Resumen
El retorno
El Tomo 4 comienza con el retorno de Marjane a Irán. Ya tiene dieciocho años. Apenas llega al aeropuerto y le revisan sus pertenencias buscando elementos occidentales, la protagonista vuelve a sentir la opresión del régimen islamita. Hay muchísima gente esperando el regreso de sus familiares. Marjane se reencuentra con sus padres. A él no lo ve desde su partida y lo nota particularmente envejecido. Ellos la fueron a buscar en un Renault 5. Marjane afirma que ahora no le habría molestado que la buscaran en el Cadillac que solían tener y que cuando era chica le hacía sentir vergüenza porque era lujoso.
Al principio, Marjane se siente contenta de estar allí aunque, al mismo tiempo, todo le parece ajeno. Desde la decoración adolescente de su cuarto hasta las calles de Teherán que están llenas de referencias a los mártires de la guerra contra Irak.
En su segunda noche en su casa, Marjane descubre que los horarios de trabajo de su padre cambiaron. Ahora regresa de trabajar mucho más tarde. Él le explica que, dado que ha terminado la guerra contra Irak, se debe reconstruir todo el país, y, al ser ingeniero, tiene mucho trabajo. Entonces tienen una conversación acerca de la guerra. La madre de Marjane afirma que hay que aceptar que la paz es transitoria en Irán y que el estado normal del país es estar en guerra. El padre afirma que la gente no sabe ni por qué estuvieron ocho años en guerra contra Irak. Luego explica que, en realidad, la guerra fue un montaje para destruir a ambos ejércitos. Occidente les vendió armas a ambos bandos, ganó dinero y destruyó a dos ejércitos potencialmente peligrosos. Marjane afirma que vio por la televisión a un grupo de madres que decían que estaban alegres y satisfechas por la muerte de sus hijos. El padre le dice que eso es muy común ya que el gobierno les hizo creer a muchas personas que los mártires, tras morir, viven en el paraíso. Después le cuenta que los meses previos al armisticio fueron particularmente duros, ya que Irak bombardeaba diariamente Teherán como si quisiera destruir lo máximo posible antes de que finalizara la guerra. Además, grupos armados iraníes opositores del régimen islámico aprovecharon para entrar al país a través de la frontera iraquí pensando que, como el ejército iraní estaba sin fuerzas por el desgaste de la guerra, podrían tomar el poder. Sabían que contaban con el apoyo popular. Pero como entraron por la frontera iraquí, el pueblo pensó que eran parte del ejército enemigo y no salió a apoyarlos. Sin su apoyo, quedaron desprotegidos y murieron a manos del ejército iraní. La conversación termina con el dato de que las víctimas de la guerra fueron entre 500.000 y 1.000.000, sin contar a los damnificados que no murieron pero sufrieron graves daños y trastornos.
Marjane, tras escuchar todo ese relato, afirma que, en comparación, lo que ella vivió en Austria no tiene importancia alguna y decide no contarles nada sobre eso.
El chiste
Al poco tiempo de estar allí, Marjane, pese a no querer que esto suceda, comienza a ser visitada por todos sus seres queridos. Se siente absolutamente distante de esa gente y oprimida por estas visitas. Solo quiere estar con sus padres y su abuela. Sus amigas le parecen superficiales y aburridas. Le parecen mujeres salidas de series norteamericanas. Sin embargo, entiende que querer vivir como occidentales es, en realidad, un acto de resistencia por parte de ellas, ya que crecieron con la prohibición radical de todo lo que fuera occidental.
Marjane se siente terriblemente sola. Siente ganas de reencontrarse con Kia, uno de sus amigos de la infancia. Su familia le dice quedó mutilado tras su combate en la guerra. De todos modos, Marjane decide visitarlo. Pese a la incomodidad que le genera verlo en sillas de ruedas y con graves problemas físicos y motrices, Marjane se divierte con él, conecta verdaderamente. En medio de la conversación, Kia le cuenta a Marjane un chiste (que da título al capítulo): a un soldado le cae una granada en el frente de batalla y explota en mil pedazos. Los enfermeros recogen todos los pedazos de su cuerpo y, tras muchas operaciones, lo reconstruyen. Su vida vuelve a ser normal hasta que se casa, llega su noche de bodas, y su mujer descubre que tiene el pene en otro lugar del cuerpo. Inmediatamente, le pide el divorcio, y él, tocándose debajo de la axila la responde: “¡Bésame el culo!” (Tomo 4, p. 24). Tras reírse muchísimo, Marjane se despide de Kia, a quien no vuelve a ver nunca más porque se va a Estados Unidos a operarse.
El esquí
Marjane está profundamente deprimida. Se pasa el día mirando la televisión, sin ganas de hacer nada.
Sus amigas organizan un plan para distraerla: ir a esquiar. Marjane tampoco tiene ganas de asistir a este plan, pero termina yendo. Si bien al principio la pasa bien con ellas, todo se arruina cuando Marjane cuenta que tuvo relaciones sexuales con varias personas en Austria y la tratan de “puta”.
