Juan Carlos Onetti nace el 1 de julio de 1909 en Montevideo, Uruguay. Su padre, Carlos Onetti, era un funcionario de aduanas, descendiente de un O’Nety que italianizó su apellido, y su madre, Honoria Borges, provenía de una familia brasileña acomodada. Desde la niñez su vida está atravesada por las dificultades económicas. Abandona pronto el liceo y se ve obligado a tomar trabajos como representante de una empresa de neumáticos, albañil y mozo, pero no abandona su placer temprano por la lectura.
A los diecinueve años funda la revista La Tijera en Colón, ciudad cercana a Montevideo, donde publica sus primeros cuentos, centrados en problemas amorosos. A los veintiún años se casa con una prima de Buenos Aires, María Amalia, y la pareja se instala en Argentina para probar suerte, pero la tentativa fracasa y se sumen en la miseria y el hambre. En ese contexto nace su primer hijo, Jorge, y el autor escribe la primera versión de la que luego sería su primera novela, El pozo.
En 1932, Onetti gana un premio por su participación en un concurso literario organizado por el diario La Prensa con su cuento “Avenida de Mayo-Diagonal-Avenida de Mayo”. En 1933, roto su matrimonio, regresa a Montevideo, donde se casa con otra prima, hermana menor de su exesposa. Por esa época escribe Tiempo de abrazar, novela que el autor extravía y recién se publica en 1974. En 1935 y 1936 logra publicar dos cuentos en el diario La Nación. En estos relatos ya aparecen los rasgos primordiales de su literatura.
En 1939, Onetti es nombrado secretario de redacción en el semanario Marcha, fundado por Carlos Quijano, donde además escribe una columna crítica en la que proclama la necesidad de una renovación para la cultura y la literatura uruguayas. Ese trabajo puso a Onetti en contacto con la vida nocturna de los bares y los cabarets, de las prostitutas y los hombres miserables que inspirarían sus trabajos de escritura. Ese mismo año se edita su primera novela, El pozo, que le da un primer reconocimiento literario en el escenario rioplatense por sus innovaciones formales. El protagonista de la novela es un clásico personaje onettiano, atravesado por el envilecimiento de la existencia humana, el tedio y la frustración.
En 1941, separado de su mujer y desvinculado de Marcha, el escritor se traslada nuevamente a Buenos Aires y empieza a trabajar como redactor de una agencia de noticias. Ese año publica su segunda novela, Tierra de nadie, que gana el segundo puesto en un concurso de novela de la editorial Losada que tiene como jurado a Jorge Luis Borges, entre otros. Por esos años también colabora en el diario La Nación; publica su tercera novela, Para esta noche (1943), y se casa con una redactora de la agencia, madre de su primera hija y con la que pasará muchos años de miseria económica.
En 1950 publica La vida breve, novela con la cual da inicio a la saga de Santa María. Conoce a la poeta uruguaya Idea Vilariño, con quien inicia un romance intermitente, y a quien le dedicará su novela Los adioses, de 1954. En 1955, separado de su tercera esposa, regresa a Montevideo y se casa con la mujer que lo acompañará hasta su muerte, Dorotea Muhr. Allí consigue algunos cargos públicos que le significan un respiro económico, a la par que sigue escribiendo.
En Montevideo, publica Una tumba sin nombre (que luego reeditará como Para una tumba sin nombre) en 1959, y La cara de la desgracia en 1960. Va creciendo su reconocimiento como escritor por medio de premios, invitaciones al exterior y traducciones de su obra. En efecto, durante los años 60 su obra adquiere un verdadero reconocimiento gracias al denominado “Boom latinoamericano”, fenómeno editorial que difunde la obra de escritores latinoamericanos en Europa y el mundo, y cuyas figuras principales fueron Gabriel García Márquez, Julio Cortázar, Mario Vargas Llosa y Carlos Fuentes, entre otros. En el marco de ese fenómeno, Juan Carlos Onetti publica El astillero (1961), Juntacadáveres (1964) y La muerte y la niña (1973), todas ellas situadas en la ciudad imaginaria de Santa María.
Víctima de la censura, en 1974 Onetti es detenido por el gobierno militar e internado durante tres meses en un hospital psiquiátrico junto a sus compañeros jurados del concurso anual de cuentos de Marcha, razón por la cual se exilia en 1975 y se instala en Madrid hasta su muerte. En España participa como colaborador en El País, cierra el ciclo de Santa María con la aclamada novela Dejemos hablar al viento (1979) y recibe el galardón más importante de su carrera, el Premio Cervantes, en 1980.
En 1985 es invitado a la ceremonia de restitución del gobierno democrático en Uruguay, pero Onetti declina la oferta. Sus últimas novelas, Cuando entonces (1987) y Cuando ya no importe (1993), las publica en España. Muere en Madrid el 30 de mayo de 1994.