Resumen
Cuando Nick vuelve a su casa esa noche, encuentra que de la mansión de Gatsby salen muchas luces; toda la península resplandece de luz, pero no hay música. No se trata de una fiesta. Gatsby aparece en el jardín y Nick le confirma que al día siguiente llamará a Daisy para invitarla a su casa. Gatsby lo convoca a hacer un negocio confidencial con él: “un negocito lateral, una especie de complemento” (2011:117). Nick rechaza la oferta, que considera “obvia y sin tacto a cambio de un servicio a prestar” (2011:118). Gatsby insiste pero, ante la negativa de Nick, se va a su casa. Al día siguiente, Nick llama a Daisy para invitarla a su casa y le aclara que no lleve a Tom.
El día de su encuentro llueve torrencialmente. A las once llega al bungalow de Nick un jardinero que envía Gatsby para cortar el pasto. Nick sale a comprar flores y comida y a buscar a “la finlandesa” (2011:119), una empleada que trabaja en su casa. Es innecesario porque a las dos de la tarde llega de lo de Gatsby “todo un invernadero, con innumerables recipientes donde colocarlas” (2011:119). A las tres aparece Gatsby con un traje de franela blanca y corbata. Está pálido y se nota que ha dormido poco. A las tres y media la lluvia se aplaca. Gatsby parece agitado y se quiere ir a su casa porque, según él, “nadie viene a tomar el té” (2011:120). En ese momento escuchan el ruido de un motor afuera: es el auto de Daisy.
Daisy aparece con un tricornio lavanda y una “brillante sonrisa extática” (2011:120). Nick la saluda, entran a la casa y encuentran el living vacío. Luego se escucha un ruido en la puerta delantera, y Nick encuentra a Gatsby “pálido como la muerte, con las manos hundidas como pesas en los bolsillos de la chaqueta” (2011:121) y con los pies metidos en un charco.
La conversación entre los tres es cortada y extraña. Gatsby sigue parado “en tensa falsificación” (2011:122) y Daisy se sienta “con susto pero con gracia” (2011:122). Gatsby golpea sin querer un reloj de repisa. Nick y Daisy conversan mientras Gatsby los mira “concienzudamente a uno y otro con ojos tensos, infelices” (2011:123). Cuando Nick los deja solos, Gatsby lo sigue hasta la cocina y le dice que esa reunión ha sido un terrible error. Nick le dice que solo están abochornados. Gatsby vuelve al living y Nick sale por la puerta trasera y se queda en el jardín, bajo un inmenso árbol negro que lo cubre de la lluvia.
Cuando Nick entra, encuentra a sus invitados sentados en el sillón, mirándose “como si hubiera habido una pregunta” (2011:125). La cara de Daisy está llena de lágrimas pero Gatsby está resplandeciente: “un nuevo bienestar irradiaba de él” (2011:125). Luego, Gatsby los invita a su casa y menciona que ha tardado tres años en ganar el dinero para comprarla. Nick le pregunta si no lo ha heredado, y Gatsby responde, dubitativo, que ha perdido gran parte de su herencia en el pánico de la guerra.
Caminan hacia la mansión y Daisy admira los jardines y la construcción. Gatsby les hace un recorrido. Nick se da cuenta de que Gatsby no deja de mirar a Daisy ni un instante. Luego abre su placard y les muestra sus trajes, camisas y corbatas. Las arroja mientras Nick y Daisy las admiran. Daisy se pone a llorar: “me pongo triste porque nunca había visto camisas tan… tan hermosas” (2011:129), dice.
Gatsby le cuenta a Daisy que, si no hubiese niebla, se podría ver desde allí la luz verde encendida en la punta del muelle. Gatsby parece absorto por lo que acaba de decir. Nick piensa que la significación de la luz verde se desvanece en ese momento.
Nick circula por la habitación y repara en la fotografía de un hombre mayor en traje de navegante. Gatsby le cuenta que es Dan Cody, su mejor amigo durante muchos años. Daisy lo llama para que vea con ella por la ventana las nubes espumosas sobre el mar. Nick se despide y los deja solos.
Análisis
El comienzo del capítulo arroja preguntas sobre la relación de Gatsby y Nick: ¿Gatsby está simplemente usando a Nick para acercarse a Daisy o realmente le tiene afecto? Gatsby le ofrece a su vecino una conexión de negocios a cambio del favor de invitarlo junto a Daisy a su bungalow. Esta oferta da cuenta de cómo Gatsby usa el dinero y el poder para manipular a la gente a su alrededor. La inseguridad en el protagonista tiene que ver con asumir que su mansión o sus millones son necesarios para tener amigos o incluso relaciones amorosas. Gatsby ya ha perdido a Daisy por motivos de clase y sigue siendo un outsider de los círculos de riqueza y poder de East Egg, incluso siendo millonario.
