Yo lírico
La voz lírica de este poema enuncia mayoritariamente en tercera persona. Solo en el primer verso de la última estrofa encontramos un verbo conjugado en la primera persona del singular: "fundo" (v. 65), que quiere decir argumento, sostengo, explico, demuestro. No hay marcas gramaticales del género del yo lírico, pero es posible sostener que se identifica con las mujeres, ya que todo el poema las defiende y, al mismo tiempo, denuncia la hipocresía de los hombres. Es por ello que podemos pensar que la voz lírica es cercana a las ideas de la poeta, Sor Juana Inés de la Cruz.
Los hombres
Los hombres, como grupo social dominante, funcionan como personaje colectivo en este poema. Ellos son necios, contradictorios, locos, infantiles, arrogantes y pecadores. Son los antagonistas de las mujeres, ya que las tratan de manera hipócrita: quieren tener relaciones sexuales con ellas, pero, al mismo tiempo, las acusan y las castigan si no se mantienen vírgenes y castas. Además, ellos son los interlocutores de la voz poética. Como puede leerse en los primeros versos, el poema es una acusación dirigida a estos "hombres necios", el yo lírico les habla directamente a ellos para denunciar su hipocresía.
Las mujeres
Las mujeres también conforman un personaje colectivo como grupo social, en este caso marginalizado, subordinado. A veces son referidas en plural ("y después de hacerlas malas / las queréis hallar muy buenas", vv. 47-48) y otras en singular ("Hombres necios que acusáis / a la mujer sin razón", vv. 1-2). Se trata de la figura protagónica del poema. Sin embargo, este no se dedica a defender sus virtudes o sus características positivas. Por el contrario, el foco es denunciar a los hombres. Ellas son víctimas de una cultura dominada por la hipocresía masculina, pero también son pecadoras.