Dostoyevski explora los conceptos sociales, religiosos y espirituales de la sociedad rusa en proceso de modernización a través de la familia Karamazov. Hace referencia a la influencia de las ideologías occidentales en la cultura rusa, que está perdiendo sus filosofías tradicionales. La narración indaga en cuestiones relacionadas con el libre albedrío, la existencia de Dios, la moral y la fe.
La historia comienza con el desacuerdo entre el padre y el hijo mayor sobre la herencia. Sus cuatro hijos son Dimitri, Iván, Alexei y el hijo ilegítimo Smerdyakov, quienes poseen personalidades diferentes entre sí. El padre manipula con frecuencia a sus hijos, lo que provoca incidentes y discusiones intensas, sobre todo con Dimitri. En una ocasión, discuten y su padre es asesinado, por lo que se culpa a Dimitri del crimen. Aunque todas las pruebas demuestran que él es el sospechoso, los demás hermanos creen que Smerdyakov es el asesino. A través de Iván y Alexei, el autor se centra en las nociones de fe, ya que Iván es ateo y Alexei es creyente. Difieren en cuanto a la fe y la razón sobre la existencia de Dios, lo que provoca dudas y preguntas sobre la moral.
Mientras Iván es cínico sobre el mundo y el destino moral de su sociedad, Alexei cree que vive en un mundo justo. Dimitri es inocente del delito de asesinato, pero asume la responsabilidad, lo que cuestiona si la verdad importa. Su caso examina si la gente se preocupa por buscar la justicia o por condenar y culpar a los culpables. El fiscal demuestra la decadencia moral que representa la sociedad modernizada que se aleja de la religión. Su percepción encarna el núcleo de la historia que ilustra el cambio de ideas sociales y políticas en Rusia.
