Monjes/Animales chinos (símil)
“Sigilosos, apretados unos a otros, como animales chinos en vísperas de un terremoto, los cuatro monjes entraron a la habitación contigua: donde moría el maestro".
En este símil, el narrador compara la entrada de los monjes a la habitación con la imagen de animales chinos en vísperas de un terremoto. La comparación resalta la tensión, la cautela y la proximidad de los monjes, creando una imagen visual de la escena. La elección de "animales chinos en vísperas de un terremoto" añade un matiz cultural y simboliza la inminencia de un evento significativo, en este caso, la muerte del maestro.
Abrir y cerrar la boca como un pez (símil)
“Me metieron de cabeza en el agua. Con la mano firme sobre la nuca me hundían. Me ahogaba. Abría y cerraba la boca como un pez en seco. Daba manotazos".
Aquí el narrador describe la sensación de ahogamiento y lucha por respirar al ser sumergido en el agua. La comparación con un pez en seco intensifica la imagen de desesperación y falta de oxígeno. La acción de "abrir y cerrar la boca como un pez" evoca la lucha por la supervivencia y añade un componente visceral a la experiencia.
Ronquidos como volutas (metáfora)
“De madrugada, atravesó los aposentos bajos del hotel, donde ardían, a lo largo de la noche, entre varillas de sándalo, dos espirales planas y malolientes, como regaliz quemada, para espantar mosquitos. Desde tarimas superpuestas, los ronquidos corales de los Leng ascendían en volutas lentas que se abrían en lo alto del cielo raso: un ajedrezado escarlata y ocre sobre una cenefa con mil cuños desteñidos de un mismo buda".
En esta metáfora, los ronquidos de los personajes se comparan con "volutas lentas que se abrían en lo alto del cielo raso". La imagen de las volutas contribuye a crear una sensación de movimiento ascendente y expansión, como si los ronquidos fueran ondas que llenan el espacio. Además, la asociación con el olor a regaliz quemada refuerza la calidad sensorial de la descripción.
Cajas de cartón/Cunas para sonámbulos (símil)
“Trataron de confundirse entre los intocables que dormían en cajas de cartón abiertas y empatadas, como grandes cunas para sonámbulos, en los andenes nocturnos, recorridos por abúlicos ratones, y hasta sobre raíles rotos".
Este símil compara las cajas de cartón con "grandes cunas para sonámbulos", sugiriendo la precariedad y la vulnerabilidad de aquellos que duermen en condiciones difíciles. La elección de "sonámbulos" añade una dimensión de inconsciencia y fragilidad, resaltando la situación precaria de quienes utilizan las cajas como refugio. La imagen evoca una sensación de desamparo y marginalidad.
