La ironía del Fantasma de la Ópera
La ironía de la trama del narrador es que, mientras pretenden explicar los misteriosos sucesos de la Ópera como originados por "El Fantasma de la Ópera", acaban demostrando que el fantasma no es más que una ilusión creada por un hombre corriente. Esta disonancia entre lo que se espera y lo que se consigue es una de las principales ironías de la historia, ya que los objetivos iniciales del narrador se contradicen con los resultados finales.
La ironía de las exigencias del fantasma
La ironía aquí reside en el hecho de que los directivos ignoran las exigencias del fantasma y actúan en oposición directa a ellas, pero sufren el desastre poco después. Esto sugiere que el poder del fantasma era demasiado grande para ignorarlo y que la decisión de los directivos de negar su potencial y tratar de burlarlo sólo condujo a su caída. La ironía también se encuentra en la inversión del resultado esperado de sus acciones: en lugar de lograr el éxito, los directivos se enfrentan al desastre. Es un poderoso recordatorio de cómo las acciones de uno pueden tener consecuencias que suelen ser mucho mayores e inesperadas.
La ironía de la muerte de Erik
Resulta irónico que Erik, un hombre que ha sufrido toda una vida de rechazo y alienación, muera de amor a pesar de que nunca experimentará plenamente su alegría. A lo largo de la historia, Erik busca constantemente el amor y la aceptación. Su constante rechazo por parte de la sociedad debido a sus anomalías faciales no ha hecho sino reforzar su obsesión por Christine, convirtiéndola en su máximo objeto de deseo. En su desesperación por ganarse el amor de Christine, Erik orquesta numerosos planes y se convierte en un monstruo para poseerla. Por desgracia, los esfuerzos de Erik son en última instancia infructuosos, ya que muere sin experimentar el verdadero amor y la aceptación de Christine. A través de su muerte, los lectores pueden ver la ironía de una vida dedicada a buscar el amor, aunque finalmente nunca lo consigue.
La ironía del matrimonio forzado
La ironía de que Erik pida a Christine que se case con él para salvar a Raoul y al Persa es que, al mantenerlos cautivos, es el propio Erik quien ha puesto sus vidas en peligro en primer lugar. Al pedirle a Christine que se case con él para salvar a las personas que mantiene cautivas, Erik está intentando conseguir algo de lo que él mismo se ha hecho cargo. Es una ironía trágica, ya que sirve para subrayar la impotencia de Raoul y el Persa en la situación, destacando el poder de las manipulaciones de Erik. Tiene el control total sobre las vidas de Raoul y el Persa, y aún así depende de Christine para "rescatarlos" de su hechizo.