La narradora reza (imagen visual, olfativa y sonora)
“Al principio me quedaba al fondo, mareada, ebria con el olor a incienso. Me arrodillaba y rezaba. Arrodillarme era un suplicio, por mi espalda, y el corsé ortopédico se me clavaba en la columna. Estaba segura de que eso me santificaba y era una penitencia por mis pecados, pero dolía tanto que al final dejé de hacerlo, y simplemente me sentaba en la iglesia oscura hasta que sonaba la campana para entrar a clase".
La escena en la iglesia se presenta visualmente a través de la descripción de la narradora arrodillada, lo que transmite la solemnidad del acto de rezar. El olor a incienso contribuye a la atmósfera de la iglesia. Este aroma es particularmente importante en la práctica religiosa, asociado con la purificación y la espiritualidad. La campana que indica el comienzo de la clase añade un elemento sonoro a la escena, marcando el tiempo y creando una sensación de ritual.
Viaje en tren por el desierto (imagen visual y olfativa)
“El tren aminoró a las afueras de El Paso. Sin despertar a mi pequeño Ben, me lo llevé en brazos al vestíbulo del vagón para mirar el paisaje. Y oler el desierto. Caliche, salvia, azufre de la fundición, leña quemada de las barracas de los mexicanos junto al río Grande. La Tierra Santa. Cuando vine aquí de pequeña, a vivir con Mamie y el abuelo durante la guerra, fue la primera vez que oí hablar de Jesús, de María, de la Biblia y el pecado, así que Jerusalén se mezcló con las sierras y los desiertos de El Paso. Juncos en las orillas del río y enormes crucifijos por todas partes. Higueras y granados. Mujeres tapadas con mantos oscuros y niños en los brazos, hombres pobres y enjutos con ojos de mártir, de redentor. Y de noche las estrellas eran grandes y resplandecientes como en la canción, y brillaban con tanta insistencia que parecía lógico que los reyes sabios no pudieran evitar seguir cualquiera de ellas y hallaran el camino".
La descripción del paisaje a lo largo del viaje en tren revela la vastedad del desierto, con sus colores y elementos distintivos, como las sierras y los desiertos de El Paso. La narradora menciona una variedad de olores del desierto, como el caliche, la salvia, el azufre, la leña quemada y otros, proporcionando una experiencia multisensorial del entorno.
Noche en un hotel (imagen visual y sonora)
“Eloise se arrepintió de no haber traído un libro de misterio. Se levantó y fue al baño; cucarachas y cangrejos de tierra corretearon abriéndole paso. Se duchó con jabón de coco, se secó con toallas húmedas. Limpió el espejo empañado para mirarse. Una cara vulgar y adusta, pensó. Quizá no tanto vulgar, con sus grandes ojos grises, su bonita nariz y su sonrisa, como adusta. Buena figura, pero tanto tiempo descuidada que también parecía adusta.
La orquesta paró de tocar a las dos y media. Ruidos de pasos y susurros, una copa hecha añicos. «¡Dime que te gusta, cielo, dímelo!». Un gemido. Ronquidos".
El narrador describe la habitación del hotel, con detalles como las cucarachas y cangrejos de tierra, el espejo empañado y la cara de Eloise reflejada en él, creando una imagen de decadencia y negligencia. La escena nocturna en el hotel se complementa con sonidos, como la música de la orquesta, los pasos y susurros, así como los ruidos íntimos y quizás incómodos provenientes de otras habitaciones.
El mar y los barcos (imagen visual)
“Un velero grande precioso, con la cubierta de teca. Sobresalía poco del agua. Desplegábamos los sacos de dormir, poníamos la radio baja, comíamos bocadillos y tomábamos cerveza. Más tarde bebíamos whisky. Hacía fresco y olía a mar. Alguna vez la bruma escampó y vimos las estrellas. La mejor parte era cuando los grandes buques japoneses cargados de coches entraban por el estuario. Como rascacielos en movimiento, todos iluminados. Barcos fantasma que se deslizaban sin hacer ningún ruido. Levantaban olas enormes, silenciosas, que nos mecían antes de romper. Nunca había más de una o dos siluetas en las cubiertas. Hombres solos fumando, mirando hacia la ciudad con ademán inexpresivo".
La escena en el mar se pinta con imágenes de un velero grande, la cubierta de teca, la bruma, las estrellas y los grandes buques japoneses cargados de coches. La descripción evoca una sensación de serenidad y majestuosidad, especialmente al observar los barcos japoneses iluminados en el estuario.