“Hay ciencias que se estudian por simple interés de saber cosas nuevas; otras, para aprender una destreza que permita hacer o utilizar algo; la mayoría, para obtener un puesto de trabajo y ganarse con él la vida. Si no sentimos curiosidad ni necesidad de realizar tales estudios podemos prescindir tranquilamente de ellos. Abundan los conocimientos muy interesantes pero sin los cuales uno se las arregla bastante bien para vivir: yo, por ejemplo, lamento no tener ni idea de astrofísica ni de ebanistería, que a otros les darán tantas satisfacciones, aunque tal ignorancia no me ha impedido ir tirando hasta la fecha. Y tú, si no me equivoco, conoces las reglas del fútbol pero estás bastante pez en béisbol. No tiene mayor importancia, disfrutas con los mundiales, pasas olímpicamente de la liga americana y todos tan contentos.”
En esta cita, Savater reflexiona sobre la variedad de motivos por los cuales las personas estudian diferentes disciplinas, destacando que la ética es esencialmente una elección personal. Argumenta que, si no se siente curiosidad o necesidad de realizar ciertos estudios, se puede prescindir de ellos. La comparación con su ignorancia en astrofísica y ebanistería, así como la alusión al conocimiento de reglas de fútbol y béisbol, sirve para ilustrar que cada individuo elige qué conocimientos adquirir y cuáles ignorar, sin que ello afecte gravemente su capacidad para vivir.
“¿Qué pretendo decirte poniendo un «haz lo que quieras» como lema fundamental de esa ética hacia la que vamos tanteando? Pues sencillamente (aunque luego resultará que no es tan sencillo, me temo) que hay que dejarse de órdenes y costumbres de premios y castigos, en una palabra de cuanto quiere dirigirte desde fuera, y que tienes que plantearte todo este asunto desde ti mismo, desde el fuero interno de tu voluntad. No le preguntes a nadie qué es lo que debes hacer con tu vida: Pregúntatelo a ti mismo. Si deseas saber en qué puedes emplear mejor tu libertad, no la pierdas poniéndote ya desde el principio al servicio de otro o de otros, por buenos, sabios y respetables que sean: interroga sobre el uso de tu libertad… a la libertad misma.”
Savater aboga por una ética centrada en la autenticidad y la libertad individual. Propone alejarse de las normas impuestas desde el exterior y sugiere que cada persona debe cuestionarse a sí misma sobre cómo usar su libertad. La frase "haz lo que quieras" no significa una falta de responsabilidad, sino más bien la necesidad de autoreflexión y toma de decisiones conscientes, en lugar de simplemente seguir órdenes externas. La ética, según Savater, debe basarse en la autonomía y la autorreflexión.
“¿Sabes cuál es la única obligación que tenemos en esta vida? Pues no ser imbéciles. La palabra «imbécil» es más sustanciosa de lo que parece, no te vayas a creer. Viene del latín baculus que significa «bastón»: el imbécil es el que necesita bastón para caminar. Que no se enfaden con nosotros los cojos ni los ancianitos, porque el bastón al que nos referimos no es el que se usa muy legítimamente para ayudar a sostenerse y dar pasitos a un cuerpo quebrantado por algún accidente o por la edad. El imbécil puede ser todo lo ágil que se quiera y dar brincos como una gacela olímpica, no se trata de eso. Si el imbécil cojea no es de los pies, sino del ánimo: es su espíritu el debilucho y cojitranco, aunque su cuerpo pegue unas volteretas de órdago.”
Savater destaca la importancia de evitar la "imbecilidad", entendida no como una limitación física, sino como una debilidad espiritual. La referencia al bastón sugiere que el "imbécil" es aquel que necesita apoyarse en ideas preconcebidas, en lugar de pensar por sí mismo. Pepito Grillo se presenta como la voz interior que nos advierte contra la estupidez, invitándonos a desarrollar un espíritu fuerte y reflexivo.
“La vida no es como las medicinas, que todas vienen con su prospecto en el que se explican las contraindicaciones del producto y se detalla la dosis en que debe ser consumido. Nos la dan sin receta, la vida y sin prospecto. La ética no puede suplir del todo esa deficiencia porque no es más que la crónica de los esfuerzos hechos por los humanos para remediarla. Un escritor francés muerto no hace mucho, Georges Perec, escribió un libro titulado así: La vida: instrucciones para su uso. Pero se trata de una deliciosa e inteligente broma literaria, no de un sistema de ética. Por eso he renunciado a darte una serie de instrucciones sobre cuestiones concretas: que si el aborto, que si los preservativos, que si la objeción de conciencia, que si patatín o que si patatán. Ni mucho menos he tenido el atrevimiento (¡tan repelentemente típico de quienes se consideran «moralistas»!) de predicarte en tono lastimero o indignado sobre los «males» de nuestro siglo: el consumismo, ¡ah!, la insolidaridad, ¡eh!, el afán de dinero, ¡oh!, la violencia, ¡uh!, la crisis de valores, ¡ah, eh, oh, uh! Tengo mis opiniones sobre esos temas y sobre otros, pero yo no soy «la ética»: sólo soy papá. A través de mí, la ética lo único que puede decirte es que busques y pienses por ti mismo, en libertad sin trampas: responsablemente. He intentado enseñarte formas de andar, pero ni yo ni nadie tiene derecho a llevarte en hombros. ¿Acabo con el último consejo, sin embargo? Ya que se trata de elegir, procura elegir siempre aquellas opciones que permiten luego mayor número de otras opciones posibles, no las que te dejan cara a la pared. Elige lo que te abre: a los otros, a nuevas experiencias, a diversas alegrías. Evita lo que te encierra y lo que te entierra. Por lo demás, ¡suerte! Y también aquello otro que una voz parecida a la mía te gritó aquel día en tu sueño cuando amenazaba arrastrarte el torbellino: ¡confianza!"
En el epílogo, Savater subraya la naturaleza no prescriptiva de la ética, comparándola con la vida que se nos da sin instrucciones. Renuncia a proporcionar directrices específicas sobre temas éticos concretos, enfatizando la necesidad de que cada individuo busque y piense por sí mismo. A través de su papel como "papá", Savater orienta a su hijo hacia la libertad responsable, destacando la importancia de elegir opciones que amplíen las posibilidades futuras y eviten limitaciones y restricciones. El consejo final es mantener la confianza en sí mismo y en el proceso de elección.