Belisa Crepusculario es una mujer que recorre diferentes regiones del país montando su toldo en ferias y mercados. La mercadería que vende son palabras: versos, cuentos e, incluso, palabras secretas que espantan la melancolía. Una mañana de agosto, un hombre al que apodan Mulato llega hasta la plaza donde se encuentra Belisa. El Mulato, hombre de confianza del Coronel, secuestra a Belisa y la lleva ante su jefe. El Coronel, quien ha sido uno de los referentes de la Guerra Civil, requiere de los servicios de Belisa, ya que desea ser presidente y, para eso, necesita tener un buen discurso para convencer a la gente. Belisa, que se siente atraída hacia él, decide ayudarlo. Escribe un buen discurso, que el Coronel debe aprender de memoria debido a que no sabe leer. Antes de irse, le dice dos palabras secretas.
El Coronel repite su discurso muchas veces en varios puntos del país. La gente se conmueve con sus palabras y manifiesta su apoyo hacia él. Así y todo, no parece alegrarse por el éxito que tiene su discurso. En su lugar, está abstraído repitiendo las dos palabras secretas que le ha dicho Belisa. Ante esta situación, el Mulato le pregunta a su jefe qué le ocurre, y este le confiesa que no puede dejar de pensar en las palabras secretas. Al ver que el Coronel está cada vez más perdido, el Mulato decide ir a buscar a Belisa para que él le devuelva esas palabras a ella, y ella le devuelva su hombría. Sin embargo, cuando Belisa y el Coronel están frente a frente, el Mulato y el resto de los hombres comprenden que su jefe no podrá deshacerse jamás del hechizo de esas dos palabras.
