Galeotes remando en un bongo en el río Arauca (imagen visual)
"Un bongo remonta el Arauca bordeando las barrancas de la margen derecha.
Dos bogas lo hacen avanzar mediante una lenta y penosa maniobra de galeotes. Insensibles al tórrido sol los broncíneos cuerpos sudorosos, apenas cubiertos por unos mugrientos pantalones remangados a los muslos, alternativamente afincan en el limo del cauce largas palancas, cuyos cabos superiores sujetan contra los duros cojinetes de los robustos pectorales y encorvados por el esfuerzo le dan impulso a la embarcación, pasándosela bajo los pies de proa a popa, con pausados pasos laboriosos, como si marcharan por ella".
Al comienzo de la novela, encontramos esta imagen del Río Arauca, de Venezuela. Una embarcación atraviesa el río, entre los grandes peces, conducida por dos hombres acostumbrados al sol y al intenso calor de la zona.
Sonidos de la noche en el Llano (imagen auditiva)
"Reina el silencio en el caney. La noche ha avanzado bastante y la luna ahonda las lejanías de la sabana. En las ramas del totumo el gallo sueña con gavilanes y su grito de alarma despierta y alborota el gallinero. Los perros, que duermen echados en el patio, levantan las cabezas, enderezan las orejas; pero como solo oyen el vuelo de las lechuzas y de los murciélagos en torno al higuerón, vuelven a meter los hocicos entre las patas. Muge una res en la majada. Distante, se oye el bramido de un toro que tal vez ha venteado al tigre".
En la cabaña de los llanos, cortan el silencio de la noche unos sonidos de lo más variados: el canto de un gallo, el aleteo de los murciélagos, el mugido de una vaca. Todos ellos son sonidos típicos de la zona a la que ha regresado Santos Luzardo.
Descripción de Marisela a los ojos de Santos (imagen visual)
"Santos se detuvo a contemplarla. Bajo los delgados y grasientos harapos que se le adherían al cuerpo, la curva de la espalda y las líneas de las caderas y de los muslos eran de una belleza estatuaria; pero rompían el encanto los pies anchos y gruesos, de piel endurecida y cuarteada por el andar descalzo, y fue en esta fealdad lamentable donde se detuvieron las miradas compasivas".
Santos observa a Marisela, la hija de Doña Bárbara. La observa bella y fea a la vez. Y gana en su semblante la mirada de la compasión. Resulta interesante detenerse en el hecho de que para Santos la belleza es entonces un ideal canónico que se "rompe" por la piel endurecida propia del andar descalza en la tierra.
Pajarote y María Nieves amenazados por la cercanía del caimán (imagen visual)
"En efecto, de pronto el saurio volvió la cabeza y se quedó mirando aquello que flotaba a flor de agua. Tres rifles lo apuntaron desde la playa, poniendo al azar de una puntería la vida de los hombres próximosa la fiera, y ya esta iba a sumergirse de nuevo, cuando un brusco vaivén de las taparas indicó que Pajarote y María Nieves las abandonaban, jugando el todo por el todo, para lanzarse al asalto, que era la única esperanza de salvación que ya les quedaba".
En la historia todos los personajes llaman "El bramador" a un caimán de gran tamaño que circula por las aguas del río y provoca terror en los habitantes de la zona. En esta escena vemos cómo, finalmente, logran cercarlo para matarlo y acabar, así, con ese temor generalizado.
Una culebra atrapa y hunde una vaca en el pantano (imagen visual y auditiva)
"Por fin la culebra comenzó a distenderse sacando el robusto cuerpo fuera del agua, y la novilla empezó a retroceder batallando por desprendérsela del belfo; pero luego aquella volvió a contraerse lentamente, y la víctima, ya extenuada, cedió y se dejó arrastrar y empezó a hundirse en el tremedal lanzando terribles bramidos y desapareció dentro del agua pútrida, que se cerró sobre ella con un chasquido de lengua golosa".
El pantano o "tremedal" -como se le suele llamar en la novela- es un sitio muy común de los Llanos, habitado por animales bastante peligrosos. En esta escena se describe cómo una boa constrictora -puesto que el texto expresa que 'contrae' a su víctima- atrapa y se lleva al fondo del pantano a una vaca joven o novilla. El narrador describe incluso los sonidos que se oyen en el pantano cuando la vaca, finalmente, se hunde rendida.