"-Sí que lo haré, dijo Quentin. Lo mandasteis a que me espiara. Odio esta casa. Me voy a escapar.
-Va a llover toda la noche -dijo Roskus.
Llevas mucho tiempo escapándote, pero siempre vuelves a las horas de las comidas, dijo Jason.
Ya verás si lo hago o no, dijo Quentin".
La señorita Quentin se queja de que su madre, Caddy, envió a su tío, Jason a que la espíe. La señorita se siente harta de esas situaciones y también del ambiente familiar. Por tal motivo, advierte que se escapará algún día. Jason la desafía y le señala que siempre acaba regresando. Sin embargo, hacia el final de la historia Quentin consigue escaparse de la casa de una forma que resulta dramática para el propio Jason.
"No hay hombre que haga eso bajo el primer acceso de furia desesperación o remordimiento o desolación solo lo hace cuando ha comprendido que hasta la desesperación o el remordimiento o la desolación no son especialmente importantes para la sombra del que lanza los dados y yo temporalmente y él es difícil creer pensar que un amor o una pena sean un lazo adquirido sin un objetivo y que maduran quiérase o no se recuerdan sin advertencia previa siendo reemplazados por cualquier decisión que a los dioses se les ocurra presentar en ese momento no tú no lo harás hasta que llegues a creer que ni siquiera ella merece ninguna desesperación quizás y yo no lo haré nunca nadie sabe lo que yo sé y él creo que sería mejor que fueras inmediatamente a cambridge podrías pasar un mes en maine puedes hacerlo si tienes cuidado [....] También me había olvidado de cepillarlo, pero Shreve tenía un cepillo, así que no tuve que abrir la maleta".
Esta cita, escrita de forma gramaticalmente incorrecta, describe el estado de ánimo y los pensamientos del señor Quentin momentos antes de desaparecer del pueblo y alejarse de su familia.
"De modo que creí que lo había arreglado todo hasta el día en que llegué a casa y me encontré a Ben berreando. Aquello era un infierno y nadie lo conseguía calmar. Madre dijo: Bueno, dadle la zapatilla. Dilsey hizo como que no oía. Madre lo volvió a decir y yo digo: Me voy no puedo soportar este maldito ruido. Como digo yo: Puedo aguantar un montón de cosas, y no espero grandes cosas de los demás, pero si tengo que trabajar el día entero en un maldito almacén, maldita sea si no me merezco un poco de tranquilidad cuando vuelvo a casa a cenar".
Esta cita describe el fastidio de Jason al llegar a su casa luego de un largo día de trabajo. Necesitaba descansar y alimentarse, pero su hermano, Ben, se encontraba en un episodio de berrinche y llanto, lo cual entorpecía la cena y resultaba infernal.
"Fui a un rincón y saqué el telegrama otra vez, solo para estar seguro. Mientras lo estaba leyendo llegó un informe nuevo. Había subido dos enteros. Todo el mundo compraba. Lo supe por lo que decían. Todos estaban lanzados. Como si no supieran que solo podía ir en un sentido. Como si hubiera una ley o algo así que prohibiera hacerlo todo excepto comprar. Bueno, supongo que esos judíos del Este también tienen que vivir. Pero, maldita sea ¿no es muy desagradable que cualquier maldito extranjero que no puede ganarse la vida en el país donde Dios lo puso tenga que venir a éste a sacarles el dinero a los norteamericanos de sus propios bolsillos? Nueva alza de dos enteros. Cuatro enteros. Pero, qué demonios, ellos estaban allí y sabían lo que se hacía. Y si yo no iba a seguir sus consejos no sé para qué les pagaba diez dólares al mes. Salí, luego me acordé y volví a mandar el telegrama".
En esta cita se describe la gran importancia que tienen para Jason los movimientos de la bolsa de valores de Nueva York, al punto que lo distrae de sus asuntos cotidianos. Por otra parte, describe el fastidio que le causan las personas judías que manejan gran parte de dichos movimientos
"Comimos durante un rato. Oía a Ben en la cocina donde Luster le daba de comer. Como yo digo: Si tenemos que alimentar otra boca y ella no quiere aceptar ese dinero, ¿por qué no lo mandamos a Jackson? Estaría más contento allí con otros como él. Como yo digo: Dios sabe lo orgullosa que es esta familia mía, pero no me parece que haga falta mucho orgullo para que resulte molesto ver a un hombre de treinta años jugando en el patio con un chaval negro, corriendo pegado a la cerca y mugiendo como una vaca cada vez que los ve jugando al golf al otro lado. Digo yo que si lo hubieran mandado a Jackson desde un principio, todos nos sentiríamos mejor. Digo yo: Ya has hecho por él todo lo que tenías que hacer, y mucho más de lo que harían otras personas, por tanto, ¿por qué no lo mandas allí y así obtenemos algún beneficio de los impuestos que pagamos?".
