Fervor de Buenos Aires

Fervor de Buenos Aires Guía de Estudio

Fervor de Buenos Aires es el primer libro de poesía publicado por Borges: la primera fue una edición de autor de alrededor de trescientos ejemplares publicada en 1923, sin numeración, por Imprenta Serantes. La obra fue reeditada en 1943 y luego en 1969. En ambas reediciones, Borges realizó numerosas modificaciones sobre los textos, llegando incluso a sacar y agregar poemas a la selección.

La versión actualmente más leída, divulgada y criticada es la de 1969. Esta publicación lleva un prólogo en el que Borges introduce sus principales objetivos temáticos y estilísticos. Entre ellos, “cantar un Buenos Aires de casas bajas y, hacia el poniente o hacia el sur, de quintas con verjas”. El mismo prólogo aclara: “En aquel tiempo buscaba los atardeceres, los arrabales y la desdicha” (13).

Con estas pocas líneas, el autor resume lo que será la empresa general de Fervor de Buenos Aires: un retrato nostálgico y colorido de los sectores más periféricos de la ciudad. Tal como señala el especialista Robin Lefere, esta empresa será ampliada con sus dos poemarios posteriores, con los que mantiene la misma unidad poética y de estilo: “Con Fervor de Buenos Aires, publicado en 1923, Borges ofrece una representación original y acabada de la ciudad porteña, que no harán sino confirmar los textos posteriores de ese decenio, especial los otros dos poemarios Luna de enfrente (1925) y Cuaderno San Martín (1929)” (2009: 149).

El posicionamiento de Borges frente al Buenos Aires que intenta representar se opone radicalmente a otras representaciones de la ciudad presentes en las obras de sus contemporáneos. Mientras que otros escritores de su generación le escribían al centro de la ciudad, a los nuevos espacios de circulación masiva, a las innovaciones tecnológicas y los consumos populares, Borges se retrotrae a lo íntimo: “mi casa, los barrios amigables, y juntamente con esas calles y retiros, que son querida devoción de mi tiempo, lo que en ellas supe de amor, de pena y de dudas” (1923). Como vemos, el autor realiza una operación interesante en la que construye una imagen de la ciudad que se aleja de la representación realista para volverla, en su lugar, intimista, haciendo del espacio personal del yo poético el lugar de la patria verdadera.

Sobre ello, la crítica Beatriz Sarlo señala que, a diferencia de los escritores de su generación, como Oliverio Girondo, Roberto Arlt o González Tuñón, que centraban su literatura en el “movimiento de lo nuevo”, “Borges reconstruye aquello que está desapareciendo”. Pone el ojo en los lugares más despoblados y tranquilos, “los arrabales, los límites de la ciudad” y en ellos “define un territorio original, que le permite implantar su propia diferencia respecto del resto de la literatura argentina” (20).

Su operación resulta, en efecto, exitosa, ya que no solo inicia una representación de Buenos Aires que termina repitiéndose a lo largo de distintas generaciones literarias y luego se exporta al resto del mundo, sino que también le gana un reconocimiento indispensable para su inmersión en los distintos círculos literarios de Buenos Aires. Sobre ello, Carlos García Hamburg señala que “Cuando regresa a Buenos Aires en julio de 1924, Borges se encuentra con una reputación ya hecha, gracias a las reseñas que Fervor recibiera durante su periplo por Europa”. Estas reseñas lo posicionan como “un poeta con el cual se debía contar en el futuro”, permitiéndole ingresar “al círculo de Oliverio Girondo y Evar Méndez” (1997: 208), escritores ya consagrados para la época.

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