Balada de los dos abuelos

Balada de los dos abuelos Resumen y Análisis Resumen y Análisis

Resumen

Al comienzo del poema, el yo lírico evoca las figuras de sus dos abuelos. Solo él puede ver las sombras de estos dos hombres que lo escoltan, es decir, lo acompañan, lo protegen y lo honran. Los atributos del abuelo negro son la lanza y el tambor, mientras que los del abuelo blanco son la armadura y la gorguera. El abuelo negro va descalzo y con el pecho desnudo; el abuelo blanco tiene la mirada fría y clara.

En la cuarta estrofa, se presenta la llegada de ambos abuelos a América, tierra de caimanes, cocos y mañanas verdes. El abuelo negro viene de África, continente caracterizado aquí por las selvas húmedas y el sonido de los gongos. El abuelo blanco ha llegado en galeones destinados a volver a Europa repletos de oro y riquezas. El yo lírico rememora, con una exclamación de lamento, los primeros momentos de la colonización de América, en particular de las islas caribeñas, cuando los europeos engañan a los pobladores originarios con abalorios. También menciona la pureza y la potencia del sol tropical. A lo largo de esta estrofa, encontramos las voces de los dos abuelos, que expresan sus sufrimientos en las tierras americanas. El negro repite "¡Me muero!" (vv. 15 y 23), mientras que el blanco repite "¡Me canso!" (vv. 19 y 27).

Luego, el yo lírico destaca, mediante exclamaciones, la enorme cantidad de barcos que los europeos hacen navegar de un lado al otro del Océano Atlántico, en particular los destinados a trasladar hasta América a personas africanas esclavizadas. Entonces, resalta la violencia ejercida contra esas personas: los blancos han forzado a los negros a trabajar sin descanso en las plantaciones de caña de azúcar y en los ingenios, lastimándolos con látigos.

En este punto, el yo lírico vuelve a expresarse en primera persona y repite los dos versos iniciales: "Sombras que sólo yo veo, / me escoltan mis dos abuelos" (vv. 45-46). De inmediato, en la séptima estrofa, comenta que el abuelo blanco, Don Federico, grita, mientras que el abuelo negro, Taita Facundo, se queda callado. Ambos sueñan por las noches y andan juntos, reunidos gracias al nieto.

En la estrofa final, Federico y Facundo se abrazan y suspiran bajo la noche estrellada. Luego levantan sus cabezas, que son fuertes. Los dos abuelos son del mismo tamaño, cada uno con sus propias ansias, es decir, anhelos y deseos. Al final del poema, ambos gritan, sueñan, lloran y cantan.

Análisis

"Balada de los dos abuelos" es un poema breve, constituido por sesenta y cuatro versos estructurados en ocho estrofas de duración irregular: algunas son muy breves, tienen apenas dos versos, y otras son significativamente más extensas, llegando a tener hasta catorce versos. En términos generales, la rima y la métrica no siguen ningún patrón regular a lo largo del poema. De todos modos, predominan los versos octosílabos y en algunos segmentos encontramos rimas asonantes, como en la primera estrofa: "Sombras que sólo yo veo / me escoltan mis dos abuelos" (vv. 1-2), donde reconocemos los sonidos vocálicos /e/ y /o/ al final de cada verso.

A partir de su título, podemos considerar que este poema es una balada, género de la canción, es decir, una composición musical. Esto nos permite entender algunos de sus recursos retóricos a partir de su efecto sonoro. Ejemplo de esto son la repetición de los versos "¡Me muero!" (vv. 15 y 23) y "¡Me canso!" (vv. 19 y 27), que dinamiza la cuarta estrofa; el uso del polisíndeton en la quinta estrofa, en la repetición de la conjunción copulativa "y" al comienzo de cada verso ("y madrugadas vacías / y atardeceres de ingenio / y una gran voz, fuerte voz", vv. 39-41); el asíndeton (la ausencia de conjunción en la enumeración de verbos) y la gradación (ordenamiento repetido de estos verbos para encadenarlos) en los versos finales: "gritan, sueñan, lloran, cantan / Sueñan, lloran. Cantan. / Lloran, cantan. / ¡Cantan!" (vv. 61-64); y los paralelismos y las anáforas, como en "¡Qué de barcos, qué de barcos! / ¡Qué de negros, qué de negros! / ¡Qué largo fulgor de cañas! / ¡Qué látigo el del negrero!" (vv. 33-36), donde se repiten las estructuras sintácticas, en este caso reforzadas por la repetición de "qué" al comienzo y en el interior de los versos. Todos estos recursos señalan la dimensión musical de este poema y resaltan la importancia que tiene la música en la cultura cubana, de acuerdo con el propio Guillén.

