Se cataloga de "enemigo del pueblo" a quien quiere salvarlo (Ironía situacional)
La principal ironía de la pieza está anunciada desde el título. El Doctor Stockmann descubre que las aguas del balneario de la ciudad están infectadas y se alegra de poder alertar sobre el peligro a sus conciudadanos y realizar así un bien para su propio pueblo. Pero por una serie de entramados políticos y económicos y la manipulación de la opinión pública, este protagonista, que se posicionaba como salvador del pueblo, acaba siendo catalogado, en un irónico giro del destino, como enemigo del pueblo.
El Doctor alardea frente a su hermano cuando no sabe que este acaba de unir fuerzas contra él (Ironía dramática)
El momento en que, en la redacción de El Mensajero del Pueblo, el Doctor Stockmann viste el sombrero y el bastón de su hermano y alardea sobre cómo lo venció en la lucha por el poder y es ahora la autoridad constituye una ironía dramática. En esta breve escena, el espectador sabe aquello que el protagonista ignora: el Doctor no cuenta ya con el respaldo del periódico ni de la Asociación de Propietarios; muy por el contrario, esas fuerzas están ahora pronunciadas en su contra. La fuerza dramática de esta ironía se enfatiza en el gesto extremo del protagonista, que ignora su suerte: él se pavonea sobre su poder utilizando los elementos de la autoridad, creyendo haber desplazado a su hermano, cuando en verdad es el Alcalde quien acaba de unir fuerzas y se prepara para ganar la batalla.
Después de manifestar su voluntad de usar el descubrimiento del Doctor para destituir al gobierno, Hovstad dice que la verdad está por encima de toda conveniencia (Ironía situacional)
En el segundo acto, Hovstad convence al Doctor Stockmann de que su descubrimiento científico no solo es de interés para la ciencia sino que también lo es en términos políticos. Él dice que fundó el diario, originalmente, para atacar a "la gavilla de burócratas" que maneja el gobierno de la ciudad, y que ve en el informe del Doctor una oportunidad para destituir a las autoridades. Inmediatamente después, sentencia que, para él, "la verdad está por encima de toda consideración y conveniencia" (p.143). Este pronunciamiento trae consigo una ironía situacional, en tanto Hovstad acaba de declarar su verdadera voluntad en relación al informe, declarando su intención de atacar al Alcalde. Su declaración acerca de que su primera motivación es la verdad puede leerse, por lo tanto, como una ironía, puesto que su apoyo al Doctor se evidencia mucho más como una conveniencia (de hecho, cuando no le sea más conveniente, le retirará su apoyo al protagonista) que como una actitud de honesta búsqueda de la verdad.
El Alcalde dice que escribió un informe para que cada ciudadano forme su "propia opinión" y luego evidencie la naturaleza tendenciosa y subjetiva del mismo (Ironía situacional)
Uno de los parlamentos del Alcalde en la Asamblea del cuarto acto evidencia una ironía. Este, queriendo prohibirle la palabra a su hermano, dice ante la audiencia que él mismo ha publicado un informe en el periódico donde explica todo lo que es necesario saber sobre la cuestión del balneario, "para que todos los ciudadanos conscientes puedan formarse su propia opinión con facilidad" (p.194). Inmediatamente después, dice que su informe demuestra que "la propuesta del doctor, aparte de significar un voto de desconfianza contra quienes nos gobiernan, no traerá otra consecuencia aparte de la de obligar a los contribuyentes a un gasto inútil que ascenderá a los cientos de miles de coronas" (p.194). Es decir que, en el mismo parlamento en que el Alcalde alude a la posibilidad de que cada ciudadano forme su “propia opinión”, este plantea una versión evidentemente tendenciosa acerca del conflicto de las aguas. Esto constituye una ironía que pone en escena la manipulación de la opinión pública por parte de las figuras de autoridad: no se les ofrece a los ciudadanos la verdad para que cada quien decida cómo posicionarse ante ella, sino que se les brinda una versión subjetiva de la misma para controlar el efecto que esta tendrá en la posterior postura de quienes la reciban.
Aslaksen acusa falsamente al Doctor de haber usado el problema del balneario por un interés político, cuando era él mismo quien tenía esa intención (Ironía situacional)
En la Asamblea, Aslaksen dice que el doctor Stockmann, "con el tema de los baños, lo que persigue es producir una agitación con otro fin. Habla de los baños, pero es una revolución lo que ambiciona, quiere eliminar al directorio y que otras personas se hagan cargo" (p.194). Frente a esta declaración, el espectador o lector de la obra es consciente del giro irónico que toma la situación: al descubrir el tema de las aguas, el Doctor Stockmann no tenía ningún interés en hacer un uso político del asunto, sino que fueron otros personajes -entre ellos los miembros del periódico- quienes lo incitaron a hacer de la cuestión, hasta entonces científico-médica, un arma para la revolución y el cambio de gobierno. Es ahora Aslaksen, una de las figuras del diario, quien acusa públicamente al Doctor de haber emprendido su empresa con el objetivo de producir una agitación que destituya al Alcalde.
El Doctor Stockmann ha regresado a su pueblo natal para gozar de calma y acaba padeciendo lo contrario (Ironía situacional)
“Sírvanse, mis amigos. Yo seguiré con mi pipa. Ella me ha ayudado a capear más de una tempestad allá en el Norte. ¡Cuánto mejor se está aquí, tranquilo y sin problemas!" (Acto I, p.125). El Doctor Stockmann, en el primer acto de la pieza, realiza numerosas referencias a la alegría que le produce estar nuevamente viviendo en su pueblo natal, en comparación a las “tempestades” que debió sortear en su estadía en otra ciudad del norte del país. Todas esas afirmaciones del doctor que aluden a la calma y la tranquilidad de la que goza en su hogar y en compañía de sus conciudadanos pueden ser leídas en clave irónica teniendo en cuenta el devenir de la situación: el Doctor, luego de ser llamado “enemigo del pueblo” y ver su casa apedreada, deseará en el último acto vivir en una isla solitaria.