Resumen
A lo largo del día los pensionistas realizan diversas tareas. La señora Couture acompaña a Victorine Taillefer en una “visita infructuosa” (230) a su padre, quien la rechaza diciendo que “se perjudicaba yendo a visitarlo” (231). Mientras tanto, Poiret y la señorita Michonneau salen a pasear por el Jardín Botánico como “una pareja de casados” (230).
Al día siguiente, y con el objeto de descubrir la verdad sobre la condesa Anastasie, Rastignac va a visitarla a su mansión. Cuando llega se encuentra con que Goriot está saliendo de la casa, pero rápidamente deja de prestarle atención cuando advierte la presencia de Anastasie y otro visitante, un joven apuesto y rico llamado Maxime de Trailles. Poco tiempo después se les une el señor de Restaud, marido de Anastasie, quien parece impresionado por las conexiones familiares de Rastignac. Maxime, que tiene una aventura con Anastasie, siente una inmediata aversión por Rastignac. Aunque la visita parece ir bien en un principio, Rastignac comete un error cuando señala haber visto a Goriot salir de la mansión. El joven nombra a Goriot en forma despectiva y su comentario ofende al conde y a la condesa. Rastignac se termina marchando del lugar sabiendo, por boca del señor Restaud, que ya no será bienvenido allí.
Frustrado, Rastignac decide visitar a su prima, la vizcondesa de Beauséant. Cuando llega, la señora Beauséant se encuentra en compañía del marqués de Ajuda-Pinto, un noble portugués con quien tiene una relación extramatrimonial desde hace varios años, abiertamente conocida en toda la aristocracia. Sin embargo, ahora el hombre está a punto de casarse con una joven adinerada, la señorita de Rochefide.
En el momento en que se presenta Rastignac, el marqués está juntando valor para darle la noticia a su amante, pero aprovecha la llegada del joven para marcharse apresuradamente con la excusa de que tiene asuntos pendientes en la embajada inglesa. Desconfiada, la señora de Beauséant advierte que en realidad su amante se dirige a la casa de Rochefide y le envía una nota acusatoria para que le diga la verdad. Beauséant tiene la esperanza de que el marqués se arrepienta de sus planes de casamiento.
Una vez solos, Rastignac comienza a relatarle a Beauséant lo sucedido en la mansión de Anastasie, pero antes de que termine su historia los interrumpe la duquesa de Langeais. Aunque la duquesa parece ser íntima amiga de Beauséant, hace una serie de comentarios desagradables sobre el inminente matrimonio de Ajuda-Pinto. En compañía de ambas mujeres, Rastignac acaba de contar la historia de cómo ofendió a Anastasie, y ellas le explican que Goriot es el padre de la duquesa, aunque ella se avergüenza de él; de ahí que se sintiera ofendida por el comentario del joven.
Las mujeres ofrecen más información acerca de la familia Goriot. El hombre tiene dos hijas: Anastasie, casada con el conde de Restaud y en un romance con Maxime de Trailles, y Delphine, que está casada con un adinerado banquero alemán, el barón de Nucingen. Goriot usó su riqueza para proporcionar grandes dotes a sus hijas, con el objetivo de que pudieran casarse bien. Sin embargo, ahora sus yernos se avergüenzan de sus orígenes humildes. Para que la situación de las jóvenes no se complique “Hacía falta un sacrificio”, por lo que Goriot “se alejó por su cuenta” (255) de ellas. Además, las dos hermanas tienen una amarga rivalidad entre ellas.
Finalmente, la duquesa de Langeais se retira. Una vez solos, la señora de Beauséant se compromete a ayudar y enseñar a Rastignac para que obtenga éxito en su empresa de acceder a las altas esferas de la sociedad parisina: “En París el éxito es todo, es la llave del poder” (257). Luego le sugiere al joven que corteje a Delphine. Si logra conquistarla, es probable que parezca mucho más impresionante ante el resto de las mujeres parisinas. Beauséant lo ayudará dándole el nombre que necesita para relacionarse, pero él debe comprometerse a devolvérselo “limpio” (257).
Tras dejar a la señora de Beauséant, Rastignac regresa a cenar a la pensión, donde se encuentra con los otros inquilinos “engullendo la cena (...) como animales en un establo” (258). Luego de haber sido testigo del lujo y la riqueza, la humildad de la pensión le hace sentir que “La transición había sido demasiado brusca” (258). En ese momento, advierte que tiene “dos caminos paralelos para llegar a su fortuna, apoyarse en la ciencia y en el amor, ser un doctor eminente y un hombre a la moda” (258). Mientras cena con los otros comensales, jura defender a Goriot ante cualquiera que lo insulte o se siga riendo a sus espaldas. Sus palabras, sin embargo, no son bien recibidas por Vautrin.
Antes de acostarse, Rastignac escribe a su madre y hermanas rogándoles que le envíen dinero para cambiar sus prendas, con el objeto de estar presentable para ingresar a las altas esferas de la sociedad parisina. Su intención es dedicarse los próximos meses a ello y luego retomar sus estudios con firmeza. Además, durante los días siguientes intenta visitar a Anastasie, quien se rehúsa a verlo. También pasa mucho tiempo con la señora de Beauséant, quien lo sigue instruyendo sobre la aristocracia parisina y la familia Goriot.
