Soplones del demonio (metáfora)
“Siento que la pasma se me echa encima, los siento tomar sus posiciones ahí fuera, organizar a sus soplones del demonio, canturreando en torno a la cuchara y el cuentagotas que tiré en la estación de Washington Square, al saltar el torniquete, un par de tramos escaleras de hierro abajo, cazo un directo ascendente...”.
Al comienzo de la novela, el narrador cuenta que está siendo perseguido por la policía. Utiliza una metáfora muy particular, pues acerca a la institución misma de la policía a la figura del demonio. De esta manera, significa que hay personas que le pasan información al “demonio” acerca del paradero y acciones de los traficantes y consumidores de drogas.
La columna vertebral como un gato hidráulico congelado (símil)
“Un yonqui no quiere sentir calor, quiere estar fresco, más fresco, FRÍO. Pero quiere el FRÍO como quiere su droga, no FUERA, donde no le sirve de nada, sino DENTRO, para poder estar sentado por ahí con la columna vertebral como un gato hidráulico... y su metabolismo aproximándose al CERO absoluto”.
En esta cita conocemos lo que en palabras del narrador es la experiencia física que busca sentir un drogadicto. Un gato hidráulico es la herramienta que se usa para levantar los autos y así poder, por ejemplo, cambiar sus ruedas. Por lo tanto, necesita ser de un material rígido y resistente.
Así, el narrador compara la columna vertebral del drogadicto con esta herramienta. Significa que no quiere sentir calor, suavidad ni flexibilidad, sino endurecerse completamente a través del frío extremo. Tal vez podríamos asociar este ‘endurecimiento’ con una búsqueda de aislamiento de las emociones, como una defensa ante un mundo cruel que los rechaza y discrimina. Son personas desencantadas con el mundo y por esto mismo se dañan a sí mismos hasta quedar completamente inutilizados.
Marihuana/orégano (símil)
“(Nota: el orégano tiene un aspecto vagamente parecido a la marihuana y se vende como si lo fuera a los incautos o ignorantes).”
En este relato sobre el tráfico de drogas, el protagonista establece un símil entre el orégano y la marihuana. El orégano es un condimento usado para diferentes comidas, pero que posee características de forma y color muy similares a las de las hojas picadas de la marihuana, que se usa a su vez como droga tranquilizante, bastante menos nociva que las otras drogas fuertes que circulan comúnmente por esta novela.
Mar hirviente de martillos (metáfora)
“Un mar hirviente de martillos neumáticos en el crepúsculo violeta y pardo teñido de olor a metal podrido de la cañería del gas... rostros de trabajadores jóvenes vibran desenfocados en halos amarillos de lámparas de carburo... cañerías rotas destripadas...”.
Hacia el final de la novela, cuando el narrador se ha salvado de una sobredosis que casi lo deja sin vida, aparece esta metáfora. En rigor, se refiere a la combinación entre los objetos de la realidad y las variadas alucinaciones que su mente le presenta como en imágenes cinematográficas al momento en que la droga comienza a diluirse de su cuerpo. Ese ‘mar hirviente’ es entonces un conjunto de movimientos externos y sensaciones de vértigo internas.