Una cuchillada corta como un relámpago (símil)
“El adversario estaba ocupado largando y parando estocadas con fina esgrima, y de pronto le venía por abajo, a las tripas, una cuchillada corta como un relámpago que no daba tiempo ni a pedir confesión".
Este símil, que compara la velocidad de una cuchillada con la rapidez de un relámpago, encapsula de manera impactante la ferocidad y la velocidad del ataque descrito en el pasaje. La imagen del relámpago, asociada comúnmente con un destello fulminante e inesperado, intensifica la naturaleza súbita y letal de la cuchillada. La comparación destaca la maestría en la esgrima del adversario y sugiere la inevitabilidad del golpe, subrayando así la brutalidad del combate. Este símil contribuye a la construcción de una escena dinámica y llena de tensión, donde la velocidad y la destreza son cruciales.
El tablero de la vida (metáfora)
“Pero ése era azar propio de la guerra, como lo fueron ciertos tudescos amotinados en Maastricht o el resto de los enemigos despachados en campaña. Tampoco aquello, en los tiempos que corrían, significaba gran cosa; pero el capitán era uno de esos hombres que necesitan coartadas que mantengan intacto, al menos, un ápice de propia estimación. En el tablero de la vida cada cual escaquea como puede”.
La metáfora del "tablero de la vida" revela una perspectiva filosófica sobre la existencia humana, utilizando el juego de ajedrez como analogía. Aquí, la vida se conceptualiza como un juego estratégico donde cada individuo debe tomar decisiones tácticas para avanzar. La metáfora sugiere que, al igual que en el ajedrez, las personas deben enfrentar adversidades y tomar decisiones que afectan el curso de sus vidas. La necesidad de "coartadas" para preservar la propia estimación refleja la idea de que, en este juego de la vida, se buscan justificaciones y explicaciones que mitiguen las consecuencias de las acciones. La metáfora del tablero de ajedrez añade una capa de complejidad a la reflexión del capitán sobre el azar y las elecciones en la vida.
Dormir como marmota (símil)
“Estaban durmiendo como marmotas, y en ésas salieron del agua los nuestros con ganas de calentarse y se quitaron el frío enviando herejes al infierno, o a donde vayan los malditos luteranos".
Este símil, al comparar el profundo sueño de los personajes con el de las marmotas, destaca la intensidad del descanso y la aparente inconsciencia durante el sueño. La imagen de las marmotas, conocidas por su sueño profundo y prolongado, refuerza la idea de que los personajes están completamente sumidos en un estado de reposo. La elección de este símil evoca la idea de inmovilidad y falta de conciencia, subrayando la necesidad vital de descansar después de enfrentarse a situaciones extenuantes, como en el contexto de la guerra descrito en el pasaje.
Calles negras como boca de lobo (símil)
“En marzo anochecía pronto. Aún quedaba un rastro de claridad en el cielo; pero las calles estrechas, bajo los aleros sombríos de los tejados, estaban negras como boca de lobo".
La comparación de las calles con la "boca de lobo" mediante este símil crea una imagen oscura y amenazadora que aporta un matiz ominoso al escenario nocturno. La elección del negro como color asociado con la boca de lobo refuerza la idea de la oscuridad absoluta. Este símil contribuye a la atmósfera sombría y misteriosa del entorno, sugiriendo la presencia de peligros ocultos en las calles estrechas. La comparación evoca una sensación de inseguridad y desconocido, contribuyendo así a la creación de una ambientación rica en detalles visuales y emocionales.