En 1955, mientras el joven Gabriel García Márquez trabaja como periodista en el diario El espectador, se presenta en la redacción Luis Alejandro Velasco, un marinero militar colombiano, tripulante del buque de guerra “Caldas” famoso por haber sobrevivido durante diez días en una balsa a la deriva en el mar Caribe.
El accidente del “Caldas” ha sido primicia durante los últimos meses, y Velasco ya ha contado su historia en muchos medios de comunicación; por eso, cuando él mismo se presenta en las oficinas del diario y ofrece contar la verdad de su historia, la primera reacción del director, Guillermo Cano, es rechazarlo. Sin embargo, a último momento, una corazonada lo hace cambiar de opinión y decide asignarle el caso a García Márquez, quien por ese entonces todavía no es conocido como el escritor de fama mundial en el que llegará a convertirse.
García Márquez entrevista a Velasco en veinte sesiones de seis horas, y con su relato escribe una crónica que se publica como folletín, en catorce entregas diarias, con el título de La verdad de mi aventura. El texto está escrito en primera persona y no lleva la firma de García Márquez.
La publicación genera una gran repercusión, ya que revela las negligencias y mentiras del gobierno militar: la historia oficial contada por Velasco hasta el momento -e intervenida por el gobierno- sostiene que el accidente que se cobra la vida de siete tripulantes y deja a la deriva a Velasco es producto de una terrible tormenta. Sin embargo, el accidente realmente se produce porque el buque de guerra es utilizado como barco de carga, para transportar mercancías de contrabando. El revuelo que se genera tras publicar la verdadera historia es tal que el diario es clausurado, García Márquez termina por exiliarse y Luis Alejandro Velasco pierde su trabajo en el ejército.
En el año 1970, capitalizando su fama tras el éxito de Cien años de soledad, García Márquez acepta la oferta editorial de volver a publicar la crónica de Velasco, esta vez como libro, bajo el título de Relato de un náufrago.
