La novela Los tres mosqueteros tiene como telón de fondo la historia de Francia durante el 1600. La acción inicia con el viaje de d’Artagnan, un joven gascón, que se dirige a París con el sueño de convertirse en un mosquetero, la guardia de élite del rey. Proviene de una familia noble de la región de Gascuña, pero su padre no tiene demasiado dinero. Su pertenencia más preciada es una carta de presentación dirigida al señor de Tréville, el capitán de los mosqueteros, quien proviene de la misma región que él y que ha encontrado su lugar en la corte parisina.
En París la escena política es compleja por las tensiones que genera la disputa de poder que existe entre el rey y el cardenal. Si bien el trato en la corte es cordial, por detrás existe una clara rivalidad entre los hombres leales al rey y aquellos que son leales al cardenal Richelieu. A pesar de tratarse del principal consejero del rey, Richelieu ocupa la mayor parte de su tiempo ideando planes para afianzar su poder.
En sus primeras horas en París, d’Artagnan conoce a tres célebres mosqueteros: Porthos, Aramís y Athos. El primer encuentro con cada uno de estos hombres es desafortunado, y d’Artagnan se encuentra en la incómoda situación de tener que batirse a duelo con ellos. Una serie de circunstancias fortuitas hacen que los tres mosqueteros empiecen a apreciar a d’Artagnan y elijan introducirlo a la vida de la corte y guiarlo en su carrera militar.
D’Artagnan se ve involucrado en una intriga cuyos protagonistas son las personas más ilustres de Francia e Inglaterra. Gracias a la esposa del hombre al que le alquila su cuarto, d’Artagnan se pone al servicio de la reina Ana de Austria y el canciller de Inglaterra, el duque de Buckingham, para ayudarlos a evitar un escándalo. Paralelamente, el cardenal también participa de esta intriga, que deja en manos de sus esbirros más leales para conseguir humillar a la reina.
Luego de su participación en el plan para proteger la reputación de Ana de Austria, d’Artagnan se gana la enemistad del cardenal y sus colaboradores, lo que termina por sumirlo en una red de complots palaciegos. El cardenal confía plenamente en Milady, su colaboradora más eficiente. D’Artagnan se ve envuelto en una relación de amor y odio con esta enigmática mujer que probará ser el peor de los adversarios.
En medio de los escándalos cortesanos, Francia debe enfrentar las amenazas externas de España e Inglaterra, al mismo tiempo que debe contener la insurrección interna por parte de los hugonotes (protestantes) franceses. Por este motivo, d’Artagnan y sus amigos son enviados a participar del asedio de La Rochelle, el último bastión de los protestantes franceses que desafían el poder del rey.
Nuevamente d’Artagnan queda en medio de una controversia entre Francia e Inglaterra que tiene implicancias personales y políticas. En el centro de la controversia están nuevamente el duque de Buckingham, la reina y el cardenal. Para asegurarse el éxito del asedio a La Rochelle ideado por Richelieu, es vital que los esfuerzos del duque por colaborar con los protestantes fracasen. Una vez más, la delicada misión de neutralizar al duque queda en manos de Milady.
Los mosqueteros se enteran de los planes de Richelieu e intentan obstaculizar los planes de Milady. Para ello, utilizan sus conexiones y logran apresar a Milady. No obstante, todos subestiman el poder de seducción y manipulación de Milady, quien consigue escapar de su cárcel y continuar con su plan.
Finalmente, la novela termina cuando se resuelve de manera trágica y violenta la rivalidad entre d’Artagnan y Milady.