Resumen:
La primera línea del registro de Ana el 8 de Julio nos deja saber que algo importante ha sucedido: “Desde la mañana del domingo hasta ahora parece que hubieran pasado años”. A las tres de la tarde del domingo, ella se encontraba leyendo en la terraza, esperando a que Hello fuera a visitarla. Cuando suena el timbre de la casa, ella apenas lo nota. Su hermana Margot se dirige hacia ella, muy asustada, y dice que la SS ha enviado llamar al señor Frank. Ana se asusta instantáneamente: un llamado de este tipo significa “campos de concentración y celdas solitarias”. Su madre ha ido a ver al señor Van Daan. Los Van Daan vivirán con los Frank en su escondite. Las dos chicas se sientan, calladas y perdidas en sus pensamientos.
El timbre de la casa suena otra vez. Es Hello. Margot le advierte a su hermana no bajar, pero Ana no necesita esta advertencia. La señora Frank y el señor Van Daan bajan a hablar con Helmuth, después cierran la puerta y no permiten que nadie más entre. La señora Frank y el señor Van Daan envían a las dos jóvenes arriba para poder hablar solos. En la privacidad de su habitación, Margot le confiesa a Ana que la nota enviada por la SS era para ella, no para el señor Frank. A Ana le perturba saber que la SS es capaz de llamar a una joven de dieciséis años sola. Con muchas preguntas girando en su cabeza, Ana comienza a empacar “las cosas más estúpidas” en una bolsa escolar preparándose para ocultarse. A las cinco de la tarde llega el señor Frank, y las preparaciones se aceleran. Se marchan a la mañana siguiente, vistiendo capas y capas de ropa. “A ningún judío que estuviera en nuestro lugar se le habría ocurrido salir de casa con una maleta llena de ropa”, explica Ana. Solo el gato de Ana es abandonado.
La familia camina hacia su escondite en medio de la lluvia, y el señor Frank explica que ellos iban a esconderse, de todos modos, el 16 de Julio: solo tuvieron que adelantar la fecha por el aviso que recibieron. Ana describe su escondite, las habitaciones arriba de la oficina del señor Frank, y añade un dibujo. Cuando llegan, Margot y la señora Frank se sienten demasiado miserables y tristes como para hacer algo. Son el señor Frank y Ana quienes se encargan de limpiar el área y desempacar todas las cajas. Después de hacer esto, Ana no tiene tiempo de pensar durante varios días. Cuando lo hace, habla acerca del reloj, que molesta a los demás porque suena cada quince minutos, pero al mismo tiempo la hace sentir mejor a ella. Está impresionada con "la Casa de atrás", a la que considera "ideal" como escondite. Sin embargo, todos los Frank están nerviosos y temen ser escuchados y capturados para siempre.
Un mes después, Ana reporta que han pasado muy pocas cosas. Los Van Daan llegaron el 13 de julio. Ellos planeaban llegar un día después, pero los alemanes mandaron a llamar a tantos judíos entre el 13 y el 16 de julio que decidieron llegar mejor un día antes. Su hijo, Peter, tiene casi dieciséis y es “desgarbado, bastante soso y tímido”, según Ana. El señor Van Daan explica qué pasó con la casa de los Frank. Su gato se quedó con un vecino, y el señor Van Daan tomó muchas medidas para difundir falsos rumores sobre lo que les sucedió a los Frank.
No todo está bien entre los Frank y los Van Daan. Se pelean por grandes y pequeños motivos. Las madres de las dos familias tienen diferencias en cuanto a platos y sabanas, y Ana no se lleva nada bien con el señor Van Daan. Peter Van Daan tuvo una pelea con sus padres cuando tomó sin permiso un libro "sobre un tema de mujeres" que no tenía permitido leer. A Margot también se le prohibió leer dicho libro, pero ella no lo tocó. Cuando el señor Van Daan sorprendió a Peter leyendo el libro, lo envió a la cama sin cenar. Peter amenazó a sus padres yendo hacia la buhardilla, pero el señor Van Daan lo regañó y este eventualmente volvió a su cama.
La “escuela” comienza de nuevo en septiembre. Ana trabaja en su francés y Peter practicar su inglés. Ana habla con los adultos sobre su propia ignorancia, y a partir de esa revelación, ella afirma: "me puse a estudiar como loca“. Ana se preocupa por no tener suficiente ropa para el invierno. También cierra su cuaderno abruptamente cuando la señora Van Daan entra en la habitación, dado que había comentarios sobre ella en la página abierta, y lo que Ana escribía "no era muy halagüeño que digamos". Ana no se lleva bien con ninguno de los miembros de su familia en ese momento, a excepción de su padre. Pero se lleva especialmente mal con la señora Van Daan. Esta siempre está diciendo que Ana es una chica mimada y trata de forzarla a comer más verduras. Ellas también se pelean en relación al asunto de la modestia en Ana. Ana está cansada de todas las peleas y siente que ha sido forzada a tragarse insultos. El último registro del mes es una verdadera oda a los placeres de un baño caliente, a los que los Frank y los Van Daan se han visto forzados a abandonar al esconderse. Todos se veían obligados a tomar demasiadas medidas para poder bañarse en privado y, cuando la plomería funcionaba, a usar el baño.
Análisis
Esta sección del libro describe a los Frank en un punto crítico. También se comienza a desarrollar uno de los temas más importantes del libro: el crecimiento de Ana bajo presión. Como podemos ver en el registro del 8 de julio, Ana sabe abandonar las costumbres de su infancia privilegiada para reaccionar ante una crisis. Tiene un fuerte instinto de supervivencia. Cuando Helmuth llega a la puerta de su casa, ella no baja a saludarlo, y ni siquiera protesta por no poder bajar a verlo. Sus pensamientos están puestos en la seguridad de su familia. Ella también comprende el complicado razonamiento alrededor de cómo evitar la captura. Por ejemplo, entiende que no debe empacar ropa en su bolso porque, si llegaran a ser detenidos, la ropa los delataría.
También en este registro somos testigos de cómo Ana tiene que aprender algunas de las verdades del mundo adulto. A ella le perturba pensar que la SS sea capaz de llamar a Margot sola, considerando que es una chica de apenas dieciséis años. El hecho de que las tropas de Hitler no hagan ninguna diferencia entre hombres, mujeres y niños es una realidad aterradora que Ana tiene que confrontar.
Aun así, Ana es una jovencita y vemos cómo lucha por balancear el lado joven y el lado adulto de su personalidad de muchas formas. Al principio, ella ve su nueva situación de vida como una gran “aventura” y está encantada con el escondite y con todas las curiosidades de este nuevo espacio. Pero después, paulatinamente, las dificultades de vivir en un espacio tan pequeño comienzan a molestarle. Es suficientemente difícil estar en buenos términos con las personas con las que vive como para pensar en el estado del mundo. Ana se siente rodeada y bajo el ataque de los otros residentes de la casa. Aunque exagera hasta cierto punto (es imposible que todas las peleas que tienen giren alrededor de Ana, y podemos notar que por lo menos algunas de estas peleas tienen que ver con los otros jóvenes) su sentido de batalla evoca gran empatía. Ella es todavía una jovencita y es difícil para ella luchar contra los desaires de los adultos.