Rebelión
El tema de la rebelión se explora a través del protagonista Gabriel Guía, un adolescente rebelde que vive en la Ciudad de México de los años sesenta. Tiene una visión cínica y desencantada de la vida y de su lugar en ella, y su carácter se ve moldeado por su actitud rebelde. A lo largo de la novela, Gabriel se involucra en actividades que desafían los valores y normas tradicionales, como su amor por la música alternativa y su interés por la literatura y la poesía. Tampoco teme desafiar a las figuras de autoridad, y a menudo se manifiesta en contra de lo que considera injusto. Su comportamiento rebelde también se aprecia en sus interacciones con sus compañeros, ya que elige salir con un grupo de intelectuales en lugar de participar en las actividades de sus compañeros. Al mostrar los actos de rebeldía de Gabriel, Agustín subraya la importancia de defender aquello en lo que uno cree y de no tener miedo a desafiar a la autoridad. Esta actitud rebelde es uno de los temas principales de la novela, ya que refleja la lucha de los jóvenes por encontrar su lugar en el mundo y su propia identidad.
La mayoría de edad
La mayoría de edad es un tema importante en La Tumba, ya que Gabriel es testigo de un viaje desde una juventud confusa y desencantada a un individuo más maduro y consciente de sí mismo. A través del viaje de Gabriel, el lector se asoma a la experiencia de un joven que alcanza la mayoría de edad en una época tumultuosa. La historia está repleta de ejemplos de la frustración y el anhelo de Gabriel por liberarse de las convenciones de la sociedad, al tiempo que intenta conservar su sensación de inocencia y juventud. Su exploración de la música, la literatura y el arte sirve para ilustrar el proceso de autodescubrimiento y formación de la identidad a medida que navega por los terrores y las alegrías de la adolescencia. Su curiosidad intelectual le lleva a explorar la literatura, la música y las ideas filosóficas, mientras que su espíritu rebelde le anima a explorar la vida nocturna de Ciudad de México. Su creciente madurez se refleja en sus gustos más sofisticados en música y literatura, así como en su visión más matizada del mundo. Ya no es solo un adolescente sin rumbo, sino un individuo con una dirección y un propósito. A través de sus numerosas aventuras e interacciones con los demás, Gabriel aprende a aceptar y comprender las complejidades de la vida y a desarrollar su propia visión del mundo. En definitiva, Agustín intenta captar la complejidad de la experiencia humana a través de la historia de Gabriel.
Desencanto
El protagonista está desencantado con su propia vida, que se caracteriza por la falta de propósito y dirección. A través de sus experiencias, Gabriel se enfrenta a las duras realidades de la vida, lo que le lleva a sentirse desilusionado y hastiado. Reconoce la futilidad de la vida y la vacuidad de experiencias que antes tenía en alta estima. Ve el mundo con cinismo y lo percibe como un lugar de sufrimiento y dolor. Esto se refleja en sus pensamientos sobre el amor, las amistades y la música, que considera vacíos e insatisfactorios. Su cinismo y desencanto se ven amplificados por su amor a la cultura y la literatura francesas, así como por su exposición a las obras de autores como Rimbaud y Chéjov. El desencanto de Gabriel se acentúa aún más por su amor a la música, que le sirve como fuente de consuelo en su vida mundana y vacía. En última instancia, el desencanto de Gabriel sirve como comentario sobre el tema más amplio del desencanto en la cultura mexicana de la década de 1960, ya que muchas personas se sentían desconectadas de los valores y creencias tradicionales de su sociedad. En última instancia, la novela es un comentario sobre la desilusión de la juventud y las dificultades de navegar por un mundo indiferente y a menudo cruel.
Intelectualismo
El tema del intelectualismo se examina mejor a través de su protagonista, Gabriel Guía. A lo largo de la novela, Gabriel muestra un fuerte sentido de curiosidad intelectual y conocimientos de literatura, música y francés. Es capaz de hacer referencias a una gran variedad de autores, y sus conversaciones con sus amigos muestran un nivel de perspicacia y análisis que a menudo supera su edad. La novela también muestra cómo el intelectualismo puede servir para conectar con los compañeros y descubrir nuevas ideas y perspectivas. A pesar de la visión cínica que Gabriel tiene de la vida, es capaz de encontrar consuelo en sus aficiones intelectuales y utilizarlas para entablar relaciones significativas con quienes le rodean. Sus amigos también comparten su interés por las actividades intelectuales. Este tema se enfatiza aún más por el hecho de que Gabriel es representado como un adolescente rebelde en los años sesenta, lo que sirve como recordatorio de que hay algo más en él que solo su vena rebelde. A través de la historia de Gabriel, Agustín sugiere que el intelectualismo y la rebeldía pueden coexistir en la misma persona. Al explorar este tema, el autor anima a los lectores a mirar más allá de los estereotipos y a abrazar la curiosidad intelectual.