Los adioses es una novela breve de Juan Carlos Onetti publicada por primera vez en 1954 por la editorial argentina Sur. En su edición original no ocupó más de 88 páginas y es, sin embargo, la novela a la que el autor más estimó, según sus palabras.
La historia probablemente comienza a gestarse en Onetti a partir de un viaje que realiza con su joven mujer, Peke, a la provincia de Córdoba, en el que se alojan en un hotel de las sierras. Sin embargo, no es escrita hasta muchos años después, cuando el matrimonio se va a pique y el escritor tiene una frenética correspondencia y amorío con Idea Vilariño. Los adioses es la quinta novela de Onetti, y es compuesta justo luego de La vida breve, con la cual se consagra en la escena de las letras rioplatenses.
Sin embargo, para comienzos de los 50, Onetti se encuentra sumido en una gran depresión, viviendo en una casa del Delta del Tigre, recién separado de Peke. Allí, entre otros papeles, llega inclusive a quemar los manuscritos de Los adioses. Según el traductor chileno Luis Harss, tiempo después, con Onetti repuesto de su estado anímico, el libro estaba nuevamente completo y listo para la impresión en 1954. Sin embargo, de un día para otro, la casa que iba a publicarlo quiebra y cierra. Es entonces cuando escritora y gestora cultural argentina Victoria Ocampo se hace cargo de la publicación con dinero de su propio bolsillo, a través de su revista y sello Sur.
Dedicada a Idea Vilariño, su tormentoso y gran amor, Los adioses es una de las novelas de Onetti más trabajadas por la crítica. Esto se debe, entre otras cosas, a la multiplicidad de interpretaciones que le merece a sus estudiosos la figura de su narrador no fiable, el almacenero. Da pie este narrador a una participación muy activa por parte del lector, que debe, página a página, separar la paja del trigo, es decir, separar todo aquello que se narra a partir de hechos reales de lo que es rumor o imaginación del tendero.
Onetti se caracteriza por componer personajes sumidos en la soledad y tiene como uno de sus temas preponderantes el fracaso y la degradación. La angustia de ser arrojado al mundo le da al hombre de Onetti una cualidad muy característica, por la cual la escritora Peri Rossi no dudó en calificar al escritor como el existencialista latinoamericano. Quizá sea la capacidad de evasión, o quizá la hiperbólica imaginación que poseen, lo que lleva a los personajes del autor uruguayo a no ser meras copias de los personajes existencialistas de Camus o Sartre, tan en boga por aquellos años.
Nunca le fue ajena a Onetti la idea de que su literatura estaba muy influenciada por Faulkner. Sin ir más lejos, a pesar de tener un narrador, Los adioses alterna diferentes puntos de vista de un modo que a primera lectura puede parecernos caótico y, como en los textos faulknerianos, la atmósfera de ambigüedad e indeterminación se mantiene hasta las últimas páginas. Se trata de una novela que aborda los sentidos profundos de la existencia, pero a través de hechos y circunstancias de vidas ajenas al narrador.