La vuelta de Martín Fierro

La vuelta de Martín Fierro Guía de Estudio

En 1872, cuando José Hernández publica El gaucho Martín Fierro, la idea de escribir una segunda parte del poema no está en su mente. En los siete años que pasan hasta la publicación de La vuelta de Martín Fierro en 1879, se vuelve evidente el éxito del primer poema, el cual alcanza su undécima edición y unos cuarenta y ocho mil ejemplares vendidos. También en este tiempo las circunstancias políticas de Hernández cambian: ya no se encuentra, como cuando publica El gaucho Martín Fierro, en abierta oposición al gobierno de turno; su actitud es ahora mucho más conciliadora con quienes detentan el poder, y eso se percibe claramente en La vuelta de Martín Fierro.

El gaucho Martín Fierro termina con la renuncia de Fierro a la sociedad que lo ha marginado, con su decisión de alejarse de la vida civilizada perdiéndose en territorio indígena. El hecho de que La vuelta de Martín Fierro proponga un regreso del gaucho a esa sociedad que lo expulsó cambia las condiciones del primer poema: a partir de su publicación, El gaucho Martín Fierro pasará a ser conocido como la Ida, mientras que su segunda parte, la Vuelta. No obstante, es necesario remarcar que El gaucho Martín Fierro y La vuelta de Martín Fierro nunca se publicaron juntos durante la vida del autor. El Martín Fierro, la suma de la Ida y de la Vuelta, es producto del efecto de las lecturas que integran los dos poemas en uno solo, hasta convertirlo en el gran poema nacional de la literatura argentina.

En las “Cuatro palabras de conversación con los lectores” con las que introduce la primera edición de La vuelta de Martín Fierro, José Hernández da cuenta de la intención más conciliadora y moralizante de este poema. Si bien no renuncia a la crítica social sobre las condiciones del gaucho que caracteriza la Ida, aquí el autor pone más el foco en que la lectura amena y agradable sirva para enseñar “que el trabajo honrado es la fuente principal de toda mejora y bienestar”, así como para enaltecer “las virtudes morales que nacen de la ley natural y que sirven de base a todas las virtudes sociales” (p.272).

Otra de las diferencias más notorias entre los dos poemas es la pluralidad de voces. Mientras en la Ida Fierro es el principal cantor y narrador de la historia —con excepción de Cruz, que toma la voz del poema entre los cantos 10 y 12—, en la Vuelta son varios los personajes que toman la posta del canto, como los hijos de Fierro, Picardía y el Moreno. Estas voces se encuentran frente a un público que escucha los relatos, en una situación similar a otras de larga tradición literaria, como los encuentros en el medio del camino o en una venta de las novelas de aventuras como el Quijote, en los que cada personaje cuenta su historia, para que luego se descubra que se vinculan entre sí. En la Vuelta, Picardía resulta ser hijo de Cruz, y el Moreno se revela como el hermano del negro, a quien Martín Fierro dio muerte en la Ida.

Este cruce con modelos más antiguos de la tradición popular no le quita a La Vuelta de Martín Fierro su pertenencia más cercana al género gauchesco, lo que se manifiesta en la utilización de algunos de sus recursos más característicos: la elección de un ámbito rural y de personajes vinculados a la vida en la campaña argentina; el tratamiento de las preocupaciones y los saberes de un tipo social, el gaucho; y la recuperación de su forma de hablar característica, de acuerdo a cómo la literatura gauchesca reconstruye literariamente ese lenguaje.

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