Ambición
Procedente de un entorno humilde, Julien se sentía impulsado a conseguir más de lo que su padre había logrado, que para él no era nada. Idolatraba a Napoleón y por eso quería estar en el ejército como él, aunque estar en el ejército ya no era lucrativo. La carrera lucrativa en ese momento era el trabajo en la iglesia. Julien está dispuesto a soportarlo todo para llegar a lo más alto, hace tres años de estudios de teología y se prepara para el sacerdocio aunque no tiene vocación ni pasión por ello. Se le ve inteligente y se desenvuelve bien en sus funciones pasando de ser tutor particular a sacerdote en formación y finalmente a secretario personal de una familia adinerada que casi le saca la lotería. En una ocasión, el marqués de la Mole le envía a una misión que pone en peligro su vida, pero lo hace porque está decidido a llegar a lo más alto. Julien no tarda en aprovechar la oportunidad de casarse con la hija de su jefe cuando ésta muestra interés por él. Sabe que es la oportunidad perfecta para hacerse rico y ganarse el respeto de la gente por primera vez en su vida. Es su exceso de ambición lo que le lleva a la muerte cuando las cosas no funcionan como había imaginado.
Hipocresía
Julien detesta la hipocresía de la sociedad parisina, en la que todos son pretenciosos y solo son amables cuando les beneficia. Habían normalizado el casar a sus hijos solo con los ricos. Estaban muy obsesionados con el dinero, la riqueza y la aceptación.
Julien, que no procedía de una familia rica, ansiaba este tipo de aceptación y estaba dispuesto a entrar en el juego. Pirard dimite, cansado de toda la hipocresía de la iglesia. El sacerdocio, que es una carrera tan santa y piadosa, requiere devoción y verdadera dedicación, pero Julien se une a ella para ascender en la escala social. Se convierte en el mismo hipócrita que odiaba cuando llegó a Francia. Hace que Mathilde se enamore de él para heredar la riqueza de su padre. Julien se convierte en un hipócrita en su afán por ser aceptado en una sociedad que solo favorece a los ricos.
Amor y engaño
Tanto el amor genuino como el amor falso están implícitos en la narración. Madame de Renal y Julien se enamoran a pesar de que la primera está casada. Julien demuestra su amor cuando regresa antes de ir a Francia, arriesgándose a que le pillen para comprobar que Madame de Renal está bien. Mathilde, la hija del jefe de Julien, se enamora de él, aunque de forma unilateral, ya que Julien tiene la intención de enriquecerse con su matrimonio. Madame de Renal se siente engañada cuando se entera de que Julien se va a casar y sabotea su boda. Ambas mujeres luchan por él cuando Mathilde soborna para sacar a Julien de la cárcel y Madame de Renal se niega a testificar contra él. Gracias a estas acciones, Julien se da cuenta de que sigue enamorado de Madame de Renal. Mathilde incluso le construye un santuario para honrarlo, mientras que Madame de Renal muere de angustia mostrando cómo la muerte de su amante la afectó enormemente.
Las clases sociales
La sociedad francesa era rígida durante el siglo XIX. Los ricos explotaban a los pobres para obtener sus ganancias. Julien, que procede de una familia pobre, pasó su juventud de una familia rica a otra ofreciendo sus servicios como tutor y secretario. La explotación de los pobres por parte de los ricos queda en evidencia en Rojo y negro cuando Julien arriesga su vida para entregar una carta a un hombre peligroso mientras trabaja para el marqués de la Mole.
Los ricos no tienen en cuenta a los pobres, por muy inteligentes que sean, como en el caso de Julien, que era considerado socialmente inferior. La clase social alta francesa se caracteriza por su obsesión por la riqueza, el dinero y la aceptación. Solo se casaban con los ricos, como se ve en el caso del marqués de la Mole, que tiene que dar riqueza a Julien para que se case con su hija. Julien tiene que abrirse paso en la escala social para ser aceptado porque no había honor en la pobreza.
