Pérdida y decepción
El tema de la pérdida y la decepción está presente en toda la novela. Es evidente la incapacidad del protagonista, Menelao, de completar su búsqueda romántica de Gisela y en sus constantes intentos frustrados de hacerlo. Es incapaz de establecer una conexión significativa con ella y se ve repetidamente defraudado por ella, su familia y sus amigos. Esta sensación de pérdida y decepción se ve acentuada por el hecho de que las fantasías de Menelao son a menudo violentas y destructivas, incluido su deseo de deshacerse de su abuela, madre y madrastra, así como su compulsión por etiquetar a Gisela como un trozo de carne. Estas fantasías sugieren una ira y una frustración profundamente arraigadas, resultado de su incapacidad para conectar con las personas que le importan. En un plano más amplio, el tema de la pérdida y la decepción se acentúa aún más con la presencia de los testimonios de los demás personajes, que a menudo ponen de relieve sus luchas por encontrar algún tipo de realización. El propio título del libro, Gazapo, implica la idea de una mentira o de algo que no es cierto y, por tanto, inalcanzable. Esto sirve como metáfora de la sensación de pérdida y decepción que experimentan los personajes a lo largo de la novela. Al final, este tema es central en la novela, ya que sirve como recordatorio de las dificultades y decepciones que puede deparar la vida, y de la imposibilidad última de obtener la verdadera felicidad. Es este sentimiento compartido de pérdida y decepción el que sirve para unir a Menelao y a sus compañeros, creando un sentimiento de solidaridad frente a sus luchas.
Fantasía
El propio título implica un sentido de fantasía, y a lo largo de la novela, el protagonista, Menelao, se ve constantemente envuelto en ensoñaciones gratificantes y torturadoras que se autoinfringe. Estas ensoñaciones, o fantasías, a menudo implican que es capaz de alcanzar sus metas y deseos, como seducir a Gisela o deshacerse de su entrometida abuela. Sin embargo, en la realidad, estos objetivos no son alcanzables y Menelao se queda frustrado y decepcionado. Esta dicotomía fantasía-realidad se observa también en las conversaciones e interacciones de sus amigos, que también parecen experimentar dificultades para alcanzar sus metas y deseos. Este tema de la fantasía también se pone de relieve en las descripciones de Gisela, a la que a menudo califica de forma casi animal, lo que sugiere que Menelao no la ve como una persona real, sino más bien como una figura fantástica que nunca podrá alcanzar. De este modo, Sainz explora el poder y la complejidad de la fantasía y la realidad, a menudo dolorosa, que no siempre se corresponde con la realidad. La novela habla del poder de la fantasía, ya que puede dar a la gente una vía de escape de sus vidas mundanas. Permite a las personas imaginar una versión diferente de sí mismas y de nuestro mundo, y puede ser tanto fortalecedora como destructiva. Por ejemplo, las fantasías de Menelao de deshacerse de su familia son, en última instancia, destructivas, por el hecho de que le alejan de su realidad. Por otro lado, sus fantasías con Gisela son fortalecedoras, puesto que le dan una sensación de esperanza y posibilidad.
Conflicto intergeneracional
Este conflicto se ve a través del personaje de Menelao, que está constantemente en desacuerdo con las generaciones mayores de su familia y de la sociedad. Lucha por romper con las expectativas de sus padres, abuelos y otras figuras de autoridad, y busca abrirse camino. Esto se ve en sus intentos de mantener una relación romántica con Gisela, a pesar de la desaprobación de su familia y de la sociedad. La lucha de Menelao por romper con las expectativas de su familia y de la sociedad queda aún más patente en su vida de fantasía, en la que imagina deshacerse de su abuela y tratar a Gisela como "carne de carnicero". Esto refleja su deseo de liberarse de las normas sociales que se le imponen, así como su frustración por no poder hacerlo. Sus fantasías demuestran su conflicto interno, ya que es incapaz de conciliar sus deseos con las expectativas de su familia y de la sociedad. El tema del conflicto intergeneracional se explora aún más a través del personaje de Gisela, el interés amoroso de Menelao. Gisela acepta mejor los intentos de Menelao de liberarse de su familia y su cultura, pero sigue dividida entre sus deseos y las expectativas de su familia. La novela pone de relieve la dificultad de equilibrar los deseos de la generación mayor con las aspiraciones de la generación más joven.
Sexualidad
El protagonista Menelao fantasea constantemente con seducir a la tímida Gisela, pero es incapaz de llevar a la práctica sus deseos. De esta lucha se hacen eco los testimonios de sus amigos, que también parecen experimentar dificultades para expresar sus deseos sexuales. Esta falta de acción es un reflejo de las estructuras sociales opresivas de México, que dificultan la expresión sexual de los jóvenes. Además, el uso de metáforas e imágenes para describir el cuerpo de Gisela muestra cómo Menelao y otros personajes la cosifican. Esta cosificación de la mujer refuerza aún más la idea de que la sexualidad es algo que debe controlarse, en lugar de expresarse y explorarse. La novela explora las complejidades de la sexualidad y la tensión entre los deseos de un individuo y las normas sociales que dictan su comportamiento. Las fantasías de Menelao, aunque a menudo violentas y perversas, son también una expresión de sus deseos reprimidos y de su anhelo de una conexión emocional.