"Además, al disminuir la pobreza, han bajado los impuestos para el resto y seguirán bajando si este año tenemos un buen verano, con más turismo y más visitas de gente en busca de curar sus dolencias. Ellos confirman el buen nombre de nuestros baños (...). Hasta hoy, el panorama es verdaderamente prometedor. Cada día llegan nuevos pedidos de alojamiento".
Una de las tensiones presentes en la obra es la que puede sintetizarse en la disyuntiva entre una perspectiva política-económica u una científica o de salud pública. Es importante, en este sentido, cómo desde el primer acto el Alcalde se refiere a los aspectos positivos que dicho balneario, creado durante su gestión, trae a la sociedad. El principal atributo positivo del balneario, es, tal como lo señala el Alcalde, su beneficio económico. Esto será de suma importancia para el desarrollo del conflicto, en tanto el Alcalde velará por proteger el beneficio que el descubrimiento del Doctor amenaza con destruir.
"Tu bendita tendencia a tomar las cosas en tus manos no sería aceptable en absoluto en una sociedad legalmente organizada. Toda acción debe ser sometida al interés general; o, mejor dicho, a las autoridades que velan por tal interés".
Con el parlamento del Alcalde se presenta un tema central de la obra, que es el conflicto entre el interés común -o general- y el interés individual. El tema conserva en su interior un germen problemático, en tanto la pieza evidencia la dificultad en distinguir con claridad, en la práctica, ambas nociones. El Alcalde, en su calidad de representante del pueblo, se apropia del discurso del “interés común”, concepto mediante el cual muchas veces justifica su accionar. A su vez, el interés o bien común aparecerá en la pieza como un concepto problemático en sí mismo, pues la opinión pública se presenta como algo menos asimilable a un genuino interés popular que a una materia manipulable tanto por las autoridades como por los medios de comunicación.
PETRA: Hay tanta mentira en casa como en el colegio. En casa hay que callarse, y en el colegio debemos mentirles a los niños.
HORSTER: ¿Se ve usted obligada a mentir?
PETRA: Sí, ¿no le parece que enseñamos muchas cosas en las que ni nosotros mismos creemos?
Desde el primer acto de la obra se configura el carácter de Petra en tanto heredera de los ideales del Doctor Stockmann, su padre. Aunque enfocado en la materia educativa, el discurso de Petra acerca de la “mentira” en tanto saberes obsoletos que sin embargo continúan promulgándose se asemeja a lo que planteará el Doctor en los últimos actos de la obra.
HOVSTAD: Ayer dijo usted que la descomposición del agua es producida por la suciedad del suelo, ¿no?
DOCTOR STOCKMANN: Sí, y que esa suciedad se origina sin dudas en el pantano del Valle de los Molinos.
HOVSTAD: Me perdonará usted, Doctor. Yo creo que proviene de otro pantano distinto.
DOCTOR STOCKMANN: ¿Cuál?
HOVSTAD: Del pantano donde toda nuestra vida comunitaria se pudre.
DOCTOR STOCKMANN: Pero, por todos los diablos, señor Hovstad…, ¿qué me está usted diciendo?
HOVSTAD: De a poco, todos los asuntos de la comuna han ido a parar a una gavilla de burócratas.
A partir de estas declaraciones de Hovstad en el segundo acto, se instala una suerte de analogía entre el plano de la ciencia y el plano sociológico: la contaminación de las aguas se origina en el pantano de un valle, de la misma manera en que la “vida comunitaria” de la ciudad “se pudre” debido a que el gobierno es un pozo burocrático asimilable a un pantano infectado. Lo que se hace evidente, además, en este diálogo entre Hovstad y el Doctor Stockmann, es el modo en que los medios de comunicación, representados aquí por el periódico dirigido por Hovstad, pueden embanderarse en una verdad científica -el descubrimiento del Doctor- no necesariamente por creer en ella sino más bien porque les resulta conveniente en términos políticos y sociales. La ligazón entre la esfera sociopolítica y el discurso científico se explicita en el valor metafórico que Hovstad otorga a los términos del informe del Doctor.
DOCTOR STOCKMANN: No. Soy yo quien vela por la ciudad. Soy yo quien quiere corregir los desatinos que tarde o temprano saldrán a la luz del día. ¡Y entonces se sabrá cuánto amo a mi pueblo natal!
EL ALCALDE: ¿Tú? ¿Tú que ciegamente atacas y procuras cortar su principal fuente de riqueza?
DOCTOR STOCKMANN: ¡Pero es una fuente envenenada, hombre! ¿Estás loco? Aquí vivimos y aquí lucramos con suciedad y podredumbre. ¡Toda la prosperidad de nuestra comunidad está basada en una mentira!
EL ALCALDE: ¡Imaginaciones tuyas, o algo peor! Alguien capaz de proferir tales iniquidades contra el lugar donde vive es un enemigo del pueblo.
El Alcalde es el primero en otorgar al Doctor Stockmann la nómina de la que más adelante no podrá deshacerse: "enemigo del pueblo". El enfrentamiento entre los hermanos se da porque ambos tienen perspectivas contrarias frente al problema del balneario: para el Doctor prima la verdad científica y la salud pública, mientras que la mayor preocupación del Alcalde radica en el aspecto político-económico. En este sentido, observando este diálogo entre los hermanos en el segundo acto puede verse la maestría del autor. Esta radica en que, más allá de los grados de nobleza que caracterizan a cada personaje, la pieza plantea un cierto equilibrio argumentativo. Si bien el Alcalde está en parte motivado por un interés individual de ser reelegido en las próximas elecciones, no miente cuando releva el problema económico que traería para el pueblo y sus ciudadanos las reformas que el Doctor plantea necesarias en el balneario. Este conflicto propuesto por la obra de Ibsen, en tanto la decisión entre primar la salud por encima de la economía o viceversa, es de naturaleza dilemática: no parece haber una opción enteramente positiva y otra negativa, sino que tomar cualquiera de las dos decisiones implica una pérdida.