La temática fundamental del poema es la integración de los elementos blancos europeos y los negros africanos, aquí considerados como razas. En otras palabras, se trata del mestizaje de aquellas personas y culturas que llegan a América a partir de los procesos de conquista, colonización y esclavización. Este tema es elaborado mediante dos figuras: el abuelo blanco y el abuelo negro. Cada uno es descrito al comienzo del poema: se mencionan sus atributos fundamentales y sus características físicas destacadas. Es interesante observar que en estas estrofas iniciales se amplía la serie de antítesis entre ambos, ya presentada por la oposición de "blanco" y "negro". Por ejemplo, el abuelo blanco viste una armadura metálica y una gorgera, prendas típicamente europeas, mientras que el abuelo negro va descalzo y con el pecho desnudo.

Esa dinámica antitética se prolonga en la cuarta estrofa, donde se comentan las llegadas y las vivencias de sendos abuelos en América. El abuelo negro ha sido arrancado de su África natal y es esclavizado en el Caribe, mientras que el abuelo blanco forma parte de la enorme empresa colonizadora que saquea las riquezas americanas. Es por eso que los sufrimientos que expresa cada uno de los hombres es diferente: el abuelo negro es violentado al punto tal que siente que se muere; el abuelo blanco apenas siente cansancio.

Si bien el gran foco está puesto en las experiencias de blancos y negros respectivamente, y del mestizaje entre ambos, también hay una caracterización de América en el poema. El continente americano es descrito a partir de elementos de la naturaleza, como los caimanes, los pantanos, los cocos y las playas; es un espacio donde abunda el verde, y el sol y la luna son radiantes. A su vez, el escenario del poema se ubica en la zona tropical del continente, lo cual nos permite entender que Guillén se refiere, en particular, al contexto antillano.

Por otra parte, también se expone una denuncia contra la acción de los europeos con respecto a la tierra y los pobladores originarios americanos. Por ejemplo, los versos "Oh velas de amargo viento, / galeón ardiendo en oro..." (vv. 21-22) hacen referencia a las embarcaciones que los españoles envían a través del Atlántico para llevarse enormes cantidades de oro y otras riquezas de las tierras americanas. Más adelante en la misma estrofa leemos "¡Oh costas de cuello virgen / engañadas de abalorios...!" (vv. 25-26), en referencia al hecho de que los primeros conquistadores ofrecieron bolitas de vidrio a los indígenas haciéndoles creer que eran objetos de gran valor.

Ahora bien, el poema se concentra especialmente en denunciar las violencias racistas de la esclavitud. Así, menciona el sufrimiento corporal y emocional del hombre negro esclavizado en las plantaciones e ingenios, resaltando los efectos de la violencia racista: debe trabajar bajo el sol arrasador entre las cañas y castigado por el látigo del negrero. Es por eso, que el hombre negro es pétreo; la violencia racista lo ha endurecido y tiene fuerza como una roca. Además de presentar el detalle del sufrimiento individual, el poema destaca la magnitud colosal del proceso de esclavización de personas africanas que tiene lugar en la modernidad. En otras palabras, "Balada de los dos abuelos" menciona la enorme cantidad de barcos dispuestos por los blancos europeos para mover de un lado al otro del Atlántico a las personas africanas esclavizadas: "¡Qué de barcos, qué de barcos! / ¡Qué de negros, qué de negros!" (vv. 33-34).

De todos modos, después de elaborar estas críticas, el poema propone una solución pacífica, armónica y moderada a los conflictos raciales. Es decir que, dentro del poema, el yo lírico no se enoja con el abuelo blanco como representante de esas violencias históricas, ni estimula protestas o revueltas. Por el contrario, subraya que los dos abuelos son "del mismo tamaño" (vv. 56,58 y 60), igualándolos en importancia histórica y cultural, y hace que se abracen. El abrazo representa simbólicamente la fusión de sus cuerpos y de sus culturas, es decir, el mestizaje, que tiene lugar en la figura del propio yo lírico. Como descendiente del abuelo blanco y del abuelo negro, este es un sujeto mestizo y, por lo tanto, funciona como paradigma del sujeto nacional cubano, dentro de la visión de Nicolás Guillén. Para el poeta, tanto las personas como la cultura cubanas son, en esencia, mulatas, mestizas. Esto quiere decir que concibe el mestizaje en términos positivos.

Es vital recordar que, si bien el propio Guillén es mulato, este poema no es precisamente autobiográfico, ya que las figuras de Federico y Facundo son ficcionales. No se trata de los abuelos biográficos del poeta. Como afirma Trinidad Barrera (2003), tanto los padres como otras generaciones previas de sus antepasados han sido mulatos. No obstante, el uso de los vínculos familiares en "Balada de los dos abuelos" sirve para enfatizar cómo las relaciones entre distintos miembros de una nación -o de un conjunto de naciones- son afectivas y están marcadas por la historia y los ancestros comunes.

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