Relatos de mensajeros VS relatos de Marco Polo (imagen auditiva)
“En lenguas incomprensibles para el Kan, los mensajeros referían noticias escuchadas en lenguas que les eran incomprensibles: de ese opaco espesor sonoro emergían las cifras percibidas por el fisco imperial, los nombres y los patronímicos de los funcionarios depuestos y decapitados, las dimensiones de los canales de riego que los magros ríos alimentaban en tiempos de sequía. Pero cuando el que hacía el relato era el joven veneciano, una comunicación diferente se establecía entre él y el emperador. Recién llegado y buen conocedor de las lenguas del Levante, Marco Polo no podía expresarse sino con gestos: saltos, gritos de maravilla y de horror, ladridos o cantos de animales, […]”.
En esta extensa cita de la primera parte de libro, podemos apreciar una peculiar imagen auditiva que marca las diferencias entre el modo de relatar que tenía Marco Polo y el que tenía el resto de los mensajeros. Por un lado, los mensajeros comunes se dirigían a Kublai Kan de una forma monótona, con un timbre oscuro y algo aburrido. Además, ni siquiera entendían las lenguas de las ciudades que visitaron, por lo que tampoco podían reproducir nada correctamente ante los oídos del Kan.
Por otro lado, contrastando totalmente con estos individuos, tenemos los relatos de Marco Polo. El narrador sugiere que Marco usaba un tono vívido, expresivo, y que reproducía, incluso, los sonidos y ruidos de las ciudades que visitaba, así fueran los de los animales como los de máquinas y personas.
Descripción de la ciudad de Zenobia (imagen visual)
“Ahora diré de la ciudad de Zenobia que tiene esto de admirable: aunque situada en terreno seco, se levanta sobre altísimos pilotes, y las casas son de bambú y de zinc, con muchas galerías y balcones, situadas a distintas alturas, sobre zancos que se superponen unos a otros, unidas por escaleras de mano y aceras colgantes, coronadas por miradores cubiertos de tejados cónicos, depósitos de agua, veletas, de los que sobresalen roldanas, sedales y grúas”.
En la parte II del texto, nos encontramos con esta detallada descripción de la ciudad de Zenobia. La imagen visual nos presenta una ciudad muy particular, construida sobre grandes columnas, como si estuviera encima de los zancos que se usan en los circos. Mientras leemos, nos podemos imaginar la estructura que tendría ante nuestros ojos, en específico por el modo en que sus habitantes deben tener para subir con roldanas y grúas las cosas que desean utilizar en sus casas.
Marco Polo muestra objetos para dar a conocer lo que vio en cada ciudad (imagen visual)
“Recién llegado y completamente ayuno de las lenguas del Levante, Marco Polo no podía expresarse sino extrayendo objetos de sus maletas: tambores, pescado salado, collares de colmillos de jabalí, y señalándolos con gestos, saltos, gritos de maravilla o de horror, o imitando el aullido del chacal y el grito del búho”.
En un comienzo, cuando Marco Polo todavía no había aprendido la lengua del emperador, se hacía entender a través de los objetos que había recopilado en las ciudades que visitaba. En lugar de explicar con palabras, entonces, debía mostrar cosas y esperar que Kublai Kan lo comprendiera.
De hecho, como leeremos más adelante, este modo de narrar, mezcla de gestos y mímica, termina siendo el más interesante para ambos, al punto de que luego lo siguen usando, incluso cuando Marco ya ha aprendido la lengua del Kan.
Ciudad de Ipazia (imagen visual)
“Entré en Ipazia una mañana, un jardín de magnolias se espejaba en lagunas azules, yo andaba entre los setos seguro de descubrir unas damas bellas y jóvenes bañándose; pero en el fondo del agua los cangrejos mordían los ojos de las suicidas con una piedra sujeta al cuello y los cabellos verdes de algas”.
En la tercera parte de libro, leemos sobre Ipazia, una ciudad rodeada de jardines y lagos. El explorador y protagonista de estos relatos espera encontrar mujeres desnudas nadando en las aguas, para deleite personal. Sin embargo, encuentra en su lugar que los animales se comen los cuerpos de mujeres jóvenes que se han suicidado en aquellas aguas.
Música de los cementerios (imagen auditiva)
“Y cuando mi ánimo no busca otro alimento y estímulo que la música, sé que hay que buscarla en los cementerios: los intérpretes se esconden en las tumbas; de una fosa a la otra se responden trinos de flautas, acordes de arpas”.
Otra cosa que ocurre en Ipazia es que la música se oye en los cementerios. Tal vez, porque las mujeres que se han suicidado estaban, en realidad, llenas de alegría y de vida. De todos modos, esta es solo una conjetura, ya que la descripción que hace Marco Polo de esta ciudad es particularmente ambigua y poco específica.