“He andado muchos caminos”
En este primer verso, el poeta funda su autoridad en el hecho de haber viajado mucho. Además, andar muchos caminos también contiene un sentido metafórico, que es el de haber vivido mucho y tener un buen caudal de conocimientos para hablar de lo que se propone.
En todas partes he visto (...)
pedantones al paño
De todo lo que ha visto, el yo lírico se ocupará de los soberbios que miran con desdén la vida sencilla de campo, y que desprecian a su propia gente. Dice haber encontrado hombres de este tenor en muchas latitudes a lo ancho de los “cien mares” que ha recorrido.
Mala gente que camina
y va apestando la tierra…
Esta gente es como una peste que arrasa con la tierra que otros alegremente laboran. Aquí reside su ingratitud. Estos versos citados son los únicos, en todo el poema, que se encuentran pareados. El resto se estructura en cuartetos de versos también octosílabos. Esta distinción métrica marca un corte entre la primera parte del poema y la segunda.
Donde hay vino, beben vino;
donde no hay vino, agua fresca
Esta cita enfatiza la actitud de la gente sencilla, que disfruta de la diversión cuando esta se presenta, simbolizada en el vino, y también sabe aceptar que a veces, para beber, solo hay agua fresca. De esta manera, lo que para los “pedantones” puede ser conformismo, es retratado por el poeta como gratitud, aceptación y búsqueda de la felicidad en las cosas sencillas de la vida.
Son buenas gentes que viven,
laboran, pasan y sueñan,
y en un día como tantos,
descansan bajo la tierra.
De un modo sutil, el poema señala que de la tierra venimos y a la tierra vamos, pero se ocupa solo de mostrar, en estos versos finales, cómo ella recibe, como lecho de muerte, a quienes la trabajan y la aprecian, para que estos descansen, y no a los soberbios que la apestan.