo, Wells es una figura amada por todos aquellos que aprecian la literatura como medio de expresión de preocupaciones intelectuales y de la lucha de clases.
La carrera literaria de Wells se derrumba poco a poco luego de 1920. Los críticos lo acusan de transformarse en un propagandista descarado, y sus preocupaciones intelectuales se cristalizan y no evolucionan, a la vez que su espíritu beligerante no lo ayuda a ganarse amigos. Otra causa de la caída de Wells se relaciona con su pérdida de ilusiones en el mundo. Mientras la realidad se aproxima velozmente a los mundos distópicos que sus novelas habían predicho, Wells no tiene más alternativa que volcarse a la no ficción para dar respuestas a los interrogantes de la época. Así, escribe su Esquema de la Historia Universal en 1920, luego del cual sus obras sobre utopías pierden credibilidad entre lectores y críticos. A pesar de todo, Wells sigue siendo considerado una de las figuras más importantes de la ciencia ficción, incluso hasta la actualidad. H.G. Wells muere en 1946, a los 79 años, debido a un cáncer hepático.