“La salud de México ha consistido en que renueva sus élites periódicamente. Por las buenas o por las malas. Cuando las aristocracias nativas se eternizan, las sacamos a patadas. La inteligencia social y política del país consiste, más bien, en saber retirarse a tiempo y dejar abiertas las puertas a la renovación constante. Políticamente, la no reelección es nuestra gran válvula de escape. Aquí no puede haber Somozas ni Trujillos. Nadie es indispensable. Seis añitos y a su casa.”
El primero de los nueve cuentos que conforman el libro presenta una particular visión del pueblo mexicano y sus elites gobernantes. El narrador adopta en el fragmento aquí citado el punto de vista de Leonardo Barroso, una suerte de empresario que está más de acuerdo con el modo de hacer las cosas que tiene Estados Unidos que con los de su propio país.
La idea que sostiene este personaje -el cual aparecerá en otros cuentos del libro- consiste en evitar que un mismo proyecto político se sostenga demasiado tiempo en el poder como lo han hecho Trujillo y Somoza en República Dominicana y Nicaragua, respectivamente.
“Ésta es una historia de la época del auge petrolero en México, fines de los setenta, principios de los ochenta. De arranque, eso ya explica parte de la identificación pena-vergüenza de la que habla Juan Zamora. Vergüenza porque festejamos el auge como nuevos ricos. Pena porque la riqueza fue mal empleada”.
Juan Zamora es el protagonista del segundo cuento de libro, titulado "La pena". Se trata de un joven mexicano cuya madre insistió para que realizara un posgrado en Estados Unidos, pensando que de esta forma tendría una educación realmente importante y valorada.
A lo largo de todo el cuento encontramos que Juan Zamora cuenta su historia "de espaldas" al público. Esto lo hace debido a la gran vergüenza que siente en relación con la historia de su país. Esta sensación, a su vez, parece recorrer gran parte del resto del libro, ya que el narrador de cada cuento se encarga de mostrarnos diferentes situaciones en las que se evidencia el saqueo cultural, político y económico que ha sufrido el pueblo mexicano a lo largo de los años.
“Siempre acababa viendo hacia los barrancos que se iban derrumbando hacia el río y que le atraían la mirada con la ley de la gravedad, como si hasta dentro del alma todas las cosas anduvieran siempre cayéndose. Ya desde esta hora, las barrancas de Juárez parecían hormigueros. La actividad de los barrios más pobres empezaba temprano y se confundía con el enjambre que desde las casuchas y el declive se iba desparramando hasta la orilla del río angosto y allí intentaba cruzar al otro lado. Entonces ella volteaba la cara sin saber si lo que veía la molestaba, la avergonzaba, la hacía compadecerse o sentir ganas de imitar a los que se iban del otro lado.”
El quinto cuento del libro tiene lugar en Ciudad Juárez, una ciudad mexicana muy importante debido a su localización junto a la frontera con Estados Unidos.
Este cuento alude a las maquilas, es decir a las personas que se dedican al trabajo de producción y reparación en serie como empleadas de una fábrica. El título también alude a la figura histórica conocida como La Malinche -aquí llamada 'Malintzin'-, que fue una sagaz intérprete del idioma de su pueblo ante los conquistadores españoles.
En este cuento uno de los personajes principales es Marina, quien observa la imagen que se describe en esta cita cuando está yendo a trabajar junto a sus compañeras. Mientras viaja, puede observar la ciudad desde lejos, cuando la gente comienza a desplazarse para ir a trabajar. Lo que ve le produce una mezcla de sensaciones difícil de explicar, debido a la mezcla entre pobreza, explotación y desamparo en que están sumidos los habitantes de aquella zona.
"[...] me contó desesperada Rosita nuestra criada, te acuerdas de ella, que la lucha con los más pequeños es que no empiecen a inhalar goma para atarantarse de trabajar en las calles, con bandas de niños sin techo que compiten con los perros callejeros en número, en hambre, en olvido: Lisandro, ¿qué le va a decir una madre a unos niños que salen a la calle para mantenerla a ella, para traer algo a la casa?, Lisandro, mira tu ciudad hundiéndose en el olvido de lo que fue pero sobre todo en el olvido de lo que quiso ser: no tengo derecho a nada, se dijo un día Lisandro Chávez, tengo que unirme al sacrificio de todos, al país sacrificado, mal gobernado, corrupto, insensible, tengo que olvidar mis ilusiones, ganar lana, socorrer a mis jefes, hacer lo que menos me humille, un trabajo honesto, un trabajo que me salve del desprecio hacia mis padres, del rencor hacia mi país, de la vergüenza de mí mismo pero también de la burla de mis amigos; [...]".
Esta cita corresponde al séptimo cuento, y su título es el mismo que el del libro. En este caso el protagonista es Lisandro, un muchacho que va de su pueblo a Estados Unidos, para trabajar por un sueldo mucho menor al que debería obtener realmente. Esta es la situación de todos los hombres que están viajando junto a él.
A su vez, en este cuento, reencontramos al personaje de Leonardo Barroso, quien ve en Lisandro un tipo de hombre algo diferente del resto. Percibe que es un muchacho fuerte, pero que no es alguien que simplemente sigue a la masa sin pensar por sí mismo.
El dilema interno en que se encuentra Lisandro, y que podemos apreciar en las palabras de esta cita, es el de decidir si pertenece al lugar al que está yendo o si se está traicionando a sí mismo de algún modo. Se da cuenta de que la situación político-económica de su país es tan delicada que no encuentra margen para modificar algo de todo lo que está yendo tan mal en él.
"Detenido en la noche a la orilla del río, Benito Ayala estaba rodeado de hombres parecidos a él. Todos entre los veinte y los cuarenta años, todos tocados con sombreros de petate, todos vestidos con camisas y pantalones de mezclilla, zapatos fuertes para el trabajo en clima frío, chamarras de colores y diseños variados. Todos levantan los brazos, los abren en cruz, cierran los puños, ofrecen su trabajo silenciosamente, del lado mexicano del río, esperando que alguien los note, los salve, les haga caso. Prefieren exponerse a ser fichados que dejar de anunciarse, hacerse presentes: Aquí estamos. Queremos trabajo".
En el noveno y último cuento de la serie encontramos una escena similar a la de la cita previa. En este sentido, un grupo de muchachos que trabaja del lado mexicano de la frontera espera ser seleccionado para pasar a trabajar del otro lado, del lado estadounidense. De algún modo, creen que del otro lado las cosas son mejores. Pero como podemos concluir luego de leer el resto del libro, esto no necesariamente es así. Además, de esta forma, México se ha ido vaciando de personas valiosas para su propia construcción cultural y productiva.