Adicción
La adicción a las drogas es el elemento conductor de las viñetas, ya que narran las experiencias de un drogadicto y sus encuentros en ámbitos reales y surrealistas. Extraídas de las propias experiencias del autor con las drogas, las narraciones que rodean al protagonista, Lee, muestran un consumo excesivo de narcóticos, como la heroína y los opiáceos. Las viñetas no glorifican ni condenan el consumo de drogas, sino que retratan el lado genuino pero feo de la drogadicción y sus efectos posteriores, como el ansia, el síndrome de abstinencia y las alucinaciones. Los personajes drogadictos hacen todo lo posible por conseguir una dosis, lo que implica acciones mortificantes y desesperadas. Burroughs utiliza la representación grotesca de la adicción a la heroína para mostrar los terrores y la espiral descendente del consumo de drogas.
Además, otro telón de fondo significativo de la novela es la representación de la homofobia y el racismo de mediados del siglo XX. Burroughs hace hincapié en la prevalencia de la intolerancia con respecto a la sexualidad y la raza a lo largo de las viñetas de las aventuras de Lee. Ilustra cómo la homosexualidad era tratada como una enfermedad mental durante la época. Las escapadas de Lee demuestran cómo los actos homosexuales debían ocultarse para el ojo público y sólo se realizaban en secreto. Además, a través de las narraciones se exploran los prejuicios contra las razas minoritarias en toda América.
Sadismo
Las aventuras de Lee a lo largo de la novela están llenas de encuentros sádicos relacionados con las drogas o el sexo. Las actividades sexuales no se describen de forma glamurosa, sino como una experiencia repulsiva, vulgar o asquerosa. En Freeland, se encuentra con el Dr. Benway, descrito como un médico vicioso que utiliza sus habilidades para infligir a sus pacientes actos tortuosos inducidos por las drogas. En la onírica Interzone, Lee se topa con el mercado donde se ofrecen a la venta drogas y favores sexuales sin límites. El espantoso consumo de la Carne Negra, en la que los consumidores vomitan después de comer con avidez para volver a consumirla, es una clara representación del sadismo. La maldad secular se encuentra por todas partes, por ejemplo, el agente de Islam Inc. A.J. que lleva a cabo orgías denigrantes a la vez que comete actos extremadamente violentos. La mayoría de los personajes de las viñetas de Lee son descritos como individuos sádicos o de naturaleza nihilista. Las actividades se describen de forma laxa, sin juzgarlas, ya que forman parte de este mundo que el agente Lee está explorando mientras viaja por América y también por otros reinos.
Homofobia y racismo
Además, otro telón de fondo significativo de la novela es la representación de la homofobia y el racismo de mediados del siglo XX. Burroughs hace hincapié en la prevalencia de la intolerancia con respecto a la sexualidad y la raza a lo largo de las viñetas de las aventuras de Lee. Ilustra cómo la homosexualidad era tratada como una enfermedad mental durante la época. Las escapadas de Lee demuestran cómo los actos homosexuales debían ocultarse para el ojo público y solo se realizaban en secreto. Además, a través de las narraciones se exploran los prejuicios contra las razas minoritarias en toda América.
Totalitarismo
La novela es también un comentario sobre instituciones sociales como el gobierno, especialmente a través de los gobiernos tiránicos del territorio alternativo, Annexia. La novela de Burroughs critica la naturaleza controladora de los regímenes sobre su pueblo al crear estas realidades extremas en las aventuras de Lee. A través de Interzone, Burroughs demuestra los manifiestos autocráticos de sus partidos políticos que implican un control absoluto sobre sus ciudadanos tanto física como psicológicamente. La filosofía del gobierno de Freeland se muestra a través de su representante, el Dr. Benway, que utiliza métodos sádicos y poco éticos para mantener el orden. Esto demuestra la naturaleza totalitaria del gobierno. Los malvados médicos de la novela actúan como ejecutores de esta administración tiránica con sus drogas de control mental, lobotomía, hipnosis y tortura financiadas por entidades sin rostro. Los gobiernos pretenden oprimir a sus ciudadanos ofreciéndoles todo y a cambio esperan la rendición total de su autonomía.
