Cuando Katherine y Stoner deciden no encontrarse en público por miedo a que los descubran, todos en la universidad ya saben de su romance.
Existe una contradicción entre las medidas que toman Stoner y Katherine para evitar que la gente se entere de su romance y la realidad: todos conocen ya esa relación, desde los estudiantes universitarios hasta la propia Edith, la esposa de Stoner.
Cuanto más aprende y conoce Stoner, más se intensifica la sensación de que nada de lo que hace tiene sentido.
Existe cierta ironía en la constatación de que Stoner, cuanto más sabe, más duda de la importancia y el valor de lo que sabe. Lo que es más, esa constatación le produce cierto placer, como quien se sabe derrotado desde un inicio y de todas formas se aboca a la tarea: "Lo satisfacía, de una manera sombría e irónica, la posibilidad de que lo poco que había logrado aprender lo hubiera conducido a este conocimiento: que con el tiempo todas las cosas, incluso el aprendizaje que le permitía saber esto, eran fútiles y vacuas, y que al fin se reducían a una nada que ellas no llegaban a alterar" (pp.196-197).