La hipocresía
El tema principal de este poema es la hipocresía, en particular la que caracteriza a los hombres de la época de Sor Juana. Esto se debe a que ellos mantienen y reproducen un doble estándar sexista con respecto a las mujeres. Por un lado, esperan que ellas estén disponibles para satisfacer sus deseos sexuales. Por el otro, esperan que sean castas, virginales, recatadas. Esta es una contradicción en sí misma. Ellos provocan aquello que luego rechazan y denuncian: acusan a las mujeres que tienen sexo de livianas o indecentes cuando han sido ellos mismos los que las buscaron.
Esta idea se enuncia en las dos primeras estrofas: "Hombres necios que acusáis / a la mujer sin razón / sin ver que sois la ocasión / de lo mismo que culpáis" (vv. 1-4). Luego se repite a lo largo de todo el poema, y el yo lírico se vale de diversos recursos para reforzar la misma denuncia una y otra vez. Por ejemplo, usa preguntas retóricas, como "¿por qué queréis que obren bien / si las incitáis al mal?" (vv. 7-8), y hace alusión a figuras históricas como Thais y Lucrecia para simbolizar los dos modelos contradictorios de mujer. Es por este carácter de hipócritas que los hombres en este poema son calificados de "necios", es decir, tontos, testarudos, insensatos, faltos de razón.
La desigualdad entre hombres y mujeres
La gran denuncia que lanza "Hombres necios que acusáis" procura exhibir la desigualdad social entre hombres y mujeres. Cabe señalar que, en la actualidad, corresponde hablar de "desigualdad de género", pero el concepto resulta poco adecuado para la realidad del siglo XVII, cuando escribe Sor Juana Inés de la Cruz.
El poema pone de manifiesto que los hombres son hipócritas y esto resulta especialmente problemático porque son ellos mismos los sujetos dominantes de la cultura de la época. Todas las autoridades políticas y religiosas son varones; ellos son los únicos que realmente acceden al poder y al conocimiento, las mujeres están relegadas a cuidar de la familia y el hogar. De hecho, la propia Sor Juana Inés de la Cruz debe lidiar con esa desigualdad durante su vida, ya que quiere estudiar, pero eso es disruptivo para una mujer. La visión y el comportamiento de los hombres determinan las reglas generales de la sociedad y, por lo tanto, moldean los comportamientos de las mujeres, que son subordinadas.
La moral cristiana
El pensamiento ético cristiano atraviesa toda la obra de esta escritora, y una de las preocupaciones centrales de la poeta es la injusticia que oprime a las mujeres de su época. Como afirma la especialista Georgina Sabat de Rivers, Sor Juana aprovecha la religión y su retórica como herramientas para defender la igualdad de los sexos, y argumenta que ese principio se desprende directamente "de la justicia implícita en la creación de Dios" (Sabat de Rivers, 1998). Es decir, Sor Juana usa sus conocimientos eruditos de teología para justificar que la hegemonía y la dominación masculinas no son un mandato divino.
En el trasfondo de "Hombres necios que acusáis", podemos identificar la presencia de la moral cristiana, que sirve para organizar la argumentación del yo lírico. Esta se deja entrever en el uso de algunos términos, como "pecar" ("la que peca por la paga, / o el que paga por pecar", vv. 55-56) y en la antítesis entre el bien (que representa la moderación sexual) y el mal (que representa la sexualidad pecaminosa): "¿por qué querés que obren bien / si las incitáis al mal?" (vv. 7-8). Y finalmente, se manifiesta con especial claridad en el último verso del poema: "pues en promesa e instancia / juntáis diablo, carne y mundo" (67-68). Sor Juana califica la hipocresía de los hombres de diabólica. Además, de acuerdo con textos teológicos de la época de la poeta, "mundo, demonio y carne", en oposición a lo divino y lo celestial, son los enemigos del alma, corrompen a las personas y las hacen caer en la tentación (Alatorre, 2009).