Vuelve del viaje aún más deprimida. Va a distintos psicólogos sin obtener resultados positivos, hasta que uno decide medicarla. Se siente bien cuando toma las pastillas, pero cuando el efecto desaparece y vuelve a ser consciente de su angustia se hunde aún más. Finalmente, decide suicidarse. Toma muchísimos antidepresivos, pero inexplicablemente no muere.
Marjane decide, entonces, que debe vivir. Se depila, se compra ropa a la moda, se hace un nuevo peinado y comienza a hacer gimnasia frenéticamente hasta que termina convirtiéndose en profesora de aerobic.
Análisis
El cuarto tomo de Persépolis retrata la vida de Marjane en Irán entre 1988 y 1994, desde sus dieciocho hasta sus veinticuatro años. En este último tomo, la protagonista narra su entrada definitiva a la adultez, atravesada, como siempre, por los conflictos políticos de su país.
Los primeros tres capítulos del cuarto tomo engloban la primera etapa de Marjane al regresar a Irán, que se caracteriza, fundamentalmente, por su falta de sentido de pertenencia. La protagonista, durante todo el Tomo 3, advierte que, pese a tener una gran cultura occidental, no pertenece a Europa y, por lo tanto, nunca deja de ser una extranjera. Sin embargo, al llegar a Irán, rápidamente, se da cuenta de que tampoco se halla allí, de que se ha vuelto una extranjera en su propia tierra.
Ahora bien, ¿qué fue lo que cambió para que Marjane se sienta así? Todo. Su entorno privado, el entorno público y, fundamentalmente, ella.
Podría afirmarse que lo único que se mantiene idéntico es el carácter represivo del gobierno islamita, tal como lo nota Marjane apenas llega al aeropuerto de Teherán y revisan sus pertenencias en búsqueda de “elementos occidentales”. Precisamente, en esa primera escena, ya aparecen varios cambios en relación al país y la vida que Marjane dejó años atrás.
Por un lado, en relación al entorno público, el aeropuerto está lleno de personas que esperan el regreso de sus familiares. Cuando Marjane, al final del Tomo 2, se fue de Irán, lo que estaba sucediendo era justamente lo opuesto: se estaba exiliando una enorme cantidad de gente. Si bien la protagonista no explica los motivos de este cambio, puede deducirse que el regreso de muchos de los exiliados está motivado por el final de la guerra con Irak.
Por otro lado, en relación a su entorno privado, Marjane encuentra a sus padres (fundamentalmente a él, ya que a su madre la había visto en Viena) más envejecidos. Además, nota que hubo un cambio en la situación económica de ellos, ya que no tienen más el lujoso Cadillac, sino que la fueron a buscar en un modesto Renault 5. El cambio de auto sirve además para mostrar cuánto ha cambiado Marjane. La protagonista, apenas sube al Renault 5, afirma:
Mi padre ya no tenía el Cadillac, sino un Renault 5. Aquel Cadillac en el que me avergonzaba sentarme porque resultaba difícil asumir ser más rica que los demás. Ahora que yo había pasado estrecheces, ya no me hacía ese tipo de planteamientos. De hecho, habría preferido que hubieran venido a buscarme con un coche mejor, como recuerdo del esplendor pasado. (Tomo 4, p. 5)
La sensación de que todo cambió persigue a Marjane. La protagonista llega a su casa con el anhelo de encontrar un refugio en su habitación. Sin embargo, pronto descubre que ya no siente propia a su habitación. Esta se mantiene igual, pero Marjane ha cambiado. Ya no es una niña ni una adolescente. La decoración punk le parece ridícula, el espacio le resulta particularmente pequeño para su cuerpo adulto.
Marjane sale a pasear por Teherán, pero las calles también han cambiado. Están llenas de murales de mártires o llevan el nombre de mártires. La protagonista afirma: “Era insoportable. Volví apresuradamente a casa” (Tomo 4, p. 9).
Entonces, Marjane comienza a vivir la opresión de su entorno privado. Todos sus familiares van a visitarla pese a que ella ya no siente una relación sincera de afecto con ninguno de ellos. Luego, es el turno de sus amigas a quienes encuentra totalmente superficiales. Afirma: “Me costaba recordar los motivos de nuestra antigua amistad”, y luego: “Me sentía terriblemente sola” (Tomo 4, p. 17).
Además, en varios pasajes, Marjane afirma que le gustaría poder contar algo de sus sufrimientos en Europa, pero que le parece absurdo dado que en Irán sufrieron una guerra mientras ella tenía meros problemas existenciales. Aquí aparece una contradicción en el personaje ya que, antes de volver a Europa, les pidió a sus padres que, por favor, le juraran que no le preguntarían nada acerca de su vida allí. Sin embargo, ahora necesita imperiosamente contar algo de ese pasado que quiere dejar atrás, pero no puede. Tal como afirma ella: “Mi pasado me perseguía. Mis secretos me pesaban demasiado” (Tomo 4, p. 26). Es interesante destacar que cuando Marjane está en Viena, también intenta dejar atrás su pasado en Irán, para poder ser feliz y pertenecer a su nuevo mundo.