SEÑORA STOCKMANN: Pero, querido Tomás, tu hermano tiene todavía el poder.
DOCTOR STOCKMANN: Pero yo tengo la razón.
SEÑORA STOCKMANN: ¡Oh, sí! ¡La razón, la razón! ¿De qué sirve tener razón si no tienes ningún poder?
PETRA: No, mamá, ¿cómo puedes hablar así?
Los conflictos que atraviesan los personajes en la obra son de naturaleza dilemática: no parece haber una opción enteramente positiva y otra negativa, sino que tomar cualquiera de las dos decisiones implica una pérdida. Por ejemplo, el protagonista, de continuar con su voluntad de informar su descubrimiento, se arriesga a una pérdida (ser echado de su puesto), lo que trae consecuencias no solo para él sino también para su familia. El fragmento citado evidencia cómo los personajes se definen por su manera de enfrentar este dilema. Petra, heredera de los ideales de su padre, tiende a posicionarse junto al Doctor Stockmann, impulsándolo a promulgar su verdad. Del otro lado, la señora Stockmann entiende que el Doctor tiene razón, pero a su vez vela por el bienestar económico de su familia, a quien debe mantener, por lo que le implora a su marido que no siga adelante con su propósito.
ASLAKSEN. Pero, señor Alcalde, ¡esto ya pasa de la raya! ¿De qué viviremos, entonces, nosotros, los propietarios, durante ese tiempo?
EL ALCALDE: ¡Oh! Lamentablemente es difícil de responder, señor Aslaksen. ¡Qué le vamos a hacer! ¿Cree usted que tendremos un solo turista si corre el rumor de que el agua es nociva, que vivimos sobre un terreno enfermo; que la ciudad toda..?
ASLAKSEN: ¿Y si todo eso fuera una fantasía?
En el acto tercero se produce un giro que modifica las alianzas y los enfrentamientos en torno al problema del balneario. Se da un cambio de opinión de Hovstad y Aslaksen: cuando el Alcalde se presenta con su versión sobre el asunto de las aguas, la emoción que produce, en los hombres del periódico, el informe del Doctor es destituida por la conciencia de los riesgos económicos y los sacrificios que la empresa de Stockmann implicaría para ellos y para todos los ciudadanos. Es recién entonces, cuando vislumbran las inconveniencias del plan de Stockmann, que los hombres del periódico comienzan a dudar de la veracidad de las palabras del Doctor, aquellas mismas que antes habían elevado a la condición de Verdad.
Con este giro en la trama se pone en escena aquella característica humana consecuente con el estatuto de sujeto social: un individuo, en comunidad, se encuentra atravesado por cuestiones sociales. Las esferas política, social e individual se evidencian indesligables. En el tercer acto se evidencia cómo Hovstad y Aslaksen no se configuran solamente como representantes de la esfera de los medios de comunicación, sino también como ciudadanos. A partir del diálogo con el Alcalde, ellos vislumbran las consecuencias que pueden traerles, en su calidad de individuos, llevar a cabo la publicación del informe del Doctor. Se pone en juego, por lo tanto, el conflicto entre el interés público y el interés personal.
"He descubierto que la base de nuestra vida moral está completamente podrida, que toda nuestra vida espiritual está corrompida y que toda nuestra sociedad burguesa descansa sobre terreno pestilente".
El discurso del protagonista en la Asamblea configura un momento emblemático no solo de la pieza, sino de la obra completa de Ibsen. El Doctor Stockmann abandona por completo el optimismo que lo caracterizaba hasta el momento y resigna su discurso científico sobre las aguas para exponer una reflexión acerca de la sociedad. En dicha exposición, comienza utilizando la terminología científica de la medicina para referirse a la configuración social de su pueblo. Mediante la metáfora que culmina el parlamento citado, se evidencia cómo el foco de preocupación del Doctor se ha desplazado de las aguas del balneario a la totalidad del entramado social: lo que se señala no es ya la base podrida que infecta a las aguas, sino el terreno putrefacto sobre el cual se asienta la vida moral y espiritual de los miembros de la sociedad.
"El enemigo más peligroso de la razón y de la libertad de nuestra sociedad es la mayoría compacta".
En el discurso del Doctor en la Asamblea, luego de que el protagonista presenciara el comportamiento de la opinión pública, se instala en la escena el que pasa a ser el tema más relevante de la pieza, y que puede enunciarse como la disyuntiva individuo vs. mayoría compacta. Tal como lo enuncia el protagonista, esa disyuntiva se da en términos de enemistad, en tanto la mayoría compacta obstaculiza lo que se postula como lo más importante para el desarrollo del individuo: el ejercicio de la razón y la libertad. En el discurso del Doctor, la mayoría y la razón se evidencian como fuerzas opuestas, irreconciliables.
"El hombre más poderoso del mundo es el que está más solo".
Uno de los temas importantes de la pieza es la oposición entre individuo y mayoría. Luego de haber intentado salvaguardar la salud de sus conciudadanos alertando sobre la infección de las aguas, una serie de manipulaciones y negociados acabó convirtiendo al Doctor Stockmann en un enemigo del pueblo, excluido por la sociedad. La frase citada pertenece a su último parlamento en la pieza: el protagonista, luego de observar el carácter corrompido e inmoral de la mayoría compacta y de sufrir los azotes de la manipulada opinión pública, acaba diciendo que el hombre más poderoso -en términos de libertad y elevación espiritual- es aquel que no se confunde con la mayoría.