La vera del río (Motivo)
Platón y Fedro llegan a un lugar especial. Dice Sócrates:
A juzgar por las figurillas y ofrendas votivas parece ser un lugar consagrado a algunas Ninfas y Aqueloo. Y, si quieres, la brisa del lugar, ¡cuan extremadamente amable y deliciosa! Estival y melodiosa, acompaña con su sonido al coro de las cigarras. Pero lo más exquisito de todo es la hierba, que, en la suave pendiente, ha crecido lo bastante como para quien recline sobre ella su cabeza se sienta de maravillas. (230c)
Esta es la primera descripción de lo que la crítica literaria ha llamado, desde la antigüedad, locus amoenus: un lugar agradable, encantador, placentero, en principio a la vista, que encuentra antecedentes en la literatura griega tales como Homero y culmina en el helenismo con los paisajes pastoriles idealizados de Teócrito.
Los árboles umbrosos y las aguas apartadas constituyen un contexto propicio para el retiro del "mundanal ruido" de la polis y del calor opresivo del verano Mediterráneo. La conversación que se desarrolla en lugares de tal hermosura no debe tratar sino de temas elevados: el alma, el amor y la belleza.
El plátano y el agnocasto (Símbolos)
Bajo el plátano encuentran Fedro y Sócrates un buen lugar para mantener su diálogo. El plátano es un árbol de sombra, de 15 a 20 metros de altura y amplia copa. El propio nombre de Platón tiene la misma raíz que el nombre del plátano ambos basados en el significado de platys, "ancho", lo cual sugiere que Platón puede haber querido hacer aquí un juego fónico etimológico. Algunos estudiosos consideran que el plátano es una representación del logos, del discurso.
El agnocasto, que aparece apenas más adelante, es un símbolo del verdadero amor, moderado, que Sócrates elogiará en su segundo discurso. El agnocasto era conocido por sus efectos anti afrodisíacos, por lo cual es un árbol ideal para conversar sobre el eros de forma plácida y tranquila.
La polis (Símbolo)
La polis es el lugar donde se congrega la actividad política, cultural y social. En ella se encuentran los hombres cultos y buenos. Es la villa principal del territorio de la ciudad, pero, además, simboliza la enseñanza, el aprendizaje, la sociedad en conjunto y la dialéctica (recordemos que es muy extraño que Sócrates salga fuera de la polis a mantener un diálogo filosófico). El encuentro con el otro se da, para Sócrates, invariablemente en el marco de la polis.