El quinto capítulo se concentra en el encuentro de Daisy y Gatsby luego de cinco años de distancia. Se hace foco en cómo la mirada de Daisy es fundamental para la construcción del personaje de Gatsby. Gatsby lleva a su enamorada a su mansión para impresionarla y presume con ella su riqueza. Nick repara en que Gatsby no deja de mirarla porque quiere ver sus reacciones frente a sus objetos: “revaluó cada cosa de la casa de acuerdo con la medida de la respuesta que obtenía de los bienamados ojos de ella“ (2011:128). Esta visita da cuenta de cómo el personaje que Gatsby diseña para él mismo se motiva por una esperanza romántica y se construye a la medida de su amada.
Además, este capítulo expone cómo la idea que Gatsby tiene sobre Daisy se aparta de la realidad. Luego de cinco años de espera, hay una sobreestimación de su enamorada. Cuando Nick se acerca a despedirlos esa tarde, ve en el rostro de Gatsby una expresión de perplejidad y considera que “debía de haber habido momentos incluso esa misma tarde en que respecto a sus sueños Daisy quedó corta; no por culpa de ella, sino a causa de la colosal vitalidad de la ilusión que él tenía” (2011:133). La realidad no alcanza porque su ideal es inalcanzable. Por lo tanto, lo que la novela sugiere es que así como Gatsby se construye como un personaje a la altura de la vara de Daisy, Daisy se transforma en un objeto de deseo idealizado que le sirve a Gatsby para seguir adelante. En este sentido, Lehan considera que la meta no es poseer a Daisy sino desearla (1970). Significativamente, cuando Gatsby parece haberla recuperado, la luz verde pierde su brillo significativo. La luz verde que guía a Gatsby hacia su objetivo pierde su manto de significado cuando él consigue emocionar a Daisy: “ahora era de nuevo una luz verde en un muelle. Su cuenta de objetos encantados había disminuido en uno” (2011:130). Aunque no se explicita ningún tipo de consumación romántica entre los enamorados, cuando Gatsby exhibe sus camisas y Daisy llora por la belleza, algo de su conexión se consuma. A partir de ese día, retoman su relación.
En este capítulo se detalla el proceso creativo que atraviesa Gatsby a la hora de diseñarse a sí mismo, a su amada e incluso su encuentro: “Él se había arrojado a esa ilusión con una pasión creadora, haciéndole agregados todo el tiempo, engalanándola con cada plumita brillante que derivara en su camino” (2011:133). Este pasaje da cuenta de cómo Nick, una voz narradora en primera persona, puede explicar cómo funciona la mente de otros personajes. En este caso, según Tredell (2007), Nick entra imaginativamente en Gatsby y descubre un sentimiento de su interioridad. Por ejemplo, Nick detecta, durante la visita de Daisy, “una ligera duda sobre el carácter de su felicidad presente” (2011:133) en Gatsby. La tensión entre lo ideal y lo real se acrecienta en este episodio. Gatsby no termina de disfrutar porque desea cosas imposibles, como que Daisy no tenga una hija o no esté casada con Tom. En este sentido, lo que Gatsby quiere es revivir el pasado, enamorarse de una voluntaria de la Cruz Roja y casarse con ella en Louisville y actuar como si él y Daisy nunca se hubiesen separado. En este sentido, es significativo que Gatsby, nervioso por el encuentro con Daisy, golpee un reloj en la casa de Nick, en sintonía con su deseo de frenar el tiempo y la imposibilidad que esto implica.
Siguiendo con la visita de Daisy a la mansión, significativamente el color blanco no existe en la casa de Gatsby. El color de la clase social alta no prolifera en una mansión de West Egg, zona de los nuevos ricos sin relaciones sociales establecidas. En cambio, aparecen varias menciones al brillo, la luz y los destellos. Daisy llega al bungalow de Nick con una “sonrisa brillante” (2011:120), y su mano está salpicada de “gotas relucientes” (2011:121). El brillo aparece en toda la novela envolviendo al personaje de Gatsby, quizás resaltando el manto de fantasía que cubre todo su mundo. Todavía en el bungalow de Nick, Gatsby “literalmente resplandecía” (2011:125) en una habitación con “destellos de sol” (2011:125), y Nick dice que sonríe “como un extático patrocinador de la luz recurrente” (2011:125). Luego, desde su mansión, Gatsby le dice a Daisy: “fíjate cómo todo el frente capta la luz” (2011:126). Hay un campo semántico que tiene que ver con el reflejo de la luz que rodea a Gatsby y se vincula con la tensión entre la realidad y la ilusión: como no hay transparencia en el personaje, hay brillo.
Por último, un detalle interesante en la descripción de la mansión de Gatsby es el anacronismo que presenta. Nick comenta que la mansión gótica de Gatsby parece pertenecer a un príncipe feudal. Se sugiere que Gatsby vive en los Estados Unidos del siglo XX como un aristócrata europeo del siglo XV. Por un lado, Gatsby intenta escalar en la pirámide social estadounidense y, por el otro, vive en una mansión que alude a una época pasada en la que los límites entre las clases eran más rígidos e infranqueables.