Esta cita describe el pensamiento de Jason respecto de la situación de Ben. Considera que su madre ha obrado correctamente con su condición mental, y mejor de lo que cualquier persona hubiera hecho. Por esta razón, sostiene que ya es momento de enviar a su hermano a Jackson, un sitio donde se alberga y cuida a personas con su condición. Además, esto permitiría mejorar la situación económica de la familia.
"Pero eso habría resultado demasiado sencillo para que lo pensase un Compson. Necesitan ideas mucho más complicadas. Esperando para hacerlo a que se escapara y tratara de forzar a una niña en plena calle mientras el padre de ella miraba. Bueno, como yo digo, esperaron mucho para castrarle y terminaron demasiado pronto. Por lo menos conozco a otras dos que necesitan que les hagan algo parecido y una de ellas está a menos de un kilómetro de aquí. Pero, por otra parte, no creo que ni eso sirviera de nada. Como yo digo: puta una vez, puta siempre. Y que me dejen solo veinticuatro horas sin que uno de esos malditos judíos de Nueva York me diga lo que va a pasar. Y no es que quiera ganar una fortuna, eso solo les va bien a los jugadores avisados. Lo único que quiero es una oportunidad para recuperar mi dinero. Y una vez que lo haya recuperado, ya pueden traer aquí a la calle Beale entera y a todo el manicomio, incluso dos de ellos podrían dormir en mi propia cama y otro ocupar mi sitio en la mesa, me daría igual".
Esta cita describe el modo de pensar de Jason en su fuero interno. Allí aparecen sus cuatro principales fastidios existenciales. Primero, su hermano, Ben, que cuando berrea genera un ambiente ruidoso en la casa. Segundo, las mujeres de su familia y las mujeres en general. Tercero, los judíos de Nueva York que cada vez ganan más poder económico. Cuarto, su situación económica, que anhela revertir a como dé lugar si tan solo se le presentase la oportunidad para hacerlo.
"-Esta semana esos titiriteros estarán en Mottson -dijo el sheriff.
-Sí -dijo Jason-. Y si encontrara a un servidor de la ley que se molestara un poco en proteger a las personas que le han elegido, ya estaría allí a estas horas. -Repitió su relato. Parecía obtener un auténtico placer de su ultraje e impotencia. El sheriff no parecía escucharlo en absoluto.
-Jason -dijo-. ¿Qué hacía usted con esos tres mil dólares en casa?
-¿Cómo? -dijo Jason-. A nadie le importa dónde guardo mi dinero. Su obligación es ayudarme a recuperarlo.
-¿Sabía su madre que tenía tanto dinero en casa?
-¡Oiga! -dijo Jason-. Mi casa ha sido robada. Sé quién lo hizo y sé dónde está. Acudo a usted, que es servidor de la ley, y le pregunto una vez más: ¿Va a hacer algo para recuperar lo que es mío, o no?
-¿Y qué piensa hacer con esa chica, si la coge?
- Nada -dijo Jason-. Nada en absoluto. No le pondré la mano encima. La puta ya me ha costado un empleo, la única oportunidad que tuve nunca de progresar, ha matado a mi padre, está terminando con mi madre y hace que mi nombre sea el hazmerreír del pueblo. No le haré nada -dijo-. Nada en absoluto.
-Fue usted el que la obligó a escaparse -dijo el sheriff.
-No es asunto suyo el modo en que llevo a mi familia -dijo Jason-. ¿Va a ayudarme o no?
-Usted hizo que se fuera de casa -dijo el sheriff-. Y tengo algunas sospechas de a quién pertenece ese dinero, aunque supongo que nunca podré confirmarlas".
Este diálogo representa el comienzo del dramático final de Jason. Había llegado una correspondencia a nombre de la señorita Quentin, donde su madre, Caddy, le facilitaba una gran suma de dinero. Sin embargo, Jason le dio solo una pequeña parte, quedándose con la gran suma restante. Su sobrina finalmente encuentra los tres mil dólares que habían sido escondidos por él en la casa. Esto le da a Quentin la posibilidad de escaparse definitivamente de esa casa que había manifestado odiar. Jason acude al sheriff para que lo ayude, no tanto a encontrar a su sobrina, sino a recuperar el dinero. Sin embargo, el sheriff sospecha del accionar de Jason y deduce los verdaderos motivos de Quentin.