Estatua de la Virgen María (símbolo)
La estatua es una representación de la Virgen María, que en la tradición católica romana se considera el símbolo por excelencia de la pureza y la inocencia. La estatua ocupa un lugar destacado en el jardín de la familia Lisbon, donde sirve de recordatorio de su fe y de la importancia de preservar la inocencia. La estatua también sirve como recordatorio de la fragilidad de la vida, ya que las hermanas Lisbon crecen en un mundo cada vez más hostil a su pureza e inocencia. La estatua es un recordatorio de que, aunque la vida puede ser fugaz y frágil, la idea de inocencia y pureza puede seguir siendo un faro de esperanza para la familia Lisbon y para todos los que la ven. De este modo, la estatua sirve de símbolo de fortaleza y resistencia frente a un mundo cada vez más hostil a tales valores.
El papel pintado amarillo (símbolo)
El papel pintado amarillo es un símbolo de la constricción y restricción de la libertad femenina en los años setenta. A lo largo de la novela, las cinco hermanas Lisbon están confinadas en casa, sus movimientos vigilados y controlados por su estricto padre. El empapelado amarillo de su dormitorio es una representación de este confinamiento y, a medida que avanza la novela, el dibujo del empapelado se vuelve cada vez más opresivo. Cuando las hermanas se quitan la vida, el papel empieza a despegarse de las paredes, simbolizando la liberación de sus espíritus del ambiente opresivo de su hogar.
El Jardín del Edén (alegoría)
La alegoría del Jardín del Edén también se utiliza para ilustrar la idea del conocimiento prohibido y las consecuencias que conlleva. Las cinco hermanas Lisbon son inocentes y puras, como Adán y Eva en el Jardín del Edén. Al igual que Adán y Eva fueron tentados por la serpiente, las hermanas Lisbon son tentadas por el atractivo del mundo exterior. Finalmente, sucumben a la tentación y adquieren conocimiento del mundo exterior, lo que las lleva a perder su inocencia. Esto representa la caída del hombre, siendo las hermanas Lisbon los modernos Adán y Eva.
La muerte (motivo)
El motivo de la muerte se utiliza para subrayar la tragedia del libro. Se deja claro al lector que las vidas de estas cinco jóvenes mujeres fueron truncadas por sus propias manos. El hecho de que todas las hermanas eligieran quitarse la vida hace que la tragedia sea aún más conmovedora. Este motivo sirve para subrayar la tristeza de la situación y destacar la fragilidad de la vida. El motivo de la muerte también se utiliza para ilustrar la inevitabilidad de la muerte. Esto es especialmente cierto en el caso del personaje de Lux Lisbon, la más joven y rebelde de las hermanas. La muerte de Lux se presenta como algo casi inevitable, como si siempre hubiera sido su destino.
Aislamiento (motivo)
Las chicas están atrapadas en su propio mundo, incapaces de expresar su verdadero yo y de conectar con los demás. Están constantemente bajo la atenta mirada de sus padres y de los chicos del vecindario, que son incapaces de comprender su dolor y sus luchas internas. Como resultado, las hermanas se aíslan aún más y se desconectan del mundo que las rodea, lo que las lleva finalmente al suicidio. Este aislamiento también está presente en la estructura narrativa de la novela. La historia se cuenta desde el punto de vista de un grupo de adolescentes del barrio, que observan a las hermanas Lisbon desde la distancia, sin poder interactuar directamente con ellas. Los chicos están fascinados por las hermanas, pero sus intentos de acercarse a ellas se ven siempre frustrados por los padres de las chicas, que las mantienen encerradas lejos del mundo exterior.