Maitreya se estructura en torno a dos componentes ideológicos clave: la cubanidad y el erotismo. La cubanidad se manifiesta en la adaptación consciente de "cubanismos" al francés, destacando la conexión subjetiva de Sarduy con su cultura natal. Este componente, crucial en su obra, se traduce en una exploración de identidad marcada por la constante búsqueda de lo cubano en entornos diversos. Por otro lado, el erotismo, fundamental en la obra de Sarduy, se revela en escenas sexuales que mantienen una carga sensual y buscan el placer como expresión literaria. Estos elementos, entrelazados en la trama, revelan la íntima conexión entre la escritura y la sexualidad para Sarduy.
La escritura barroca, influenciada por la estética barroca y las experiencias orientales, constituye un componente esencial. Sarduy, tras su encuentro con la revista Tel Quel, abraza el barroco como motor creativo, buscando una autonomía de la escritura y una organización del subconsciente como discurso. Esta estética se manifiesta en la profusión de significados, la multiplicidad de interpretaciones y la deconstrucción de oposiciones binarias. El análisis del barroco en Maitreya revela la riqueza estilística que caracteriza la escritura de Sarduy, donde el despilfarro lingüístico se convierte en una herramienta para transmitir placer y explorar las posibilidades del lenguaje.
La autotraducción revela la adaptación consciente de Sarduy al contexto francés, preservando la esencia barroca y los componentes culturales y eróticos. La autotraducción consecutiva, respaldada por entrevistas y testimonios, destaca la colaboración activa de traductores en etapas creativas intensas. Este proceso, centrado en la figura del autotraductor, arroja luz sobre las decisiones concertadas entre Sarduy y sus colaboradores, contribuyendo a la preservación de su identidad literaria en diferentes lenguajes.
Maitreya teje un tapiz literario complejo que abarca desde la espiritualidad hasta transformaciones físicas y desplazamientos culturales. Elementos como el barroco, la cubanidad y el erotismo emergen como componentes cruciales. La ironía se manifiesta en la parodia de la verdad y la iluminación, yuxtapuesta con las complejidades de la identidad exiliada. La novela, inspirada en el viaje de Sarduy a Oriente, incorpora episodios paródicos que reflejan su conexión personal con la cultura cubana y su visión subjetiva del exilio.
En definitiva, Maitreya se erige como una obra maestra que fusiona la diversidad cultural, la espiritualidad y la sensualidad en un tapiz literario fascinante. La autotraducción se revela como una herramienta esencial para preservar la identidad de Sarduy en diferentes contextos lingüísticos, destacando su compromiso con la exploración estilística y la transmisión de placer a través de la escritura.