Quieto como la estatua de Benito Juárez (símil)
“No se movió. Siguió en el pasillo parado, como si fuera la estatua de Benito Juárez y por fin levantó la mano y me hizo seña de que me acercara. Cerré la puerta del departamento para que los vecinos no oyeran «Patrulla guajira» y fui hacia él. Tenía los ojos irritados y la boca fruncida".
Este símil retrata la inmovilidad del personaje de manera impactante, comparándolo con la estatua de Benito Juárez. La referencia a la estatua sugiere una quietud total, como si el personaje estuviera petrificado en el pasillo. La imagen evoca no solo la ausencia de movimiento físico, sino también una cierta solemnidad o gravedad en la actitud del personaje. La descripción de los ojos irritados y la boca fruncida añade matices emocionales, sugiriendo una expresión facial rígida y posiblemente molesta.
Saludarse como generales (símil)
“Mientras me limpiaba la boca con la servilleta y me ponía de pie, decidí que era Alfonso a quien Amalia había avisado por teléfono que «el Negro» estaba en Muérdago. Nos saludamos como generales, de abrazo, palmada y apretón de manos. Él fue a sentarse junto a Lucero y yo seguí comiendo la sopa".
Este símil establece una comparación entre el acto de saludarse y el protocolo formal de saludo entre generales. La imagen evoca una interacción caracterizada por la formalidad, la cortesía y, posiblemente, la distancia. Al describir el saludo con términos como "abrazo, palmada y apretón de manos", se subraya la ceremoniosidad de la interacción, sugiriendo una relación que puede tener aspectos de cortesía más que de afecto genuino.
Cerros como pares de tetas (símil)
“Al llegar a la cima detuve el coche para contemplar un momento, con la extrañeza que siento cada vez que regreso, el panorama que se extendía frente a mí: los cuatro cerros idénticos, como dos pares de tetas que se unen, dejando en el centro un valle en forma de cazuela que es lo que se llama el Calderón".
Este símil utiliza una comparación audaz y provocativa para describir la topografía de los cerros. La imagen de los cerros como pares de tetas crea una impactante y sensual metáfora. Esta comparación no solo proporciona una representación gráfica, sino que también añade una capa de connotación erótica, sugiriendo una conexión entre la naturaleza y la sensualidad. La elección de la metáfora puede revelar la percepción subjetiva y personal del narrador hacia el paisaje.
Fumar como chimenea (símil)
“—Tengo la impresión de que esta muchacha anda poniéndote las nalgas por delante.
Bebió tres copas de coñac, como la noche anterior y fumó como chimenea".
Este símil pinta una imagen clara y vívida de la cantidad y rapidez con la que alguien fuma. La comparación con una chimenea enfatiza la intensidad y la continuidad del acto de fumar, sugiriendo la liberación constante de humo, similar al humo que sale de una chimenea. La expresión "fumar como chimenea" crea una imagen visual y auditiva que enfatiza la abundancia de humo, posiblemente implicando un consumo excesivo de cigarrillos y destacando la presencia constante de humo en el entorno.