Análisis
En el transcurso de sus visitas a los miembros de la aristocracia, Rastignac comete errores y amplía sus conocimientos acerca del modo más eficiente de incorporarse a las élites parisinas. En un principio, el joven peca de ingenuo al sorprenderse del amorío que Anastasie mantiene con Maxime, relación que su esposo tolera sin inconvenientes. En el tema “La infidelidad” desarrollamos cómo, en el momento histórico en que Balzac sitúa su novela, era aceptable que una mujer rica buscara amantes para su propia satisfacción, siempre y cuando mantuviera las formas básicas del decoro social y engendrara herederos para su esposo.
El matrimonio entre los Restaud es claramente un arreglo pragmático, y se lo describe como un ejemplo más de París como un lugar donde todos buscan sus propios intereses. Para los ricos y titulados, las alianzas matrimoniales estratégicas operan como una forma más de perpetuar su influencia y dinero. Posteriormente, los lectores nos enteraremos de que Anastasie aportó una gran dote al matrimonio a cambio del prestigio y el título que consiguió gracias a su marido. Esto justifica el hecho de que Anastasie reaccione con tanta aversión cuando Rastignac habla de su padre de manera despectiva. Para la joven, el hecho de que Goriot sea ahora un hombre pobre y viva en una pensión opera como el recordatorio de sus propios orígenes humildes.
Como vemos, la mención de la dote se presenta desde el primer capítulo como un motivo de gran relevancia, vinculado en forma estrecha tanto al tema de “El dinero” como de “El elitismo social”. Más adelante descubriremos que el origen de la ruina económica de Goriot se debe fundamentalmente al hecho de que gastó todo su dinero en ofrecerle una buena dote a sus hijas. La entrega de la dote -patrimonio material o económico que la familia de la novia entrega al novio en el matrimonio- fue una práctica ampliamente difundida en la historia de Occidente. Ejemplo del carácter patriarcal con el cual se concebía -y aún concibe, en muchos lugares- el matrimonio, la dote presentaba a las mujeres como parte de un intercambio económico entre familias.
Ahora bien, la ingenuidad del joven y provinciano Rastignac lo lleva a cometer el error estratégico de mencionar a Goriot debido a que aún no comprende del todo el funcionamiento de la movilidad social en la gran ciudad. Luego de su error, Rastignac comprende la importancia de conseguir una figura mentora que lo ayude a incorporarse a la alta sociedad y encuentra en su prima, la vizcondesa de Beauséant, a la persona indicada para su aprendizaje. Su encuentro con de Beauséant le resulta extremadamente útil e informativo, incluso antes de que saque a relucir el tema de Anastasie. En primer lugar, su propia prima es una mujer casada que mantiene relaciones extramatrimoniales con el marqués de Ajuda-Pinto, una relación públicamente conocida y aceptada. Al igual que el propio Rastignac, Ajuda-Pinto está dispuesto a servir a sus propios intereses y, pese al sincero afecto que siente por su amante, es lo suficientemente pragmático como para ver los beneficios de casarse con la heredera de la millonaria familia Rochefide.
Por otro lado, Rastignac también observa en la interacción que de Beauséant tiene con su amiga, la duquesa de Langeais, que en la alta sociedad no existe una verdadera lealtad entre los afectos. Ambas mujeres se atacan y hieren recíprocamente y su relación, en cierto punto, presagia la propia rivalidad que observaremos posteriormente entre las hermanas Delphine y Anastasie. La envidia, los celos, el individualismo y la apariencia se nos muestran como una generalidad de la sociabilidad aristocrática, donde lo único que importa es la propia posición y el prestigio.
En un mundo así, no es de extrañar que Rastignac deba aprender a ser calculador y egoísta. En este nuevo camino, el cinismo y el pragmatismo de la vizcondesa de Beauséant le permiten adquirir crueles aunque necesarios conocimientos:
Cuanto más fríamente calcule más lejos llegará. Golpee sin piedad y será temido. Tome a los hombres y a las mujeres como caballos de posta que abandonará agotados en la próxima parada, y llegará a la cima de sus deseos. Fíjese que no será nada si no tiene una mujer que se interese en usted. Debe ser joven, rica y elegante. Pero si tiene un sentimiento verdadero, escóndalo como un tesoro; no lo deje entrever, estaría perdido. Dejará de ser el verdugo para convertirse en la víctima (256).
Con la ayuda de su nueva mentora, Rastignac aprende a cultivar sus ambiciones por encima de todo, y también a manipular a las mujeres para lograr sus propios objetivos. Una de las primeras manifestaciones de su aprendizaje se nos presenta en el momento en que se aprovecha del incondicional cariño de su madre y sus hermanas para obtener dinero. Estas mujeres ya lo aman, están dispuestas a hacer lo necesario para ayudarlo y, pese al remordimiento que ello le genera al joven, no duda en instrumentalizar el afecto de ellas. De algún modo, la generosidad inocente y confiada que manifiesta la familia de Rastignac presenta un paralelismo con la disposición incondicional que Goriot tiene con sus ingratas hijas.