El uso del pañuelo (Ironía situacional)
En 1980, el uso del pañuelo es impuesto como obligatorio por el régimen islamita. En la página 7 del Tomo I, aparece una viñeta con una clara ironía situacional: las niñas, en lugar de utilizar el pañuelo como se debe, lo utilizan para saltar la soga, lo anudan en el cuello de una compañera y juegan a que está siendo ahorcada, se tapan la cabeza y juegan a ser el monstruo de las tinieblas, etc.
Esta es una ironía situacional, ya que sucede algo muy diferente a lo que se espera que suceda. En este caso, la ironía sirve para demostrar que las imposiciones religiosas islamitas no tienen ningún tipo de asidero en las niñas. El uso del pañuelo no es comprendido por ellas dentro del marco religioso, sino que simplemente lo utilizan para jugar.
El falso mártir (Ironía situacional)
Durante el proceso revolucionario para derrocar al sha, el padre de Marjane va a una manifestación a tomar fotos. En la manifestación, la gente comienza a sacar cuerpos del hospital de personas asesinadas por el ejército del sha y llevarlos en sus hombros, exaltando su cualidad de mártires. Sin embargo, uno de los cuerpos que sacan del hospital y es aclamado como mártir es, en realidad, el de un hombre que, tal como lo informa la viuda, murió de cáncer y no por luchar contra el sha.
La ironía tiene lugar cuando, en lugar de que los manifestantes hagan lo lógico (devolver el cuerpo al hospital), deciden que el señor que murió de cáncer también fue víctima del régimen del sha y, por lo tanto, es un mártir. Esta ironía demuestra que el fanatismo de los militantes en contra del sha llega a excesos ridículos con tal de condenar su reinado y lograr que este renuncie.
La presencia del diablo (Ironía dramática)
Tras el derrocamiento del sha, los padres de Marjane pretenden que en la casa no se hable más de él. El padre propone entonces: "Bueno, hablemos de otras cosas. ¡Disfrutemos de la libertad", y la madre responde: "¡Ahora que el diablo se ha marchado"! (Tomo I, p. 47).
Sin embargo, en el marco de la viñeta que rodea a los personajes hay una especie de serpiente-dragón, con cara diabólica, que mira fijamente a los Satrapi. Es decir, el diablo está allí, al acecho; no se ha marchado.
La ironía dramática suele aparecer solamente en el teatro. Sin embargo, esta situación tiene la característica fundamental de la ironía dramática, que consiste en que el lector (o el espectador en teatro) sepa alguna información que los personajes no saben y que conduce a estos a cometer algún tipo error o equívoco. En este caso, al lector se nos augura que los Satrapi están equivocados mientras ellos se mantienen optimistas.
La provisión de arroz (Ironía situacional)
Cuando Irán entra en guerra con Irak, el régimen impone un racionamiento estricto de alimentos. Cada persona puede comprar solo lo justo y necesario para evitar el desabastecimiento.
Marjane va con su madre al supermercado. Allí hay dos mujeres peleando por un paquete de comida. La madre de Marjane las acusa de no ser civilizadas, y afirma: "¡Si cada uno se quedara solo con lo que necesita habría para todos!" (Tomo II, p. 19). Sin embargo, en la siguiente escena, pese a que ya han comprado dos paquetes de arroz, la madre de Marjane afirma: "Iremos a la tienda de al lado a por más. ¡Nunca se sabe!" (Ídem).
La ironía situacional radica en que la madre de Marjane realiza algo absolutamente opuesto a lo que se espera de ella tras haber dado ese discurso moral a las mujeres en el supermercado.