Biografía de Jorge Luis Borges

Jorge Francisco Isidoro Luis Borges nace el 24 de agosto de 1899 en la Ciudad de Buenos Aires, Argentina, aunque no se radica allí definitivamente hasta cumplidos los 22 años. Tras una amplia trayectoria como escritor, reconocido mundialmente como una de las mejores plumas del siglo XX, muere en Ginebra, Suiza, el 14 de junio de 1986.

Su padre, Jorge Guillermo Borges, fue un abogado nacido en Entre Ríos. Ávido lector, culto y dueño de una gran biblioteca, tuvo aspiraciones literarias y llegó a escribir una novela, algunos poemas y realizó traducciones. Su influencia en la carrera de Borges fue decisiva. Su madre, Leonor Acevedo Suárez, tuvo una relación muy estrecha con Borges, que se prolongó hasta el día de la muerte de ella. Además de Jorge Luis, el matrimonio tuvo otra hija, Norah Borges, artista plástica de influencia ultraísta, con quien Jorge fue muy íntimo.

Tras pasar sus primeros años en Buenos Aires, primero en el barrio porteño de San Nicolás y luego en Palermo, la familia de Borges se radica en Suiza en el año 1914. Durante los años posteriores, recorren toda Europa. En 1919, Borges se instala con su hermana Norah en Madrid, donde comienza a asistir a tertulias literarias y se introduce en el ambiente cultural español dominante del momento. Allí conoce a varios miembros del movimiento estético ultraísta, donde se integra junto a su hermana. Esta etapa marca los comienzos de su obra poética. En el año 1921, la familia se muda nuevamente a Argentina.

Borges escribió poemas, ensayos y cuentos. La mayor parte de sus textos líricos datan de su primera etapa, la más vanguardista, criollista y metafórica. A este periodo, que va del año 1923 a 1930, se corresponden las obras que comenzaron a forjarle una imagen pública: Fervor de Buenos Aires (1923), Luna de enfrente (1925), Cuaderno San Martín (1929). Sin embargo, muchos de estos poemas serán posteriormente repudiados por el propio autor, que abandona el género hasta retomarlo, ya ciego, con El hacedor (1960).

Durante este periodo también compone los ensayos reunidos en Inquisiciones (1925), El tamaño de mi esperanza (1926), El idioma de los argentinos (1928) y Evaristo Carriego (1930). Su obra ensayística, en realidad, recorre toda su vida, e incluye Discusión (1932), Historia de la eternidad (1936), Otras inquisiciones (1952) y Nueve ensayos dantescos (1982). Discusión y Otras inquisiciones le han valido varios elogios por parte de la crítica.

Así y todo, resulta indudable que su mayor producción, la que más fama le ha valido en el mundo, se encuentra en sus cuentos. Borges nunca escribió una novela, género que, en su criterio, obligaba al relleno. El cuento, en cambio, permitía la unidad de sentido, la reducción narrativa a lo esencial, al efecto. Su cuentística comienza en 1935 con Historia universal de la infamia y acaba en 1983 con La memoria de Shakespeare. En el medio escribe El informe de Brodie (1970), El libro de la arena (1975) y sus dos obras más fundamentales: Ficciones (1944) y El Aleph (1949).

Borges abarca temas y utiliza procedimientos diversos a lo largo de su escritura, pero siempre se mantiene fiel a su impulso por generar un extrañamiento en el lector. Su literatura se caracteriza por sugerir la irrealidad del mundo y exaltar el poder de la ficción, deconstruyendo pares de opuestos rígidos como verdad y falsedad, vigilia y sueño, o acción y narración. Se lo encasilla en la literatura fantástica, pero cabe destacar que no produce exactamente lo que consta en las definiciones de los manuales sobre el género. Lo fantástico en Borges está menos ligado a un elemento sobrenatural irrumpiendo en la normalidad del relato que a un modo de narrar y una serie de conjeturas que acaban cuestionando lo que el lector considera real, y lo que el propio cuento venía construyendo. Borges, en términos de Barrenechea, "irrealiza el mundo" (1957). Y no solo el mundo del lector; también el de la narración. Al tiempo que escribe, borronea, difumina, cuestiona.

En Borges, la escritura siempre es reescritura. En sus cuentos, las conjeturas que se elaboran suelen provenir de un lejano texto -perteneciente a la filosofía, a la religión o a la misma literatura- al que un personaje accede para reutilizarlo en otro contexto, volviéndolo así productivo literariamente. El autor ensaya diversos temas, como el amor, el coraje, la muerte, el tiempo y la memoria. También reflexiona sobre aspectos literarios, tales como el punto de vista, la autoría, la lectura, el realismo y la tradición, entre otros.

Controversial y disruptivo, Borges cuenta con amantes y detractores. Acusado en un primer momento de elitista, es reconocido mundialmente a partir de la década del 50. En 1955 es nombrado director de la Biblioteca Nacional en Argentina y recibe premios como el Formentor, en 1961, compartido con Samuel Beckett, y el Cervantes de 1979. Su posición política en contra de movimientos populares en Argentina y Latinoamérica, así como sus declaraciones a favor de dictaduras militares, le valen el rechazo de diversos sectores de izquierda y, se sospecha, lo privan del Premio Nobel, que merece ampliamente por su labor literaria.

Múltiples críticos literarios han escrito sobre su obra. Entre ellos se destacan Ana María Barrenechea, con La expresión de la irrealidad en la obra de Borges (1957); Beatriz Sarlo, en Borges, un escritor en las orillas (1995), y Alan Pauls, con El factor Borges (2000). Ricardo Piglia, por su parte, no solo ha investigado académicamente los textos borgeanos, sino que además ha dictado cuatro clases magistrales sobre el autor en la Televisión Pública Argentina, a las que se puede acceder libremente.

Hoy en día, traducido a decenas de idiomas, Jorge Luis Borges ya es una referencia ineludible para la literatura argentina, latinoamericana y mundial.