El golpe definitivo que sufre Marjane en esta primera etapa de su retorno se lo dan sus amigas. La protagonista, instada por ellas, les habla de sus experiencias sexuales en Europa. Sus amigas, en principio, se fascinan, pero luego, cuando se enteran de que Marjane tuvo varias experiencias con distintas personas, se horrorizan y la tratan de “puta”. La protagonista comprende, entonces, que aunque sus amigas se muestren muy cambiadas, en realidad se formaron con los ideales conservadores musulmanes y están marcadas por eso.
Marjane, sumida en la depresión absoluta, intenta suicidarse, pero no lo logra. Decide vivir. Y para eso, lo que necesita es adaptarse al cambio. Pertenecer. Dejar de ser una extranjera en su propia tierra. Entonces, Marjane imita lo que hacen las mujeres de su edad en Irán. Abandona sus cuestionamientos progresistas, traídos de Europa, y se depila, se compra ropa nueva, se hace un peinado a la moda, y no solo comienza a hacer gimnasia, sino que se convierte en profesora de aerobic. Marjane se reinventa. Se convierte en una chica iraní prototípica. Ahora sí pertenece, ahora sí puede continuar su vida.
Como hemos dicho, una característica fundamental de la novela de aprendizaje es que el crecimiento de el o la protagonista está acompañado por alguna situación social que marca dicho crecimiento. En estos primeros capítulos, esa situación no es tanto la represión del régimen islamita (como lo será en los capítulos siguientes), sino los horrores de la guerra. Es cierto que Marjane regresa justo cuando la guerra contra Irak ha terminado, sin embargo, todo ha quedado atravesado por ese conflicto bélico que duró ocho años y que aún se respira en el aire.
En este punto, la autora toma la decisión de narrar los entretelones de la guerra desde una óptica iraní. Tal como lo afirma en distintas entrevistas, Marjane Satrapi (la autora, no el personaje), a la hora de realizar esta obra, tiene como uno de sus objetivos que los lectores occidentales conozcan cómo vive y piensa el pueblo iraní, y destruir así los estereotipos occidentales que los confinan a ser meramente un pueblo islamita fundamentalista, esencialmente bélico. Es decir, destruir la visión eurocéntrica.
El monólogo que tiene el padre de Marjane respecto a lo que fue la guerra entre Irán e Irak es el único que hay en toda la obra. Varias de sus afirmaciones son hechos fácticos, aceptados históricamente. Sin embargo, hay un punto fundamental sobre el que hay que detenerse. La afirmación del padre de Marjane acerca de que la guerra fue generada por las potencias occidentales para desgastar al ejército iraní e iraquí es difícil de constatar fácticamente, aunque es aceptada como un hecho por el pueblo iraní que, incluso, denomina a esta guerra como “La Guerra Impuesta” (“impuesta” por occidente).
En relación a esta teoría, la única información que ha salido a la luz, con el paso de los años y que respalda, de algún modo, estos argumentos, es que, efectivamente, la administración de Reagan (presidente de Estados Unidos durante el conflicto) les otorgaba armas a ambos bandos (aunque no necesariamente se las vendía). Irak recibía armas de manera “legítima” porque Estados Unidos apoyaba su causa en contra del régimen islamita iraní. Pero Irán, por su parte, también recibía armas estadounidenses a cambio de, por un lado, su colaboración para liberar rehenes en Líbano; y, por otro lado, a cambio de que parte de estas armas sean traficadas de forma encubierta a Nicaragua para el uso de los militantes que se enfrentaban a Sandino. Esta información salió a la luz en 1985 generando un escándalo en Estados Unidos, denominado "Irangate".
El segundo capítulo del cuarto tomo, “El chiste”, precisamente enfrenta a Marjane cara a cara con los horrores que ha dejado la guerra. La protagonista va a visitar a su amigo de la infancia, Kia, quien ha quedado mutilado tras estar en el frente de batalla. Es interesante destacar que, en toda esta primera etapa de la protagonista, Kia es el único personaje con el que ella siente afinidad. Marjane sabe que el resto de los personajes vivió la guerra, pero Kia es el único que quedó marcado por ella. Además, Kia no intenta darle consejos a Marjane acerca de cómo mejorar su vida. La protagonista siente que él realmente sufrió, al igual que ella realmente sufrió en Europa. El chiste de humor negro que le cuenta Kia, incluso, le sirve para comprender que: “Uno solo puede sentir autocompasión cuando las penas son soportables. Una vez superado ese límite, la única forma de soportar lo insoportable es reírse de ello”. (Tomo 4, p. 24).
Esta enseñanza será fundamental para que, luego, Marjane deje de sentir autocompasión y decida seguir adelante con su vida adaptándose a los estereotipos de lo que debe ser la mujer iraní, pese a que estos le parezcan tan ridículos como el final del chiste que cuenta Kia.