Francisco de Quevedo es uno de los escritores más importantes en lengua española de la historia. Es un ícono del Siglo de Oro español, junto a otros autores importantes, como Góngora, Cervantes y Lope de Vega.
Quevedo nace en 1580 en Madrid, en una familia bien posicionada de hidalgos. Su padre, Pedro Gómez de Quevedo, es secretario de María de Austria, la hermana del rey Felipe II, y, luego, de la reina Ana de Austria. Su madre, María de Santibañez, es dama de la reina.
Francisco nace cojo, con ambos pies deformes y graves problemas en la vista. Pasa una infancia solitaria, ya que sus padres pasan gran parte del tiempo ocupados en sus cargos en el palacio, y los otros niños se burlan de él. A los seis años, fallece su padre. En esa triste soledad, Quevedo pasa su tiempo dedicado a la lectura.
Su gran inteligencia se pone de relieve ya desde muy chico. A raíz de esto, a los dieciséis años, en 1596, es llevado a la Universidad de Alcalá, donde estudia física, teología, filosofía, matemáticas, italiano, francés y, por supuesto, lenguas clásicas. En 1601 continúa sus estudios en la Universidad de Valladolid. Allí comienzan a circular sus primeros poemas, bajo el seudónimo Miguel de Musa. Estos poemas tienen la particularidad de que parodian los de Luis de Góngora. A partir de entonces, comienza una gran enemistad entre ambos poetas, que dura hasta que Góngora muere. El famoso soneto burlesco de Quevedo llamado “A un hombre de gran nariz” se burla, precisamente, de Góngora.
En 1605 se publican las antologías Flores de poetas ilustres, Segunda parte del romancero general y Flor de diversa poesía, en donde aparecen diversos poemas de Quevedo. que lo convierten inmediatamente en un poeta reconocido. Además de estas publicaciones, sus poemas circulan cada vez más a través de copias manuscritas. Escritos durante su vida estudiantil, tienen un tono burlón, de mal gusto. Quevedo reniega de ellos y termina por denunciar las copias de sus poemas a la Inquisición, no solo para evitar que sigan circulando, sino también para que no se hagan ricos los impresores, que comienzan a aparecer y sacan rédito de su obra.
En 1606, Quevedo regresa a la Corte de Madrid y se queda allí, entregado a la escritura, hasta 1611. Durante esos años, además de escribir múltiples obras religiosas, políticas y literarias, se hace amigo de grandísimos escritores, como Cervantes y Lope de Vega, y aparece la enemistad con escritores como Juan Ruiz de Alarcón y Juan Pérez de Montalbán.
Es en esa época que, de la mano del Duque de Osuna, Quevedo comienza a trabajar como diplomático, realizando varios viajes por Italia. En 1616 es nombrado caballero de la Orden de Santiago, y el Duque de Osuna le encarga la organización de la Hacienda del Virreinato en dicho país. Sin embargo, dos años después, en 1618, el Duque de Osuna es acusado de conjurar políticamente contra Venecia. Quevedo lo defiende y ambos caen en desgracia. Quevedo termina siendo desterrado en Torre de Juan de Abad, Ciudad Real, en 1620, y un año después es encarcelado en Uclés. Durante esos años terribles, Quevedo se dedica plenamente a la escritura y concibe algunas de sus mejores obras poéticas y tratados políticos.
En 1622, Felipe IV llega al trono de España y levanta el castigo de Quevedo. Junto al joven rey, realiza diversos viajes por el país. En 1624, una nota de la Junta de reformación de costumbres afirma que Quevedo está viviendo, sin haberse casado, con una mujer apellidada Ledesma, y que, incluso, tienen hijos. Sin embargo, no se toman medidas de castigo contra el autor.
Entre 1627 y 1630, Quevedo escribe diferentes obras, en relación con cuestiones religiosas y políticas, que escandalizan a distintos sectores de la nobleza. Estas obras tienen un gran alcance, al nivel de los Sueños... o de La vida del Buscón. A causa de ellas, nuevamente es desterrado, aunque esta vez por breve tiempo.
A partir de entonces, Quevedo comienza a vivir una vida atravesada por los excesos: fuma y bebe mucho, y pasa gran parte de su tiempo en los lupanares, pese a seguir conviviendo con Ledesma. En esa época, Góngora escribe un famoso poema burlesco contra él llamado “Francisco de Quebebo”.
Pese a esta vida desordenada, en 1632 Quevedo es nombrado secretario del monarca, el puesto más importante de su carrera cortesana, pero lleno de presiones. Una de esas presiones apunta a que ordene su vida: Quevedo se ve obligado a casarse, contra su voluntad, con doña Esperanza de Mendoza. El matrimonio dura apenas tres meses. Si bien no deja de escribir, comienza por entonces la decadencia de Quevedo, quien, por sus numerosos ataques en cada una de sus obras, ya tiene demasiados enemigos. Desde 1635 en adelante es acusado de múltiples faltas a la moral, hasta que en 1639 se intercepta un mensaje en el que Quevedo habla de una conspiración con Francia. Inmediatamente es encarcelado en San Marcos de León.
Sale de prisión recién en 1643, en condiciones de salud muy malas, producto del encierro. Se traslada al convento de los padres dominicos de Villanueva de los Infantes. Allí fallece, a sus 64 años, el 8 de septiembre de 1645.