El poeta
El yo lírico se construye a sí mismo como un trotamundos que ha conocido “cien mares” y “cien riberas”, y, en tanto tal, tiene un gran conocimiento empírico de la vida. Es una persona letrada, pero que desdeña la actitud soberbia de algunos de sus compatriotas que menosprecian la vida sencilla de campo. Con sus versos, busca revalorizar a esta buena gente que labora la tierra y vive una vida alegre.
La gente sencilla
Son retratados por el poeta como personas alegres y agradecidas de lo que tienen. Laboran y juegan con el mismo entusiasmo, y aceptan la vida tal cual se les presenta: “(...) viven, / laboran, pasan y sueñan, / y en un día como tantos, / descansan bajo la tierra”.
Los “pedantones de paño”
Se trata de las personas soberbias, presumiblemente cultas e intelectuales, que menosprecian la vida sencilla de los pueblerinos y campesinos. Piensan que la gente que labora la tierra no tiene nada que enseñarles, y se creen mejores y más sabios por no beber vino de las tabernas. El poeta los retrata como hombres tristes, “Mala gente que camina / y va apestando la tierra…”.