"Parece muy joven, de unos veinticinco años cuanto más, una carita un poco de gata, la nariz chica, respingada, el corte de cara es... más redondo que ovalado, la frente ancha, los cachetes también grandes pero que después se van para abajo en punta, como los gatos" (p. 9) (Símil)
Molina compara al personaje de Irena con los gatos, lo que nos indica la mediación del narrador sobre el argumento, ya que acentúa lo que le parece más llamativo de este personaje. Sin embargo, en este subrayado que hace Molina como narrador, que deja en claro la similitud de la protagonista de la película con estos animales, da a entender de manera bastante obvia que ella es la mujer pantera del filme. De esta manera, el narrador elimina toda posible situación de incertidumbre y suspenso, ya que se intuye desde el principio algo que se resuelve al final del relato: Irena es la mujer pantera.
"Vos sos la mujer araña, que atrapa a los hombres en su tela" (p. 226) (Metáfora)
Valentín utiliza la metáfora de la mujer araña para otorgarle una identidad a Molina en relación con los personajes de sus historias. Si la mujer pantera de la primera película tiene un beso traicionero y peligroso, todas las noches Molina, la mujer araña, seduce y convoca a su compañero de celda con historias fantasiosas que, como hilos de una telaraña, atrapan a su presa. Valentín es víctima de sus encantos y el encuentro con Molina le habilita a entender la vida de otra manera, en conexión con la manifestación de los sentimientos y la sensibilidad. Sin embargo, este apodo opera también como una ironía: finalmente el proyecto revolucionario y la necesidad de ayudar a Valentín seducen a Molina, quien muere asesinado por los mismos camaradas de militancia de su compañero.
"(...) desde aquí arriba puedo ver que esta isla es una mujer” (p. 242) (Metáfora)
En esta pesadilla final de Valentín, el personaje metaforiza la isla con el personaje de una mujer que le ofrece protección y refugio de los males de estar nadando a mar abierto. La presencia de esta imagen en su propio sueño muestra que el personaje ya tiene incorporado interiormente estos símbolos, que a lo largo de toda la novela se atribuyen a los gestos de cuidado, cariño y contención de Molina. Así, al final de la narración, Valentín, torturado, adquiere una nueva sensibilidad, en la que muestra que es un nuevo hombre, capaz de habitar y ser habitado por lo femenino.
"Es que hoy les vamos a ganar a los de afuera" (p. 201) (Metáfora)
En esta afirmación, Valentín utiliza expresiones propias del combate para referirse a su promesa de no dejar ingresar sentimientos tristes o de angustia a la vida de la celda. Este significado se refuerza cuando se ve que el guerrillero utiliza la primera persona del plural en el verbo, en oposición a “los de afuera”, lo que da la sensación de un enfrentamiento irreconciliable entre los presos y el mundo exterior. No es casualidad que sea Valentín el que usa estos términos, ya que su propia existencia está al servicio de una lucha política.
"Estás loco, si yo soy un burro…" (p. 226) (Metáfora)
Molina usa la metáfora del burro para definirse ya que, frente a Valentín, se considera un ignorante. En esta perspectiva, el guerrillero representa el saber intelectual y universitario, mientras que Molina posee otros conocimientos, que no suelen ser tan reconocidos pero que constituyen también una fuente válida de saber. Especialmente, Molina le enseña a su compañero de celda la posibilidad de entender la vida como expresión de sensibilidad y deseo, en donde la fantasía no significa frivolidad, sino que es una manera de imaginar un mundo mejor tan válida como la lucha política que lleva adelante Valentín.