Personajes contrastados (imagen visual)
"Era delgadita, menuda, con una naricilla que parecía estar olisqueando los olores feos del mundo, y dedicaba el tiempo a tejer cofias, mantones, a bordar manteles, colchas y blusas o a preparar dulces, quehaceres para los que estaba dotada. Pero la mayoría de las veces, los bollos con crema, las tortas de almendra, los merengues con chocolate, los mazapanes esponjosos que hacían las delicias de sus sobrinos, de su cuñada y de su hermano ella ni los probaba. La señorita Adelinha quedó prendada de Joáo Grande desde el día que lo vio trepándose al depósito del agua. Asustada al ver a dos metros del suelo a un niño que apenas podía tenerse de pie, le ordenó que bajara, pero Joáo siguió subiendo la escalera mecánica."
La descripción se centra en Adelinha Isabel de Gumucio, a quien se describe como una mujer menuda y delicada. Las descripciones de su aspecto físico y su meticuloso trabajo manual crean una imagen vívida. Sus actividades incluyen el diseño de diversos artículos, para los que muestra un talento natural. Sin embargo, a pesar de sus habilidades, rara vez se dedica a ellas. Las imágenes también yuxtaponen la naturaleza refinada de Adelinha a la fuerza y vitalidad innatas de João.
Momento de conflicto (imagen visual y auditivo)
"El tintineo de los cencerros brota otra vez, simultáneamente con los ansiosos ladridos en la puerta de la cabaña y el relincho de la mula. Gall está recordando al emisario de Canudos, la cicatriz que le comía la cara, su extraño sosiego, su indiferencia. ¿Cometió un error, tal vez, no confiándole lo de las armas? No, pues no podía mostrárselas entonces: no le hubiera creído, habría aumentado su desconfianza, habría puesto en peligro todo el proyecto. El perro ladra afuera, frenético, y Gall ve que Jurema coge el bastón con que ha apagado el fuego y va de prisa hacia la puerta."
La descripción comienza con el sonido de campanas unido a los ladridos de un perro en la puerta de la cabaña. Hay una sensación de incertidumbre en los pensamientos de Gall sobre si cometió un error al no confiar en el emisario. Las imágenes abarcan varios elementos de peligro, desconfianza y conflicto inminente. Encierra el peligro inmediato al que se enfrentan los personajes y sus rápidas reacciones. También muestra los pensamientos internos de Galo, retratando sus dudas y cálculos.
Encuentro en el almacén (imagen visual)
"Sentados en la puerta del almacén, hay un puñado de viejos idénticos, fumando de una misma pipa. El rastreador se dirige a ellos y, quitándose el sombrero, los saluda. Deben de conocerlo pues le preguntan sobre Queimadas y todos quieren saber si ha visto soldados y qué se dice de la guerra. Les responde lo que sabe, sentado entre ellos, y se interesa por las gentes de Ipupiará. Algunas han muerto, otras partido al Sur en busca de fortuna y dos familias acaban de marcharse a Canudos. Al oscurecer, Rufino y los viejos entran al almacén a tomar una copita de aguardiente. Una tibieza agradable ha reemplazado a la ardiente atmósfera."
Las imágenes crean una vívida escena de interacción entre Rufino y un grupo de ancianos. Discuten las noticias sobre la guerra en curso, demostrando su interés por el conflicto. Al oscurecer, Rufino y los ancianos entran a tomar una copa. Esto simboliza un cambio del intenso calor del día a un ambiente más relajado. Las imágenes retratan la persistente persecución de Rufino y los escenarios por los que transita.
Caos y conflicto (imagen visual y auditiva)
"Jurema espió entre las ramas. Los tiros continuaban, dispersos, intermitentes, y allí seguían las nubéculas y llamas de los incendios, pero no alcanzaba a ver desde su escondrijo a las figuritas uniformadas que había visto cruzando el río y desapareciendo en el poblado. «Quietos» , dijo el yagunzo y por segunda vez en el día los soldados surgieron de la nada. Esta vez eran jinetes, en filas de a dos, montados en animales pardos, negros, bayos, moteados, relinchantes, que, a una distancia increíblemente próxima, se descolgaban de la pared de rocas de su izquierda y se precipitaban a galope hacia el río. Parecían a punto de rodar en esa bajada casi vertical, pero mantenían el equilibrio y ella los veía pasar, raudos, usando las patas traseras como freno."
Esto describe la perspectiva de Jurema mientras se esconde entre las ramas. Los soldados aparecen como una fuerza caótica pero organizada, cabalgando río abajo. El punto de vista de Jurema deja entrever la confusión y la violencia que la rodean. El autor utiliza descripciones vívidas para transmitir la frenética energía y el peligro del momento.