Alejo Carpentier es un famoso escritor cubano nacido en 1904 en Lausana, Suiza. Si bien hay ciertas dudas sobre su origen exacto, la versión más aceptada y la que él mismo sostuvo durante toda su vida es que su padre fue el arquitecto francés Georges Álvarez Carpentier y su madre, Lina Valmont, una profesora de idiomas de origen ruso. Dado el interés de su padre por la cultura hispánica , la familia de Carpentier se muda a La Habana, donde Alejo crece en contacto con campesinos blancos y negros que viven en la pobreza. Carpentier plasmará esta realidad de los pobres en su literatura.
La infancia de Carpentier coincide con los primeros años de la República Independiente de Cuba, por lo que la educación que recibe es todavía de corte eminentemente hispanista, ya que los materiales didácticos no habían sido actualizados aún a la nueva realidad del país. A los once años, su familia se traslada a una finca cerca de La Habana, y sus padres se encargan de la educación de Alejo hasta sus diecisiete años. Su padre le enseña sobre literatura y su madre sobre música, despertando así las dos pasiones que el escritor sostendrá toda su vida. Sin embargo, cuando su padre abandona la familia, él debe comenzar a trabajar para ayudar a su madre. En 1920 ingresa a la Escuela de Arquitectura de La Habana, aunque la abandona rápidamente, y en 1921 comienza su carrera como periodista. Si bien deja la carrera inconclusa para realizar un viaje a Francia, se dedica al periodismo por el resto de su vida.
Al regresar de Francia, dos años después, comienza a redactar artículos de crítica musical y teatral para los medios cubanos La Discusión y El Heraldo. Entre 1924 y 1928 ocupa el puesto de redactor de la revista Carteles. Durante un viaje a México para asistir a un congreso de periodistas conoce al pintor mexicano Diego Rivera, con quien mantendrá una larga amistad. Los años 20 son en general un periodo de formación y crecimiento artístico; llega a conocer todos los barrios de La Habana y a descubrir el ambiente de la Habana Vieja, elementos que luego poblarán sus ensayos y novelas. En esa época se implica también en el vanguardismo cubano y se interesa por la política. Aunque en general suele participar de grupos dedicados al arte, se involucra en la lucha contra la dictadura de Gerardo Machado y se opone al capitalismo norteamericano.
En 1927 es apresado durante siete meses tras ser acusado de comunista. Durante ese tiempo en prisión redacta la primera versión de su novela ¡Ecué-Yamba-Ó!, y en 1928 huye a Francia para escapar del régimen Machadista. Vive en Europa entre 1927 y 1939, periodo en el que colabora con diversas revistas con poemas y artículos sobre música, y se une al movimiento surrealista, el cual influye considerablemente en sus obras. Aunque en general se dedica a escribir en español, Carpentier también escribió en francés para la revista Révolution Surréaliste al lado de Louis Aragon y Paul Eluard, entre otros.
En 1933 publica su primera novela, ¡Ecué-Yamba-Ó! y en 1936, tras la caída del régimen de Machado, visita Cuba, pero continúa residiendo en Francia hasta 1939. En 1943, ya radicado en Latinoamérica, hace un viaje a Haití junto a su esposa, Lilia Esteban, en el que descubre el mundo Latinoamericano y postula la noción de lo real maravilloso. Producto de ese viaje es El reino de este mundo, novela publicada en México en 1949.
Entre 1945 y 1959 vive autoexiliado en Caracas, donde se desempeña como periodista, crítico musical y editor de cuentos. Estos años son muy prolíficos para su obra literaria, y allí compone tres de sus grandes novelas: Los pasos perdidos (1952), inspirada en la geografía venezolana y con la que ganó el premio de la crítica parisina al mejor libro extranjero; El acoso (1956), y El siglo de las luces (1962), gran novela sobre el periodo de la ilustración en Cuba. Su labor periodística también destaca en estos años, tiempo en el que escribe más de 1000 artículos para el diario El Nacional. A su vez, enseña literatura en la Universidad Central de Venezuela y trabaja para una agencia de publicidad de Caracas.
En 1959 Carpentier regresa a Cuba y se instala en La Habana. En 1962 llega a ser el director ejecutivo de la Editorial Nacional de Cuba, órgano fundamental del gobierno revolucionario, encargado de organizar las exigencias editoriales del Ministerio de Educación y el Consejo Nacional de Universidades, entre otros. En 1964, además de tener cargos consulares en Francia, dirige un programa cultural en Radio Habana, "La cultura en Cuba y el mundo", en el cual se abordan la literatura y la música en América Latina.
En la década del 70, Carpentier comienza a recibir premios y títulos honoríficos, entre los que destacan el de Doctor Honoris Causa en Lengua y Literatura Hispánicas, el premio internacional Alfonso Reyes y el premio Miguel de Cervantes, recibido de manos del rey Juan Carlos.
Alejo Carpentier fallece en París el 24 de abril de 1980, mientras desempeñaba funciones diplomáticas en la ciudad.